Asfalto 2014. El color de lo invisible

Asfalto, la mítica banda madrileña de Vallecas que ya ha cumplido 42 años sobre los escenarios, acaba de presentar nuevo disco.

caratula-Asfalto-color-invisible Asfalto 2014.  El color de lo invisible“El color de lo invisible” se llama la criatura, y es una celebración del hecho de seguir vivos aquí y ahora, con fuerzas para mirar hacia adelante y crear. Un disco que pretende ser cifra y compendio del espíritu Asfalto, pero que, por encima de todo, es un trabajo cuidadísimo con el que la banda demuestra su total y absoluta vigencia, así como su capacidad para seguir contando e interviniendo en el mercado musical.

Y lo ha hecho por todo lo alto, en la sala Manuel de Falla de la SGAE (Madrid), que ese día (11 de septiembre de 2014) se llenó de rockeros viejos y nuevos. Y no sólo de rockeros, sino también de amantes del pop y otros estilos musicales antiguos y modernos, que una de las características de las que puede presumir Asfalto es precisamente su carácter ecléctico.

Algo que echa de menos su líder y alma mater Julio Castejón en el panorama musical actual cuando se queja de que los festivales se han especializado tanto que se añora aquella mezcla de estilos y géneros con los que “el público rockero descansaba oyendo a otras bandas -como si de entremeses teatrales se tratara- antes de seguir con lo suyo.” (Risas). “Nosotros somos rockeros, sí, pero si me preguntan por el pop, soy el que más ama el pop, y por la música indi, soy el más independiente de todos y no hay nadie que se mire las alpargatas como yo.”

Alfalto, en efecto, siempre fue por libre, ajeno a fórmulas, pensando siempre en entregar nueva creación antes que en recrear nostálgicamente el pasado.

El color de lo invisible, compuesto por 11 canciones, es buena prueba de ello. No se recrea en lo ya hecho sino que avanza nuevos contenidos cercanos a la actualidad manejando una paleta de colores que sólo el gusto de unos músicos excelentes ha podido cuajar con tal maestría.

Para curarse de toda tentación unitaria, Julio Castejón (líder, cantante, creativo de la banda, teclados, guitarra) ha escogido a su hijo -y componente más joven de la banda- como productor: “Buscaba a alguien que, a la hora de sentarnos a una mesa a discutir, fuera capaz de llevarme la contraria.” “Y me la llevó más veces de las que yo quería.”

Pau Castejón, en efecto, no está en la banda por ser hijo de, sino por ser un gran compositor y un músico excelente y multinstrumentista. Los otros 3 componentes son: Arturo García, batería de la banda, toda una leyenda; José Agustín Guereñu “Gere”, bajista, un grande del instrumento; y Nacho de Lucas, el teclista, último llegado al grupo.

Han grabado un video con una de sus canciones, Días de escuela, primoroso y cuidado como todo lo demás, que nos pasan al acabar el turno de preguntas.

Al lanzamiento del disco le irá pareja una gira de conciertos por teatros y festivales que ya tiene fechas y ciudades. Dice Asfalto que ama sobre todo los teatros clásicos para empezar, como el municipal de Zamora que marcará el inicio de la gira nacional e internacional, porque en él los registros bajos de voces e instrumentos que son la enseña de Alfalto, de sus canciones preciosas y cuidadísimas, se captan mejor que en los grandes y mucho mejor que al aire libre, sin desdeñar, por supuesto, la actuación posterior en festivales ante un público con otras aspiraciones y otras prioridades estéticas. Por algo hace gala de su carácter ecléctico, Asfalto.

Hay, en fin, como proyecto “cosas muy bonitas en ciernes de las que es mejor no hablar todavía, no sea que se estropeen”. Las preguntas eran infinitas y el vino de honor para los amigos aguardaba abajo, en las galerías de palmeras de la SGAE. La cola para la firma de discos, inacabable. Mucho éxito para Asfalto.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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