En juego, la dicha

Cada día es una ocasión, y también un desafío para elegir qué es lo que queremos desarrollar en y con nuestras vidas. Nos hemos de mostrar con constancia en la búsqueda de una verdad, que, aun siendo relativa, nos de permitir progresar en los perfiles más netamente humanos, esto es, internamente, mentalmente. El amor, siempre, siempre, ha de ser la premisa desde la cual movernos hacia el porvenir, que defenderemos desde un ansia social.

Dejemos que las ideas fluyan y remitamos al medio plazo eventos que han de estar presididos por los escrúpulos. Reflexionemos. Cuando damos con resultados descollantes es porque actuamos con interés y porque nos contenemos en otra promesa, que nos conforma como óptimos ante un día de inquietud. Tenemos así toda la fuerza de la Naturaleza. Hemos de concitar pasión y experiencia.

Avancemos. Nos prepararemos para alentarnos. Nos incrementaremos en calidad. Vayamos con ese afán, por un buen paraje, del que aprenderemos. Con gratitud hemos de dar con la referencia y seguir. Otearemos desde la verdad cotidiana.

Calculemos los elementos, las opciones, el futuro: seamos con una promesa que nos arreglará todo. Nos veremos con ímpetu. Hemos cosechado en todo instante los beneficios de los aciertos más humanos. Tengamos la fiesta en paz, y para eso debemos “empatizar” con los entornos, a los que hemos de amar sinceramente.

Hemos adivinado las causas y, en conjunto, nos hacemos caso para curar las promesas que nos rodean. Hemos detallado las oportunidades. Sabemos que daremos con más vida. Te mantienes en tu lugar.

Los hechos han de constatar aquello que nos merece la pena desde la consideración de una entrega ideal, conmovedora. No allanemos las motivaciones que nos pueden hacer más consistentes. No demoremos tampoco las complacencias y seamos en la belleza.

Se disipan, desde tales planteamientos, las nubes porque tenemos la convicción de una transformación para una docencia que evitará el adoctrinamiento. Hay salida. No nos atormentemos con invenciones u obsesiones. Las consideraciones han de ser equilibradas.

La transparencia del corazón nos hace más libres. Nos declararemos en forma y con ánimo, superando las maneras de antaño. Hemos hallado ya respuestas porque hemos sabido hacer sugerentes preguntas. Nos convocaremos para el armisticio.

Seamos normales

Nos alistaremos a una normalidad que nos acercará hasta la intimidad. Hemos detallado las opiniones más estimulantes. Nos caracterizaremos. Calibraremos. Nos encantaremos. Todo cuando realicemos será una exposición a la mejoría, en la que hemos de creer creciendo. No imaginemos solo. Podemos conseguir mucho.

Nos aproximaremos a la realidad, que nos deleitará. Nos insistiremos con lo elucubrado, que ya es duda superada. Nos ensalzaremos. Todo es futuro en potencia, en positivo, con aplicaciones que nos reclamarán las divisas de un cariño que consideraremos emblema y atalaya para el entusiasmo. Vamos por ese reto que nos aguarda. Lo aprobaremos. Hay mucho en juego, sobre todo el que podamos ser dichosos.

Juan Tomás Frutos
Soy Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, donde también me licencié en esta especialidad. Tengo el Doctorado en Pedagogía por la Universidad de Murcia. Poseo seis másteres sobre comunicación, Producción, Literatura, Pedagogía, Antropología y Publicidad. He sido Decano del Colegio de Periodistas de Murcia y Presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Pertenezco a la Academia de Televisión. Imparto clases en la Universidad de Murcia, y colaboro con varias universidades hispanoamericanas. Dirijo el Grupo de Investigación, de calado universitario, "La Víctima en los Medios" (Presido su Foro Internacional). He escrito o colaborado en numerosos libros y pertenezco a la Asociación de Escritores Murcianos, AERMU, donde he sido Vicepresidente. Actualmente soy el Delegado Territorial de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) en Murcia.

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