Festival de Fado en Madrid

Durante tres días en Madrid, la sala Roja de los Teatros Del Canal se ha impregnado de la belleza del Fado, esa música que no se parece a ninguna otra, música que, al decir de muchos, es la verdadera esencia del alma portuguesa. Los fadistas Raquel Tavares, Gisela Joao y Camané han presentado sus últimos trabajos discográficos y han dejado la estela de sus huellas, tan distintas, tan personales, tan intensas en la capital del Reino.

El festival dio comienzo con Raquel Tavares, quien presentaba canciones de su última grabación, Raquel, en el que se funden fado y artista en un solo ser muy singular. Dice ella de estas músicas y letras, que son intemporales, que vienen del mismo corazón del fado, de Alfama, que es la cuna del fado lisboeta.

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Raquel Tavares

Raquel Tavares estuvo acompañada de los dos instrumentos históricos del fado, la guitarra portuguesa, que tiene su precedente europeo en la zítara y que en las manos de André Días suena angelical.  Bernardo Viana puso alma a la viola de fado, asimilable a la guitarra española. Y también Daniel Pinto al bajo acústico, y en la percusión Frederico Ferreira.

Raquel, considerada una de las mejores voces del fado contemporáneo, es también una auténtica maestra en cómo llenar en todo momento el espacio escénico con su glamour, su constante contacto con el público en español –ella cuenta de tuvo abuelos sevillanos-, su sabiduría moviéndose por la escena,  su saber poner en valor a sus instrumentistas acercándose o sentándose ya al lado de uno o de otro. Derrocha simpatía y cercanía con su público; ella es la diseñadora de una iluminación sensacional, otro reflejo de su exuberante personalidad.

Con su hermosa voz de contralto va desgranando cantos de la vida, de la amistad, del amor y el desamor, de la ciudad y del océano, de las cosas cotidianas, de las celebraciones populares, a ritmo de tango, de vals, de bolero a dúo con el guitarrista, en español el tango Volver y como obsesionada por un regreso, también en español Y volver, volver, volver y de nuevo en portugués No esperes mi regreso. Comenta con el público sus canciones, Querer a quien nos quiere, porque no sabemos lo que pasará mañana, canta a su amor lejano, dice ‘cuando cantamos fado nos olvidamos de nosotros mismos’, va dejando ráfagas de alma portuguesa, llegan cantos alegres, que hablan de un niño con camisola verde, de un corazón vagabundo, una canción dedicada a un amor y de pronto se va hacia la batería y ella es la percusionista que por unos minutos pone el énfasis a su canto. Tradiçao, es una despedida dedicada a su maestra, llena de saudade.

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‘El fado no es triste, es intenso’, y es verdad. Raquel está dando una clase magistral de técnica vocal en los distintos ritmos del fado con la hermosa densidad de esa voz que nació para  sentir el fado como algo que da sentido a su vida, que hace latir su corazón desde antes de ganar a los doce años en el concurso  ‘A grande noite do fado’. La primera de catorce victorias. Ha rendido a sus pies a toda Europa, América Latina, Estados Unidos, China, Australia. Fascina y seduce por festivales del mundo, tanto con el fado clásico enraizado en la tradición más profunda, el espejo más fiel del alma portuguesa como en el reflejo del presente, siempre esencia, siempre respetuoso con la tradición.

Toda una referencia.

Gisela Joâo, la chica de Barcelos

Si hay dos símbolos que representen a Portugal internacionalmente, éstos son el fado y el Gallo de Barcelos, una de tantas leyendas del Camino de Santiago. Ahí nació Gisela Joâo, al norte del país, la mayor de siete hermanos en una familia humilde. A los siete años, un fado de Amalia Rodrigues que sonaba en la radio mientras fregaba la vajilla la marcó, como si hablara de ella: “Si mi alma cerrada se pudiera mostrar,/ y lo que yo sufro callada se pudiese contar, /toda la gente vería lo desgraciada que soy, cuando finjo alegrías y cuando lloro cantando”.

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Gisela Joao

Trabajo, mucho tesón y casualidades la llevaron primero a Oporto y finalmente a Lisboa, trabajando para sobrevivir, porque ‘en Portugal para un artista es difícil vivir de su trabajo. Un primer disco en 2013, el segundo en 2016 un superventas, el que presenta esta noche en la Sala Roja del Canal: Nua, Desnuda.

Y esta chica bajita a la que engrandece su voz a la que algunos han querido comparar con la de Amalia Rodrigues, pero ella dice que no quiere ser Amalia, amante de la poesía, dice que sus fados son poemas de amor, de vida y niega la tristeza del fado, lo cambia por intensidad. Y ella es intensa, de voz muy potente, que a menudo se vuelve íntima. Su puesta en escena es austera, con pocos cambios lumínicos, sillas fijas para sus instrumentistas Ricardo Parreira a la guitarra portuguesa, Nelson Aleixo a la viola de fado y Francisco Gaspar al bajo acústico. ‘El fado es así, no quiero ponerle más adornos, le basta con lo que expresa, que tiene mucho de pequeña historia de este país.’ También gusta de comunicar a su público lo que va a cantar, ‘en portuñol’, pero se comunica bien.

Nua se publicó en noviembre del año pasado y ya ha hecho un exitoso recorrido. Es una mezcla de clásico, tradicional y actualidad lleno de vida, con canciones con las que Gisela se identifica, se siente, encuentra fuerza, emociona. Y así va poniendo voz a Fado para esta noche, Hay palabras que besan, El señor extraterrestre, Las rosas no hablan, Sombras del pasado, Naufragio, Mi aldea, El mundo es un molino, Laberinto en el que no soy nada, Cuando los otros te golpean yo te beso, Noche de San Juan, Aquella noche de enero. Y en español, una versión maravillosa de Llorona, en la que pone toda la emoción de que es capaz, que no es poca. A mitad del concierto se descalza, se transforma en la niña que fue, ahora vestida de modelazo de minifalda. Siguen cantos de alegría que ella también baila y para terminar, para poner la guinda, se sumerge en una intensa nostalgia.

Dice que no ha venido mucho por España. Ojalá vuelva pronto y muchas veces. Bajita y grande, muy grande, muy joven, con un mundo de canciones por delante.

Camané, el Sinatra del fado

Tiene una de las voces masculinas más bonitas, mejor timbradas y limpias que puedo recordar y una técnica vocal que refleja años de trabajo. Este es Carlos Manuel Moutinho Paiva dos Santos Duarte, más conocido como Camané. Lisboeta de Oeiras, cincuenta años, ganador de la Grande Noite do Fado con veintidós, diez discos publicados, el último de 2015 que presentó en la Sala Roja del Canal el domingo 2 de julio 2017, Infinito Presente, produciendo en la audiencia oleadas de emociones.

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Camané cartel de Infinito Presente

La voz de Camané, el Sinatra del Fado, da para todo lo que quiera y él se proponga y así viene demostrándolo con la enorme versatilidad de sus canciones. Ha actuado de crooner, chansonnier, canzonetista, cantante de boleros, bossa nova, así que canta en inglés, francés, italiano, español y portugués brasileiro. Su repertorio en inglés va desde los clásicos de Broadway hasta los Beatles; en francés ha rescatado a Jacques Brel,  Charles Trenet, Charles Aznavour, Serge Gainsbourg y el clásico de Françoise Dorin y Eddie Barclay Que c’est triste Venise. En 2007 partícipó en la película de Saura, Fados, junto a Mariza, Carlos do Carmo y Miguel Poveda, otro versátil de tronío.

Desde 2011 el fado es Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Fernando Pessoa lo definió así: El fado no es alegre ni triste. Formó el alma portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo. El fado es la fatiga del alma fuerte, la mirada de desprecio de Portugal al Dios en que creyó y que también le abandonó.

Pero vayamos a la inolvidable noche del domingo pasado, dedicada enteramente al fado, en buena parte dedicados a Lisboa, a Coimbra, al fado con ritmo de tango, de vals, hasta de jota, en su mayoría solemnes, intensos, cantados con tal sentimiento que el corazón pega saltos en el pecho, la piel se enfría con el erizado del vello.

Camané empezó a cantar antes de aparecer en escena físicamente, apareció el sonido de su voz que puso en silencio a toda la sala. Sonaba su voz, se escuchaba el silencio. Eso ya bastó para crear un ambiente de inmersión en la más pura esencia del alma portuguesa. Eso ya crea sensaciones a nivel físico.

Sus acompañantes: José Manuel Neto a la guitarra portuguesa; Carlos Manuel Proença a la viola de fado y Paulo Paz al contrabajo.

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Camané con sus instrumentistas en un concierto de Infinito Presente

Se dice que el fado y la vida se fusionan y que Camané y el fado son una fusión de rara sensibilidad musical, de voz única en este arte. Una voz única para unas músicas con personalidad propia, distintas, que a ninguna otra música se parecen. Otra forma de contar la vida, las historias cotidianas, los poemas de amor, las ciudades con raíces fadistas…

En Infinito Presente ya presentado en medio mundo, ¡hasta en Irán!, mejor disco del año 2016 en Portugal, superventas mundial, Camané canta con el alma, única forma de llegar a almas ajenas, varios hermosos fados dedicados a su ciudad, Lisboa, al fado mismo cuando canta Cuando o Fado Acontece, poemas de amor como Passaste por Mim o Ao correr da pena, Paraíso, Ai Miriam.

Canta en español El día que me quieras, una canción con múltiples versiones, pero la que acaba de crear aquí, esta noche Camané, hace historia. Y también canta, ¡cómo no! La canción que da título al álbum, Infinito Presente y cuando llega al final hace filigranas con un Poema al Fado en homenaje a uno de los más  grandes poetas portugueses, Luiz de Camôes, con una música preciosa puesta en la voz que ahora sale directamente del alma de Camané.

El cantadeiro como se dice en portugués, ha estado hora y media en escena sin interrupción, ¡sin beber agua más que una vez!, no ha habido pequeño concierto de cuerdas, él todo el tiempo ahí, superándose en cada canción, interactuando poco con el público, -lo suficiente- cantando como para sí, para su intimidad y en intimidad, como si estuviera en alguna pequeña Casa do Fado de Alfama o de Mouraria, solo para personas amantes del fado.

Extraordinario, humilde y universal Camané.

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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