Amnistía Internacional denuncia ataques químicos en Darfour

Apoyándose en imágenes de satélites, más de 200 entrevistas con víctimas y el análisis, por especialistas, decenas de imágenes de bebés y niños con atroces heridas, el 29 de septiembre de 2016 Amnistía Internacional (AI) ha presentado un informe titulado “Tierra quemada, aire envenenado” [1], en el que indica que, desde enero de 2016, se han producido al menos treinta ataques químicos en Darfour.

Localización de la zona de Darfur en Sudán

Se trata de una zona situada en el Sudán occidental que limita con la República Centroafricana, Tchad, Sudán del Sur y Libia, en la que coexisten tribus nómadas y sedentarias, inmersa desde 2003 en una guerra civil que enfrenta a las tribus “árabes” y las tribus “negro-africanas” que no hablan árabe, y que ha causando decenas de miles de muertos y al menos un millón de refugiados (Fuente: Le Monde diplomatique); el más reciente de los ataques ocurrió el pasado 9 de septiembre.

Los ataques químicos habrían tenido lugar con el telón de fondo de la ofensiva militar, iniciada en enero de 2916 por las fuerzas sudanesas en Jebel Marra contra el Ejército de Liberación de Sudán /Abdul Wahid (ALS/AW), acusado de tender emboscadas a convoyes militares y atacar a civiles.

Cuando aterrizó (la bomba), primero hubo llamas y luego un humo espeso.[…] Inmediatamente tuve mareos y vómitos […] Mi piel no es normal. Tengo dolores de cabeza, incluso aunque tome medicinas […] El bebé no se recupera […] tiene la piel hinchada […] tiene heridas y ampollas […] Me han dicho que mejorará […] pero no lo veo.
(Declaración de una madre sudanesa de 20 años).

Resulta difícil encontrar palabras para describir la amplitud y la brutalidad de los atques. Las imágenes y los vídeos que hemos visto en nuestra investigación son realmente impactantes : en uno, un niño grita de dolor antes de morir ; en muchas fotos aparecen niños que no pueden respirar o que vomitan sangre, sostiene AI.

Sufrimientos inimaginables

Difícilmente puede alguien imaginar los efectos de esas substancias químicas cuando entran en contacto con la piel. Las armas químicas están prohibidas desde hace décadas porque el sufrimiento que causan es injustificable, sean cuales sean las circunstancias. No se puede ignorar el hecho de que el gobierno sudanés está utilizándolas con frecuencia contra su pueblo, y exige una actuación de la comunidad internacional.

A los supervivientes de los ataques , en los días y semanas siguientes les aparecen problemas gastrointestinales, vómitos y diarreas con sangre; ampollas y erupciones cutáneas que endurecen y cambian de color; problemas de la vista y dificultades respiratorias, que son la causa de muerte más frecuente.

Cayeron varias bombas cerca del pueblo y en las colinas […] La mayoría de mis hijos han enfermado al respirar el humo […] El día del ataque vomitaron y tuvieron diarrea, tosían mucho […] la piel se les ha oscurecido como si estuviera quemada. (Palabras de una madre del pueblo de Burro).

Muchas víctimas han dicho a los investigadores de AI que no consiguen medicinas y se están curando con una mezcla de sal, limón verde y hierbas locales.

Síntomas desconocidos

Un hombre que ya en 2003 ayudó a cuidar a las víctimas del conflicto en Jebel Marra, y que ahora cuida a muchas personas de su pueblo, y de los pueblos vecinos, ha manifestado que es la primera vez que se encuentra con algunos de los síntomas. De entre sus enfermos, diecinueve personas fallecieron en el mes siguiente al ataque tras experimentar importantes en la piel : alrededor de la mitad tenían heridas que se colorearon de verde, y a los otros se les caía la piel a tiras de unas llagas purulentas.

Tierra quemada, violaciones masivas, homicidios y bombas… los crímenes cometidos ahora en Darfour son los mismos que en 2004, cuando el mundo se enteró de lo que estaba ocurriendo en esa región perdida del mapa africano que se encuentra atrapada en un terrible engranaje de violencia desde hace trece años. En este tiempo, no ha cambiado nada salvo que el mundo ha dejado de interesarse.

En los ocho meses transcurrido desde el comienzo de la ofensiva gubernamental contra ALS/AW, Amnistía Internacional ha recibido testimonios de decenas de casos en los que las fuerzas gubernamentales han elegido deliberadamente como objetivos a civiles y propiedades de civiles. Durante ese tiempo al menos han destruído 165 pueblos donde, en el momento de los ataques, no había presencia algunas de fuerzas rebeldes.

Optando por el recurso a las armas química, el ejército sudanés, que lleva cometidas numerosas violaciones del derecho internacional contra los civiles de Darfour, da un paso más en la ignominia ; y el gobierno demuestra una arrogancia inédita frente a la comunidad internacional, sostiene AI.

Ante el drama que se vive actualmente, AI pide al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que con urgencia ejerza presiones políticas sobre el gobierno sudanés para que autorice que las organizaciones humanitarias y los soldados encargados del mantenimiento de la paz (¿?) puedan acudir en auxilio de poblaciones aisladas, como la de Jebel Marra; que garantice que el embargo de armas se respete estrictamente y se extienda al resto del país, y que investigue el uso de armas químicas

Enlaces:

  1. Informe “Tierra quemada, aire envenenado
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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