De algún tiempo a esta parte

«No quiero que me consuele nadie», dice la protagonista De algún tiempo a esta parte, un monólogo desconocido de Max Aub que ya se califica de «formidable» y que se estrena en el Teatro Español de Madrid.

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Cartel «De algún tiempo a esta parte»

Estamos en 1939, a caballo entre dos conflictos bélicos y Emma es una mujer austriaca atrapada entre ambos que paga en sus huesos el precio de la unificación (Anchluss). En la guerra civil española perdió a su hijo y antes de que empezara la Segunda guerra mundial, perdió a su marido y tuvo que salir de su casa.

Una casa donde ahora limpia para otros más afortunados que la habitan, mientras recuerda lo que fue su vida en ella con su marido y con su hijo.

El marido era un modesto tendero que sin embargo le podía comprar un abrigo de piel, el abrigo que aún lleva puesto cuando entra en escena. De su hijo le queda la duda de si fue o no fue de «ellos», pues murió en España durante la República. «Ellos» son la ideología que ha acabado con ella en la calle y con su marido muerto «por llevar esa sangre en las venas».

Son judíos, se entiende, y el monólogo de Emma, a pesar de volver una y otra vez al punto de partida, no resulta en absoluto repetitivo: su marido, que no se metió jamás en política; su hijo de apenas 20 años muerto en tierra española, ¿sería de «ellos»?; su casa, que ya habitan otros que la miran con altanería y recelo.

No es, no resulta nada repetitivo su monólogo y a veces en cambio resulta profético cuando dice, por ejemplo, «dicen que la guerra está aún por llegar». O cuando habla de que un portero, no ya un policía, un portero le puede prohibir el paso al propietario simplemente porque ahora está al servicio de «los otros».

Ahora ni siquiera hace ya falta eso. Todo vale cuando se desata la locura y Emma vio -y no puede olvidarlo, porque el odio la mantiene viva- el regocijo de la gente en la calle al ver arder la sinagoga en Viena mientras un hombretón es aplaudido por golpear a muerte a un judío sólo porque sus ojos brillaban de terror y un poco más allá un caballero atildado hundió su bastón, entre los plausos de la ciudadanía, en un ojo del muerto…

Escena de Carmen Conesa en «De algún tiempo a esta parte»

 

Carmen Conesa acierta plenamente en el papel de Emma y con los figurines que luce añade un valor dramático a sus palabras muy por encima de lo que se podía esperar. Lo que se dice «el arte del vestido al servicio de la verdad». Ni una palabra sin estremecernos, tal es la intensidad de los recuerdos que componen este monólogo arropado también por músicas y sonidos (gritos en español a lo lejos, más cerca en algarabía, explosiones de carga, temblores de tierra) y la fuerza que la impulsa a ella a mostrarnos los horrores del totalitarismo.

Arropada y desnudada a la vez por esos vestidos que se va quitando ante nosotros y que van del lujo al harapo porque responden muy bien a su calidad de fugitiva de su propia casa «con lo que encontró a mano» pero que obedecen a un diseño y una fabricación majestuosos, oímos al mismo tiempo, en el sótano que habita y repasa y refriega para quitarse el frío, cómo van cayendo las gotas de lluvia que le llenan el cubo y que al mismo tiempo le recuerdan los huesos fríos y calados de sus dos amores, muertos y enterrados, el uno en España, el otro Dios sabe dónde, agua que le servirá de purificación.

Porque Emma es católica y cree por encima de todo, no dice como otras víctimas «yo ya no creo en Dios», pero nadie le puede dispensar de odiar porque es el odio a este estado de cosas que acabó con ella lo que la mantiene con vida. El odio es su alimento y el odio se alimenta de los recuerdos, aunque Emma ya presienta que lo peor está aún por llegar. «Max Aub -advierte Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del Teatro Español- ha incomodado a todos, y sigue siendo incómodo

Para Ignacio García, este texto es «una función formidable», y añade que «es una aberración que no forme parte del repertorio teatral en España y América». Le apoya Pérez de la Fuente, quien asegura que la única razón de que no se haya hecho antes este monólogo es que España es un país «mezquino y olvidadizo»

  • Título: De algún tiempo a esta parte
    Autor: Max Aub
    Actriz: Carmen Conesa
    Director: Ignacio García
    Figurinista y confección del vestuario: Lorenzo Caprile
    Escenografía: Nicolás Bueno
    Espacio: Teatro Español -Sala Margarita Xirgu
    Fecha: 30 de enero hasta el 6 de marzo de 2016
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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