El Polyforum Siqueiros en manos de la Unesco

A primeros de 2014 se pusieron en marcha las alarmas para avisar de que la mayor muestra del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, ubicada en la capital mexicana, estaba en peligro debido a que la familia Suárez, propietaria del edificio que la acoge (el Polyfoum), aseguraba no tener dinero para mantenerlo.

polyforum-siqueiros-panoramica El Polyforum Siqueiros en manos de la Unesco

siqueiros-autorretrato El Polyforum Siqueiros en manos de la Unesco

Como un monumento sublime al genio humano, pero solo y en mal estado, el Polyforum Siqueiros veía su destino cruzado e incierto desde que se descubrió el fin que le esperaba. Esto no fue debido a la casualidad, ni al paso del tiempo, si no a la pretensión de sus dueños de desarmarlo y “trasladarlo”, al menos unos metros, para hacer en su lugar una faustuosa torre que garantizara el futuro económico familiar por décadas.

El deterioro de todo el edificio es producto de la desidia de sus dueños, al utilizar el recinto como “productor de ganancias” por décadas, sin invertir en su mantenimiento ni una décima parte de lo que le sacaban.

Pero el día 3 de abril de este año su destino cambió. Ese día, ese jueves de la primera semana de abril, a las doce del mediodía, en una conferencia de prensa en el Senado de la República, la Fundación Conciencia y Dignidad le pidió formalmente al Senado que exhortara al Poder Ejecutivo Federal para que hiciera los trámites frente a la Unesco a fin de que el edificio fuera catalogado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Ese día, insisto, el destino del Polyforum Siqueiros cambiaría para siempre. A partir de ahí comenzaría un nuevo derrotero en defensa del recinto por parte de distintas organizaciones sociales, que incluyeron artistas, muralistas y personalidades públicas, lideradas por la Fundación Conciencia y Dignidad. Ese 3 de abril, la fundación convocó a un primer “abrazo” al Polyforum Siqueiros para el día 17 de mayo que se desarrolló con total éxito. A la vez, organizó un segundo “abrazo” para el 30 de mayo. Estos tres movimientos de ajedrez pusieron al Polyforum en el centro de la escena social, y captaron la atención de las autoridades.

Finalmente, el pasado 17 de septiembre, el Senado de la República aprobó por unanimidad la propuesta de Conciencia y Dignidad del 3 de abril: pedirle a la Unesco que lo declare Patrimonio de la Humanidad.

En lo personal tengo que decir, con gusto y con honor, que participé en esa primera conferencia del Senado de la República, que hoy considero histórica, y que sirvió para poder elevar a estatus internacional el Polyforum, dejándolo a salvo de las ambiciones de quienes anteponen el interés material a la preservación del patrimonio cultural.

Me cuentan desde la Fundación Conciencia y Dignidad que me invitaron porque necesitaban gente comprometida, pues se trataba de dar un primer paso, pero que eran imprescindibles muchos más. Y que, pasara lo que pasara, había que seguir adelante para rescatar estos murales de las fauces de los codiciosos. El trabajo ha sido ímprobo, pues también ha habido que lidiar con quienes vieron en esta lucha una oportunidad de brillar, de hacerse un nombre, de subir peldaños, de alcanzar metas. Algunos se quedaron en el camino prisioneros de su inoperancia y malas artes.

Pero el Polyforum se ha salvado. La Cámara Alta ha aprobado por unanimidad solicitar su protección, lo cual representa un grandísimo logro para una ONG o una fundación, un logro que muchas veces es difícil hasta para un senador. Sin embargo, Conciencia y Dignidad, con su tesón, lo ha logrado.

Aún hay trabajo

Ahora, junto al Club de Periodistas de México, va a poner en marcha una campaña a nivel nacional e internacional, a partir del 22 de noviembre, para apoyar la gestión gubernamental ante la Unesco para que el Polyforum sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Algo que, según han afirmado los mismos senadores, constituye sin duda un orgullo para México.

Un orgullo que hace mucha falta difundir, pues las noticias referentes a la barbarie ocurrida con los 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, ensombrece cualquier otro trabajo en pro del país, y deja en evidencia la ingobernabilidad de algunos Estados, la inseguridad en la que viven los mexicanos, y la poca eficacia de los investigadores. Y el horror en forma de fosas y restos que el mundo entero ve espantado menos las autoridades.

Volviendo al Polyforum, si bien su destino no está sellado, ni sus problemas resueltos, la aprobación de la propuesta de la Fundación Conciencia y Dignidad por parte del Senado tiene un peso político enorme. Tan enorme, que habría que preguntarse si, después de la decisión del Senado, existe algún funcionario del Gobierno del Distrito Federal que se atreva a otorgar a sus dueños el tan deseado permiso de construcción de la torre. Apostaría a que no.

Por otro lado, el Gobierno del Distrito Federal, después de la aprobación de esta propuesta, y como el que no quiere la cosa, ha hecho saber que ahora sí, ahora de verdad, lo va a declarar Patrimonio Urbanístico de la Ciudad de México y nadie podrá moverlo. Lástima que desde que comenzó la batalla hasta ahora, el Jefe de Gobierno (alcalde), el señor Miguel Ángel Mancera, haya coqueteado con los dueños del Polyforum dejando congelada dicha declaración. Está claro que no le ha quedado más remedio que salir al paso porque se ve políticamente comprometido.

Dichosa política. Y dichosa ambición. En nombre de las dos ha estado a punto de perecer un legado único en el mundo. Pero se abre un nuevo periodo con muchos claros y pocas sombras. El Club de Periodistas de México, una entidad con un enorme prestigio en el país y en el exterior, será el soporte para la campaña internacional que Conciencia y Dignidad pondrá en marcha a partir del 19 de noviembre. Si ambos me lo permiten, seguiré colaborando.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en general, de la mano de una publicación para profesionales, un buen día nuevos derroteros la llevaron al mundo de la política, pero sin dejar la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la solidaridad, a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después dejó España y se instaló en México. Allí comenzó a publicar en el periódico México Inteligente, donde tuvo su propia columna. Posteriormente, colaboró con el Periódico de Puebla y con revistas literarias, donde editó poesía. Un buen día contactó con Periodistas en Español, medio que le permitió relatar a los españoles lo que sucedía en el país azteca, así como describir las maravillas de su naturaleza. Tras siete años de estancia en México, a mediados de 2018 regresó a España. Actualmente sigue los avatares mexicanos y continúa contándolo en Periodistas en Español.

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