Harry Gruyaert Premio PHotoEspaña y Cristobal Hara el Bartolomé Ros

Los fotógrafos Harry Gruyaert y Cristóbal Hara han sido galardonados con los premios PHotoEspaña y Bartolomé Ros respectivamente, los dos máximos galardones que cada año se entregan en el marco del Festival internacional de fotografía y artes visuales PHotoEspaña como reconocimiento al trabajo de grandes personalidades en el ámbito de la fotografía y las artes visuales.

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Harry Gruyaert y Cristóbal Hara

Harry Gruyaert recibe el Premio PHotoEspaña por su labor como fotógrafo y «por su magnífico uso de la luz y el color». La obra de Gruyaert se exhibe, dentro de la programación de PHotoEspaña 2016, en el Círculo de Bellas Artes, dentro de la muestra colectiva Transiciones. Diez años que trastornaron Europa.

Cristobal Hara ha sido galardonado con el Premio Bartolomé Ros, por «la originalidad de su obra, su mirada singular y la profundidad de su trabajo a lo largo de las últimas décadas»

La organización del festival ha decidido otorgar el Premio PHotoEspaña 2016 al fotógrafo belga Harry Gruyaert (Amberes, 1941), «por ser precursor de un estilo inconfundible que marcó tendencia en las décadas de los años 70 y 80. La obra de Harry Gruyaert se caracteriza por un particular y extraordinario uso del color. Experimentador desde sus inicios como cineasta, ha conseguido dotar a su fotografía de un distintivo propio basado en un exquisito tratamiento de la luz, presente en los trabajos que han dado forma a una singular iconografía repleta de belleza, armonía y autenticidad. Viajero infatigable, sus imágenes de Marruecos, Francia, Bélgica, Egipto, India, Rusia o Estados Unidos forman ya parte del patrimonio fotográfico europeo y sitúan su legado entre los grandes maestros de la fotografía internacional».

El Premio PHotoEspaña ha correspondido en anteriores ediciones a Paz Errázuriz, Ramón Masats, Bernard Plossu, Alberto García-Alix, Thomas Ruff, Graciela Iturbide, Malick Sidibé, Martin Parr, Robert Frank, Hiroshi Sugimoto, William Klein, William Eggleston, Helena Almeida, Nan Goldin, Duane Michals, Chema Madoz, Luis González Palma y Josef Koudelka.

El trabajo de Harry Gruyaert está presente en la Sección Oficial de PHotoEspaña 2016 dentro de la exposición colectiva Transiciones. Diez años que trastornaron Europa. La muestra puede visitarse en la sala Picasso del Círculo de Bellas Artes hasta el 25 de septiembre de 2016.

Harry Gruyaert

Harry Gruyaert, fotógrafo de la agencia Magnum desde 1981, lleva más de treinta años de carrera profesional en los que se ha convertido en un maestro captando los colores y las sutilezas cromáticas desde Europa a Marruecos, India o Egipto. Como señalan los comisarios Alexis Fabry y Maria Wills en el libro Transiciones. Diez años que trastornaron Europa – coeditado por La Fábrica y Toluca – «Harry Gruyaert se dió a conocer después de haber fotografiado Marruecos con su serie Made in Belgium (Hecho en Bélgica) realizada casi por completo en los años 80». Las imágenes de Gruyaert huyen de los estereotipos de exotismo y en su lugar sitúan al espectador en atmósferas peculiares y algo impenetrables. En palabras de Fabry y Wills: «Gruyaert, pinta en color un mundo diferente, febril, surgido de las largas noches de Carnaval».

En la actualidad, se encuentra preparando dos libros sobre sendos viajes fotográficos que hizo en los años 80. Dos libros que irán juntos en un único cofre: el primero fue en el año 82, una road movie desde Los Ángeles a Las Vegas, el segundo es un viaje a Moscú, pues para Harry Gruyaert su pasión es dejarse atrapar por otras culturas y dejarse impresionar por otros lugares.

Cristóbal Hara

El Premio Bartolomé Ros a la mejor trayectoria española en fotografía ha sido concedido al madrileño Cristóbal Hara. El jurado, formado por Rosa Ros, responsable del legado de Bartolomé Ros; Ramón Massats, fotógrafo y Premio PHotoEspaña 2014; Rosario Peiró, jefa del Área de Colecciones del Centro de Arte Reina Sofía; Pepe Font de Mora, director de la Fundación Privada Foto Colectania; y Alberto Anaut, presidente de PHotoEspaña, ha querido reconocer la figura de Cristóbal Hara por: » la originalidad de su obra, su mirada singular y la profundidad de su trabajo».

El galardón, otorgado por el legado de Bartolomé Ros, reconoce la aportación de una personalidad española al desarrollo de la fotografía en cualquiera de sus campos, ya sea como comisario, autor, historiador, crítico o a través de cualquier otro vínculo directo con el medio. En pasadas ediciones han resultado premiados Colita, Gervasio Sánchez, Carlos Pérez Siquier, Fundaciò Foto Colectania, Chema Madoz, Chema Conesa, Isabel Muñoz, Ricard Terré, Javier Vallhonrat, Marta Gili, Alejandro Castellote, la librería Kowasa, Joan Fontcuberta, Alberto García-Alix, Juan Manuel Castro Prieto, Ramón Masats, Cristina García Rodero y Publio López Mondéjar.

Cristobal Hara (Madrid, 1946) es uno de los máximos exponente de la fotografía española contemporánea. Como señala Chema Conesa en el volúmen Cristóball Hara de la colección PHotoBolsillo, editada por La Fábrica: «las imágenes de Hara respiran emoción. Se clavan en la conciencia de quien nada sabe ni pretende saber sobre lo que ve. Una fiesta de exaltación, de la intuición y una certeza interior sobre la realidad de los sentimientos que nos transmiten.». En ese mismo volúmen Conesa explica, a propósito de la evolución del lenguaje fotográfico de Cristobal Hara: » un autor que comienza con la clara voluntad documentalista de la mejor escuela y tradición Bressoniana – el instante decisivo – para, a través de un viaje interior, cambiar técnicas y soporte hasta reducir la realidad a la ficción, el instante decisivo al disparo irrelevante, de la imagen impecablemente compuesta a la imagen teóricamente incorrecta y todo esto logrando construir un lenguaje fotográfico idóneo para transmitir una emoción rotunda y directa, no sujeta a corsés de estilos, ni reglas.»

Durante la rueda de prensa, Cristóbal Hara contó cómo siendo estudiante de derecho en los años 60, huyó a Alemania para escapar del reclutamiento forzoso para el servicio militar y que estando allí, decidió pasarse a la fotografía al ver la obra de Henri Cartier-Bressonque y pensar que podía ser una disciplina seria. Luego, al volver a España ya en los 80, se dio cuenta de que no había derechos de autor sobre la fotografía vendida, ya que ésta pasaba «sin nombre» al archivo del medio (revista o periódico) que se la había comprado y en lo sucesivo era considerada anónima además de revendible, circulando de medio en medio a través de los años.

Es así como ahora se subastan en rastros y webs colecciones que son archivos, a veces mutilados y fragmentados- de revistas y periódicos que ya han cerrado, sin que su autor pueda hacer otra cosa que contratar a un abogado para que investigue por él y reclame su autoría. También el Ministerio de Cultura eliminaba por aquellos años 80 todo rastro de derechos al contratar de forma exclusiva a una editorial, siempre la misma, para confeccionar los libros de fotos. Y contó el caso anécdótico e ilustrativo del fotógrafo español Fernando Herráez quien, andando un día por la calle, vio una foto suya ilustrando, de manera anónima, un cartel de Fuerza Nueva. No había forma de defenderse, tal era el estado de la cuestión hasta el día de hoy en que la fotografía parece que ya tiene consideración de obra de arte. Pero todavía nos queda una especie de fatalidad ante el poder, hay aún mucho por hacer. A causa de todas estas consideraciones biográficas, cree supersticiosamente Cristóbal Hara que si le han dado un premio recién cumplidos los 70… Y que si además, como es su caso, se acaba de romper un dedo…

Todo esto fue dicho con bastante humor en medio del agradecimiento, pues Cristóbal Hara tiene algo en lo físico que le hace parecerse a Antonio López, mientras que, en el habla, hace pensar en Juan Goytisolo, sobre todo cuando dice «yo si estoy fuera de España, me siento español, pero estando dentro»…

La obra de Cristóbal Hara se incluye en los fondos de instituciones como el Stedelijk Museum de Ámsterdam, el Art Institute de Chicago, el Museo Reina Sofía de Madrid y el Victoria & Albert Museum de Londres.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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