“Gli sbandati” de Maselli, un clásico italiano inédito en Francia

De estreno esta semana en Francia, un clásico del cine italiano que vale la pena ver o volver a ver: “Gli sbandati” de Francesco Maselli, debido probablemente a los problemas que tuvo en Italia con la censura, paradójicamente esta ópera prima de Maselli es totalmente inédita en Francia.

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Les egares, en Gli Sbandati, cartel

Tamasa films la distribuye ahora, en versión restaurada, 60 años después de su estreno y éxito en el festival de Venecia en 1955, donde obtuvo una mención especial del jurado, en liza con “Le amiche” de Michelangelo Antonioni que se llevó ese año el León de plata.

“Gli sbandati”, que en francés han traducido por “Les egarés”, a no confundir con la película homónima de André Techiné, podemos traducirla al español como “Los extraviados”, aunque el término en italiano puede significar también “los perdidos” o “los inadaptados”. Se trata del primer largometraje de ficción de Francesco Maselli, quien en 1955, con 24 años de edad, tenía ya en su haber una interesante carrera de documentalista con obras como “Tibet proibito”, “Zona pericolosa”, “Bambini” o “Umbrelli”, y que había sido ayudante de dirección de dos grandes del cine italiano: Luchino Visconti y Michel Ángelo Antonioni.

En la filmografía de Francesco Maselli, más conocido como Citto Maselli, destacado representante del neorrealismo italiano, “Gli sbandati” forma parte de lo que podemos considerar como una trilogía sobre la juventud dorada de la gran burguesía italiana que busca liberarse del yugo social de sus orígenes. Una trilogía que completó años más tarde con “I delfini” 1960, y “Gli indiferenti” 1964, adaptación de la novela de Alberto Moravia, recordemos que el escritor había participado también en el guion de “I delfini”.

Con el apoyo en la producción de Luchino Visconti, “Gli sbandati”, con un guión de Maselli, Ageo Savioli y Eriprando Visconti, se rodó en condiciones de semiclandestinidad en la Villa Toscanini, en las cercanías de Trema. La censura del gobierno demócrata cristiano en la Italia de los años cincuenta, en plena guerra fría, hacía la vida difícil a los cineastas comunistas, como ese grupo de aristócratas que rodeaban a Visconti.

Para mejor comprender el contexto muy tenso de la época, cabe recordar que un cineasta como Alberto Lattuada y sus guionistas reescribieron cuatro veces el guion de “La Lupa” para evitar la censura. En esos años cincuenta el propio Vitttorio de Sica se vio obligado a titular “Milagro en Milán” esa célebre película que en su primera versión llevaba el titulo de “I poveri disturbano” (los pobres molestan).

Quince modificaciones fueron necesarias en el guion de “Gli sbandati”, para pasar a través de la censura, sobre todo cuando se trataba de alusiones a la colaboración con los alemanes: “Nos prohibieron incluso el alquiler de armas de guerra –cuenta Maselli para explicar la mala fe de los censores- y estuvimos obligados a fabricar armas de madera en una carpintería”.

En la mejor vena del neorrealismo italiano, “Gli sbandati” aborda con rigor documental y tensión melodramática el tema de la segunda guerra mundial, la resistencia y la colaboración de la gran burguesía italiana con el fascismo y con el nazismo alemán. La acción se sitúa en la casa de campo de una condesa italiana en el verano de 1943 en la Malga, en donde se ha refugiado lejos de los bombardeos que sufre la ciudad de Milán, poniendo a salvo las cosas que más aprecia: algunos valiosos muebles y su hijo, el joven Andrea, junto con su primo Carlo y un amigo de infancia, Ferrucio.

“Fue un verano caluroso el de 1943…” nos dice la voz en off del joven Andrea, que es el protagonista y narrador del relato. “Había traído mis libros, los discos de jazz que más me gustaban… Mamá había transportado al campo las cosas más preciosas que poseía en su palacio de Milán, yo incluido”. El tono de ese comienzo de la película es anunciador de la toma de conciencia y de las contradicciones que va a vivir su protagonista.

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Lucía Bose y Jean Pierre Mocky

A través de una historia de amor entre un joven aristócrata y una obrera refugiada, Maselli aborda el delicado tema de la lucha de clases en esa sociedad italiana desgarrada por la guerra y la derrota del fascismo.

Lejos del frente y del horror de la guerra los tres veinteañeros viven un verano agradable, bañándose en el río y pasando su ocio lo mejor que pueden esos momentos difíciles, mientras escuchan las noticias fragmentadas que llegan de Radio Londres. Pero un día los ecos de la guerra se hacen más precisos y llegan al lugar un grupo de refugiados que huyen de las zonas bombardeadas. Entre ellos la joven Lucía, de la que se enamora el joven y frágil Andrea.

Una secuencia de lograda emoción, que pese a haber sido filmada hace más de medio siglo, tiene todavía hoy una evidente lectura universal a la luz de la miseria de los refugiados de tantas guerras que llegan en nuestros días a Europa. Como Andrea en la película, toda Europa está enfrentada hoy también a esa opción entre egoísmo y generosidad.

Pese a la oposición de su madre, la condesa, el joven Andrea decide acoger en su aristocrática mansión a esa joven y a sus familiares. Se cierra así la primera parte del film, concebido en dos actos, para proseguir luego en ese mismo año de 1943, después del armisticio, con la rendición del ejercito italiano y con un país dividido entre las tropas aliadas por un lado y el ejercito nazi por otro.

Un grupo de soldados italianos fugitivos, que han escapado de un convoy alemán, llega al pueblo y son ayudados por Andrea y Carlo, su primo, que esta en contacto con la resistencia. Se va estrechando así la historia de amor imposible entre el aristócrata Andrea y la joven obrera Lucia, que conducirá a un trágico desenlace.

Excelente reparto de actores protagonistas: Andrea es el francés Jean Pierre Mocky, quien recién salía del conservatorio en París, antes de pasar a la realización en 1959. Ella es Lucia Bosé, Mis Italia 1947 y esposa del torero Luis Miguel Dominguín, cinco años después de iniciar su carrera en el cine con “Crónica de un amor” de Michel Ángelo Antonioni en 1950.

Entre los actores destaquemos la presencia de la gran diva del cine italiano Isa Miranda, en el papel de la condesa, y del joven Mario Girotti –futuro Terence Hill- quien había debutado en los años cincuenta y que después de este rodaje obtuvo un primer papel protagónico en “La vena del oro” de Mauro Bolognini.

Como el propio Jean Pierre Mocky y los italianos Giuliano Montaldo y Eriprando Visconti, varios de los participantes en esta película llegaron después a su vez a la realización. Cabe subrayar la brillante fotografía en blanco y negro del operador Gianni di Venanzo, quien ha acompañado con su talento y sensibilidad numerosas películas de Fellini, Antonioni, Rossi o Comencini, entre otros. La música es de Giovanni Fusco, fiel colaborador de Antonioni, y autor de músicas de películas como “Hiroshima mon amour” o “La guerre est finie” de Alain Resnais.

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Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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