Nightcrawler, como una araña trepadora y nocturna

Nada sabemos de Louis Bloom (Jake Gyllenhaal, Prisioneros; Zodiac), el protagonista de este obsesionante thriller cuando empieza su historia, la historia de Nightcrawler (escalador nocturno).

cartel-nightcrawler Nightcrawler, como una araña trepadora y nocturnaTan sólo lo que él cuenta para venderse a un posible empleador: «En la escuela me enseñaron a esperar que me dieran un acomodo conforme a mis características, señor, pero ahora sé que debo ganarme mi puesto con mi iniciativa y mi preparación.» Eso y su mirada implacable que nunca te abandona ni para pestañear.

Se está postulando para chatarrero, «ayudante de chatarrero si usted quiere, aprendiz en prácticas sin sueldo…».

Louis Bloom, el chaval avispado, sabe cómo está el mercado y se ofrece y se humilla, pero no le vale: el chatarrero lo rechaza para el oficio por chorizo y sabe de lo que habla puesto que le compra la mercancía.

Apunta ya, sin embargo, maneras al postularse en una primera escena antológica para quien aspire a vender algo, o a «venderse en un ascensor», cosa que está tan de moda ahora: «No estoy negociando contigo, Leo», le espeta el chatarrero, harto ya de tanta insistencia oferente, a lo que Leo responde: «No, señor, soy yo quien está negociando con usted». Y le hará una oferta que no podrá rechazar.

Leo sabe jugar sus cartas para lo cual es un gran observador de gentes. Lo mismo le veremos hacer poco después cuando descubra por sí mismo aquello para lo que está dotado, y venda sus reportajes exclusivos (siempre en mano, nada de envíos) a los noticieros de sucesos sangrientos, sensacionalistas, esos que han de colocarse cada mañana ante un público que va a trabajar -y con la legaña puesta- para alegrarle el día.

Cuando va a venderse, empieza oferente, poco a poco, incansable, pero siempre tendrá una oferta que ellos no podrán rechazar porque entre otras cosas, si la rechazan, otro se la llevará. Él sabe lo que les mueve y cómo dárselo.

En sus tratos con la policía, él es el rey: ellos saben cómo logra sus reportajes “de oro”, pero no tienen con qué cogerle. No pueden apelar a la ley, que no les amparará, mucho menos a la moral. ¿A la qué? A ésta sólo se aludirá irónicamente y para desecharla, por ridícula. Louis Bloom es ya para entonces una personalidad a la que hay que nombrar en los telediarios.

Por eso sus ojos que no te abandonan a lo largo de toda la cinta –de perfil son aún más abrasivos que de frente- devuelven al espectador y a quienes en la historia se esfuerzan en comprenderlo, el retrato de una sociedad podrida que da estos frutos podridos y hermosos.

Porque Louis Bloom, que en su preparación al triunfo es ya un atleta y un experto en comunicación social, no hace más que aplicar una lógica, la misma que rige esta sociedad que lo ha educado a él para el paro y el choriceo con sus postulados de buenismo hipócrita. Es, además, un lobo solitario que no revela sus fuentes ni sus métodos si no es a sus víctimas, y ello cuando ya no tienen escapatoria, confrontándolas así con su propia y entregada realidad.

Al final, como un triunfo sobre todos ellos, seguirá llevando en su muñeca el fetiche del éxito, fruto del primer robo logrado con violencia que le conocemos, con lo cual, aquel postulado inicial se vuelve doblemente doloroso perverso y, por encima de todo, lleno de resentimiento hacia una escuela que le quiso preparar para la vida enseñándole a ser sumiso y mantenido.

Lo que nos resulta ya bastante familiar en casos aislados de psicópatas es elevado a categoría artística por este Nightcrawler en una actuación sobresaliente de Jake Gyllenhaal y Rene Russo (En la línea de fuego; El Secreto de Thomas Crown) bajo la bajo la dirección de Dan Gilroy, quien debuta en ficción con esta cinta. No sé si es una metáfora de nuestro tiempo o el sueño americano en su mejor pesadilla. Hay quien compara esta película con Taxi driver. Como en ella, alguien harto de ver el estado de cosas decide dar una lección a quienes lo conducen y someter el caos a sus propias leyes. Sin duda es muy aleccionante que alguien sin estudios llegue a lo más alto burlándose de quienes sí los tienen

Dan Gilroy, quien también firma el guión por el que ha recibido una nominación al Oscar, ha sido antes guionista de títulos como El legado de Bourne, The Fall: el sueño de Alexandria o Apostando al límite.

Otros protagonistas de Nightcrawler son: Bill Paxton (Al Filo del Mañana, serie ‘Big Love’) y Riz Ahmed (Four Lions)

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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