Minicréditos personales ganan terreno a las tarjetas de fidelización

Hoy en día es difícil encontrar una billetera personal en la que no estén situadas junto a la Visa o la MasterCard las tarjetas de fidelización de grandes comercios o de cadenas de marcas que permiten comprar y diferir el pago a fin de mes o incluso financiar a varios meses con costes mínimos, ya se trate de un electrodoméstico, de un viaje o de un regalo especial de boda.

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Hace unos meses publicábamos en Periodistas un artículo que resultó polémico, titulado “Pobres solventes”, sobre la ruptura de la clase media al encontrarse miles de personas en situaciones sobrevenidas de penuria económica por quedar comprendidas en regulaciones de empleo, con una merma sustancial de ingresos que les obligaba a refinanciar los compromisos familiares adquiridos para la compra de viviendas o automóviles, y con pérdida de la calidad de vida que venían manteniendo en el consumo de bienes y servicios, pero que mantenían niveles de ingreso por prestaciones de desempleo, prejubilaciones u otras, que podían incluso superar las de trabajadores en activo, y que dieron lugar a acuñar conceptos como los de “pobreza energética” o similares.

Es evidente que estas personas siguen manteniendo la tarjeta de El Corte Inglés, la de Leroy Merlin o la de Repsol, pero pierden su independencia como consumidores para elegir el producto o servicio que más les interese en la mejor oferta económica, que no siempre es la de las grandes marcas o centros comerciales, que precisamente pueden financiar por vender a precios con márgenes superiores de beneficio.

Ejemplo de problema acuciante: ha llegado una ola de calor que nos coge con los toldos rotos, había que haberlos renovado ya el año pasado, pero no disponemos de liquidez hasta que llegue la paga extra de Julio.

Soluciones: acudir a un gran centro comercial en el que ofertan renovaciones de toldos, con un presupuesto de partida según la calidad de la tela de 750 euros, pagaderos en tres meses sin intereses con la tarjeta de socio; o contratar a un autónomo local que da un presupuesto de 380 euros con la tela que elegimos.

En esta ocasión la solución elegida fue la del autónomo local, utilizando los préstamos rápidos de sucredito.es como fuente de financiación rápida, mediante un crédito de 400 euros a devolver en un máximo de 30 días, por un importe total de 525 euros, con un ahorro de 235 euros sobre el centro comercial.

Tenemos que esperar ahora a que las leyes del mercado obliguen tanto a los centros comerciales como a las nuevas empresas de dinero al momento como ferratum, a entrar en competencia de márgenes para afinar en los costes finales para los usuarios.

Internet está siendo ya de gran ayuda para encontrar la mejor oferta en muchos servicios, como es el caso de los comparadores de pólizas de seguros de automóviles o de reservas de hoteles, y si se afianzan estos nuevos servicios financieros, surgidos en paralelo a la gran banca, es de esperar que podamos contar en plazos no dilatados con un buscador de minicréditos que una vez identificada nuestra necesidad y disponibilidad dineraria nos ponga en contacto con la operadora que nos ofrezca más rapidez, menos papeleo y más flexibilidad en los pagos.

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