Gracias, Ignacio Echeverría

Vivimos en un mundo convulso. En ese desorden que tanto caos nos cuesta, no nos paramos a leer lo que está sucediendo. Todo es más importante, más urgente que lo anterior, nada es relevante, o al menos, eso nos parece.Nadie tiene tiempo para departir con un café porque está pendiente quizá de subir la foto de la espuma del capuccino a las redes. No tenemos suficiente tiempo para perder, dicen los que saben y por ello hablamos de cifras; de muertos; de terrorismo; de odio; de rencillas. Esos sujetos que mueren en un bombardeo, otros que se ahogan en una lancha; muchos que han sido pillados por un loco que se inmola, y todos ellos, todos vosotros habéis sido la misma cosa, únicamente, víctimas del terror. Del horror en donde vivimos sin darnos cuenta de nuevo. En este mundo que acaba deprisa porque pasan los meses y no sabemos realmente qué cambiará porque por mucha tecnología que haya, seguimos sin vivir en paz. Pero contigo, Ignacio, todo ha sido distinto y me gustaría que lo supieras.

ignacio-echeverria-600x423 Gracias, Ignacio Echeverría

Tú has detenido a un país por un instante. Un país también convulso, no creas. Un país que ya no se reconoce ni a sí mismo porque aparte de ganar el Rolland Garros gracias al genio de Nadal y un poco, pero solo un poco cuando hablamos de fútbol, no nos unimos ni de casualidad. Somos varios países en uno, varias naciones y varias banderas. Hay rencillas desde la guerra civil y no logramos que exista otro modus vivendi, mal que nos pese. Y de repente tú, un ciudadano español que vivía en Londres ha llegado a ser noticia en cada rincón de España.

No has sido uno, no has sido ese, no has sido un número. Has demostrado que los valores que te inculcaron tus padres los has sabido llevar hasta la muerte; hasta tu muerte, hasta la muerte de uno que atentaba contra una mujer australiana que hoy estará contigo a pesar de que tú la defendieras. La vida se describe como tú la hiciste; así, sin pensar, solamente con la necesidad de ayudar al prójimo y como ejemplo de valentía a pesar de estar solo. Te ha dedicado una canción Sabina, el de 19 días y 500 noches, ¿recuerdas?; también eres San Ignacio para muchos, eres tantas cosas en estos días de sinrazón, querido Ignacio…

Tu trabajo también te permitía perseguir el blanqueo de organizaciones mafiosas y terroristas; esas que manejan los hilos del terror. Elegante, impecable, de educación exquisita ibas y venías a la city para luego deambular con tu monopatín desgastado en tus ratos libres vestido como un adolescente. Tu juventud, 39 años, te daba vida, mucha vida, quizá toda esa vida que tenemos por delante y que en un segundo de cordura, cuando puede más el corazón que la cabeza, se pierde. Eso te pasó a ti. Antepusiste tu lugar aquí para morir apuñalado por un majadero que usó lo más triste del ser humano; la sinrazón y la falta de cordura, lo más primitivo que podemos enseñar.

Ignacio, querido Ignacio, ahora que estás en el cielo porque tú eres de los privilegiados, has enseñado a los chicos de este país más valores que todos los libros que hayan leído en su corta vida. Y también en tu corta vida, has dejado un legado y un semblante de lo que hay que hacer llegado el caso. En un segundo cambia todo, sí, solo en un segundo. Pasas de ser y estar, a acabar olvidado en un recuerdo; uno más, uno más de los que han matado y ya no sé cuántos, el terrorismo. En tu caso no; Ignacio Echeverría será algo más que un gallego que vivía en Las Rozas y veraneaba en Comillas. No serás un abogado que trabajaba en la city, ni siquiera serás el héroe del monopatín. Eres todas esas cosas y muchas más. Eres un hombre bueno que ha enseñado lo que ya creíamos perdido y en tu empeño, has demostrado que la educación que te dieron tus padres, el buen hacer, la caridad, y la misericordia permanece más allá de lo que conocemos.

En el cielo hay una pista inmensa en donde podrás encontrar la paz que te arrebataron aquí, te lo aseguro. Gracias por todo lo que has dejado; es grandioso, tremendo, inmenso. Descansa en paz.

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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