En el intercambio de parejas nada resulta como se espera

El intercambio es una comedia protagonizada por Gabino Diego y Teté Delgado cuyo éxito se basa en los efectos visuales que llevan al espectador de sorpresa en sorpresa.

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Porque nada en ella es lo que parece y nada resulta como se espera: nos han preparado para ver entrar por la puerta a una brasileña veinteañera y respingona, de ojos y pelo tremendos, y aparece una Dómina de lo más dominante, látigo en mano y enamorada de la cabra de la Legión;  esperábamos a un enano cuellicorto y atrincherado, con ojos de hamnster y orejas a juego y aparece Rodrigo Poison dominando como John Wayne el escenario el crimen. ¿Y cuál es el escenario del crimen?

Hablamos de intercambio de parejas, naturalmente, algo ya instalado en nuestras fantasías como la bomba. Pero no sólo al espectador sorprende lo que allí pasa, también y sobre todo, a Jaime, su protagonista (Gabino Diego), que hasta entonces llevaba mansamente su matrimonio con Eva (Teté Delgado), sin saber cuánto la quería hasta esta noche y lo que es mejor (o peor, según se mire), cuánto la querrá de allí en adelante y a partir de ahora. Pronto lo sabrá.

Todo son golpes bajos para un desarmado Jaime que sobrelleva a calzón quitado, todo lo diplomáticamente que puede, el regalo de cumpleaños que se veía tan prometedor. Sobra decir que la parte mejor de la función es ver desenvolverse a estos actores en unos papeles que parecen hechos para ellos, y a los que se ajustan a la perfección. Todos, principales o secundarios, están magníficos, pero el que se mantiene siempre en escena es Gabino Diego, héroe engañado que en su noche de triunfo hace una auténtica bajada a los infiernos.

El intercambio de parejas es un tema ya instalado en nuestras sociedades liberales como vivificador de matrimonios caducos y que el teatro ya ha tratado en serio y hasta en su forma más dramática. Aquí su autor ha querido darle su dimensión más bufa con un arrepentimiento y marcha atrás absolutamente conservadores pero logrando con ello una comicidad sin límites al destapar nuestros vicios y aspiraciones más secretas y aplastarlas con la dura realidad: «¡Dónde vas a estar tú mejor, cariño mío, que en casa y con lo tuyo (= con lo que Dios te dio)?»

Pero como en El intercambio nada es lo que parece y nada es como se espera, resultará que incluso dos polacos vendedores de biblias que parecen en principio personajes de relleno, tienen su recorrido completo y oportuno cuando ya la bufonada parecía llegar a su fin, reavivándola; y hasta el portero de la finca que pasaba por allí tendrá su oportunidad totalmente inesperada porque, ¿qué tiene de malo ser útil?. Pues a mandar.

Una función muy completa.

El 23 de marzo se estrenó en el Festival de Málaga El intercambio película, dirigida por el propio autor, pero con el reparto y el final totalmente diferentes.

  • Título: El intercambio
  • Autor: Ignacio Nacho.
  • Compañia: Nearco Producciones
  • Director: Juan José Afonso
  • Escenografía y el vestuario: Ana Garay
  • Iluminación: Carlos Alzueta.
  • Música de Ricky Vivar.
  • Reparto: Gabino Diego, Teté Delgado, Rodrigo Poisón, Juanma Lara, Natalia Roig, Ignacio Nacho
  • Duración: 1 h 30 min
  • Función comentada: 2 de septiembre de 2017
  • Teatro Príncipe Gran Vía (Tres cruces, 8)
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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