Neofobia, cuando no hay realmente hambre

Conocemos el término neofobia alimentaria como el miedo a probar alimentos nuevos o desconocidos. Este trastorno de la alimentación normalmente se atribuye a niños en edades comprendidas entre los dos y los seis años pero empieza a ser frecuente en adultos. 

alimentacion-600x400 Neofobia, cuando no hay realmente hambreEl comportamiento normal ante un alimento desconocido puede ser de curiosidad por los colores, texturas u olores que presente pero lejos de esas sensaciones nuevas, el acto de probarlo debe ser idéntico al que se produce cuando se toma un alimento conocido; probarlo, degustarlo, saborearlo y disfrutarlo si nos gusta mucho.

Hoy, la neofobia ya se contempla como un trastorno de la ingesta de alimentos o trastorno de la alimentación selectiva en el DSM 5, Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales editado por la Asociación Mundial de Psiquiatría. 

Lo cierto es que si no se gestiona bien la relación con la comida, el infante puede llegar a ser un adulto con severos problemas que giran en torno a la comida, a las horas de comer, al pavor de ser invitado a almorzar, a probar cosas nuevas, a educar a sus propios hijos. En muchas ocasiones ya no son solo productos aislados sino grupos de alimentos que no se prueban porque no; frutas, todas, no solo algunas, o verduras, todas; no solo determinadas.

Ante todos estos aspectos, científicos han tratado de justificar este comportamiento basándose en los instintos que conforman el mecanismo de defensa que tenemos desde nuestros antepasados que se protegían de los venenos o toxicidades de determinadas plantas. Por ello, la conducta de los infantes cuando no saben a qué sabe, obecede a esa parte primitiva del ser humano que aún conserva ese pensamiento en donde prefiere abstenerse a probar.

En otro sentido, la parte fisiológica de nuestro cuerpo nos invita a probar dulce o salado o a preferir ácido a amargo.  De hecho, poseemos 35 receptores de sabores amargos y solamente dos para los dulces. Pero realmente, ¿qué hay detrás de todo esto en el primer mundo? Lejos de los análisis que justifican nuestro desaire ante la comida, las personas que tienen qué elegir, cómo elegir y deciden qué o no deben comer no satisfacen el hambre sino el deseo de comer a determinada hora.  Por ello, esas conductas restrictivas ante la comida nunca son patologías de países en donde escasean los alimentos.

Las conductas propias del primer mundo en donde el acto de comer no es por supervivencia sino que gira en torno a la cultura, al propio deseo de disfrutar de un almuerzo y a otras experiencias que no tienen que ver con los alimentos.

Ciertamente los niños que empiezan a manifestar ese tipo de conductas si no se cortan a tiempo manifestarán aparte de las consecuencias dietéticas negativas tendrán altos niveles de ansiedad y baja autoestima.

Si se obliga de una manera incorrecta el niño acabará siendo neofóbico y asociará el acto de comer a un duelo que establece con quien le alimenta. Esas experiencias negativas se asocian a los alimentos y al hecho de probar cosas nuevas.

De hecho, aprender a comer se aprende comiendo. La exposición repetida de los alimentos nos conduce a familiarizarnos con ellos; de ahí que nos suene la comida de nuestro país y tendamos a pedirla si nos ofrecen en la misma mesa comidas de otras culturas. Ante la duda, muchas personas se abstienen y por ello no se conforma el caracter neofóbico sino que evitan dejar la comida si no están seguros de que podrá gustarles.

Si a los niños les dejamos organizarse la comida y que se la preparen ellos solos, probablemente no la tomaran como una obligación sino como un juego y podrían algunos aprender a comer. Que la comida sea una experiencia gratificante y positiva hará que tarde o temprano quieran probarla. Incluír por ejemplo verdura en una pizza que adora es una forma de que tome lo que normalemente rechaza y él solo lo incluya entre sus preferidos. En vez de llamarlo verdura puede utilizar términos simpáticos que se asocien de nuevo al juego.

«Vamos a tomar pizza con arbolitos»; el brócoli aparece en la pizza y adorna la misma como si fuera un bosque…dice una experta en nutrición.

Si un adulto es caprichoso o quisquilloso con la comida no hablamos de neofobia sino efectivamente de una conducta que rechaza los alimentos por caprichos y normalmente por falta de necesidad. Estas personas suelen tener una baja autoestima y una baja tolerancia a la frustración y por tanto, la comida, no es un problema; omiten ese paso que les conduce a no sentirse bien gratuitamente. Es importante resaltar que los adultos neofóbicos no son anoréxicos ni bulímicos, porque realmente no tienen una imagen negativa ni distorisionada de su cuerpo; solamente son caprichosos.

Los problemas relativos a la ingesta de comida se asocian siempre a un problema de salud porque no se ingieren todos los nutrientes y siempre que hay una carencia nos hace padecer problemas óseos, intestinales, estomacales, etc. y todos ellos, no son patologías ni enfermedades sino producto de no tomar todos los alimentos de forma variada. En el momento en el que el cuerpo experimenta la ingesta de todos los productos ese problema desaparece.

Actualmente existen unidades específicas en los hospitales de trastornos de la conducta alimentaria en la infancia y los padres deben acudir a ellos cuando noten que el menor, de 0 a 6 años no se comporta correctamente en las comidas. Muchas veces es necesario que los padres atiendan estas clases de conductas alimentarias para evitar otras que ellos pueden tener en casa que son las que favorecen que el menor no coma bien o coma de forma irregular.

Es un proceso largo pero se consigue con paciencia, mucho tesón y comprendiendo que una vez que el infante se encuentra en la zona de confort que le produce no comer nada nuevo, no saldrá de ahí salvo por hambre o por haber cambiado sus hábitos.

 

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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