“Un italiano en Noruega”, sátira social y política de la Italia actual

“Un italiano en Noruega” (Quo vado?), la película italiana más taquillera de 2016, es una sátira social y política de un país que sabe reírse de sí mismo como ninguno. Pese a estar en la línea de las varias “Bienvenidos al…”, y de los agónicos apellidos vascos y catalanes, aquí la mayoría de los gags son de gran calidad (imagino que perderá mucho en el doblaje), y las vulgaridades “vulgares”; y mete el dedo en la llaga de una sociedad que ha cambiado, y que ahora es multiétnica y, a la fuerza, convivencial.

un_italiano_en_noruega “Un italiano en Noruega”, sátira social y política de la Italia actualEl cómico Checco Zalone (apodo elegido por el actor Luca Medici para sus parodias) se mete de lleno en esta sátira sobre los funcionarios (el “puesto fijo” – funcionario- ansiado por todos los malos estudiantes y los padres protectores, creado en la “Primera República”, expresión periodística que hace referencia al sistema político vigente en el país de 1948 a 1994), que ha escrito y dirigido Gennaro Nunziante, en la que es la cuarta colaboración entre ambos cineastas.

Checco  es un joven que ha realizado todos los sueños de su vida: vivir con sus padres disfrutando de independencia, ser el eterno novio que nunca se atreve a pensar en la boda ni en los hijos y, sobre todo, tener un trabajo seguro, un puesto fijo,  en la oficina provincial de caza y pesca. Pero con la crisis llegan los recortes y Checco tiene que elegir entre una indemnización o un destino lejano, en los más alejados rincones de la península. Checco resiste y la funcionaria  (“la dottoresa” Sonia Bergamasco) encargada de despedirle le va ofreciendo cantidades cada vez mayores de dinero, que sigue sin aceptar, y le envía a destinos aún más remotos, como el Polo Norte, donde Italia tiene instalada una base científica, con el encargo de defender a los investigadores de los ataques del oso polar. Cuando está a punto de rendirse, Checco conoce a Valeria (Eleonora Giovanardi), una investigadora que estudia a los animales en peligro de extinción, se enamora apasionadamente y con ella comienza una aventura fantástica en la que descubre la existencia de otros mundos.

Comedia “a la italiana” que no ha gustado por igual a toda la crítica -hay quien la ha definido como “una crónica de la Italia melancólica y mezquina”- , en la que el personaje recuerda algo al Alberto Sordi de sus primeras películas.

Vamos a ver, no es una obra maestra, pero cerca de dos horas de risa sana no son nada despreciables en estos tiempos que corren. Es una fórmula vieja como el mundo que sigue funcionando todavía.  “Sin superestructuras a menudo inútiles, cándido pero no ingenuo, ligero, quizá un poco demencial pero  nunca cretino, Zalone trabaja con espíritu fotográfico al captar y reproducir al italiano de nuestros días con sus muchos vicios y sus escasas virtudes. Se burla de él pero no le trata con superioridad, ni de manera paternalista, ni le adula -como demasiadas comedias de la última década- convirtiendo sus defectos en méritos” (Paola Casella).

Lo que si hace es mostrar toda la carga  satírica de la historia en las dos canciones que Checco canta en la película “I am an italian boy, mafia, pizza e maccheroni” y “La prima Repubblica” (La primera república), la que “nunca se olvida”.

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