Pena de muerte: China, el mayor verdugo del mundo

Estados Unidos no figura entre los cinco primeros por primera vez desde 2006, con el número de ejecuciones más bajo desde 1991

Amnistía Internacional ha hecho público un informe sobre la aplicación de la pena de muerte en 2016 en el que se muestra que las autoridades chinas aplican un sistema complicado y opaco para ocultar la escandalosa magnitud de las ejecuciones en el país, pese a las reiteradas afirmaciones de que avanza hacia la transparencia judicial.

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Cartel de Amnistía Internacional contra la pena de muerte

Sin tener en cuenta a China, Estados de todo el mundo ejecutaron a 1032 personas en 2016. China ejecutó a más personas que todos los demás países del mundo en conjunto, mientras que Estados Unidos registró un mínimo histórico en su uso de la pena de muerte en 2016.

“China aspira a ser un líder en la escena mundial, pero en lo relativo a la pena de muerte ejerce de líder de la peor manera posible: ejecutando cada año a más personas que ningún otro país del mundo”, ha afirmado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional: “El gobierno chino ha reconocido que va a la zaga en cuanto a apertura y transparencia judicial, pero persiste en ocultar activamente la verdadera magnitud de las ejecuciones. Es hora de que China levante el velo de este terrible secreto y deje por fin de esconder su sistema de pena de muerte.”

Salil Shetty añade que “sólo unos pocos países continúan ejecutando en gran escala. La mayoría de los Estados no aprueban ya que el Estado arrebate vidas humanas. Con sólo cuatro países responsables del 87% del total de ejecuciones registradas, la pena de muerte también tiene los días contados.”

Las afirmaciones de transparencia de China son “engañosas”

La investigación de Amnistía Internacional saca a la luz que cientos de casos de pena de muerte documentados no constan en una base online de datos judiciales que inicialmente se promocionó como un “paso decisivo hacia la apertura” y que se proclama periódicamente como prueba de que el sistema judicial del país no tiene nada que ocultar.

China clasifica como “secreto de Estado” la mayor parte de los datos relacionados con la pena de muerte y la base de datos oficial sólo recoge una mínima parte de los miles de condenas a muerte que Amnistía Internacional calcula que se dictan cada año en el país, y refleja el hecho de que el gobierno chino sigue manteniendo un hermetismo casi total respecto al número de personas condenadas a muerte y ejecutadas en el país.

Amnistía Internacional halló informaciones públicas sobre la ejecución de al menos 931 personas entre 2014 y 2016 (sólo una mínima parte del total de ejecuciones), pero sólo 85 de ellas constan en la base de datos del Estado.

La base de datos tampoco incluye a los nacionales extranjeros condenados a muerte por delitos relacionados con las drogas, pese a que los medios de comunicación informaron de al menos once ejecuciones. Tampoco figuran numerosos casos relacionados con “terrorismo” y con delitos relacionados con las drogas.

Salil Shetty considera que “China es un caso absolutamente anómalo en la comunidad mundial en lo relativo a la pena de muerte, al margen de las normas jurídicas internacionales y contraviniendo las reiteradas peticiones de información de la ONU sobre el número de personas a las que ejecuta.”

En los últimos años, el riesgo de que se ejecute a personas por delitos que no cometieron ha causado una alarma creciente en la opinión pública china. En diciembre de 2016, el Tribunal Supremo Popular anuló la sentencia condenatoria errónea dictada en uno de los casos más destacados de error judicial y ejecución errónea, el de Nie Shubin, ejecutado en 1995, cuando tenía 20 años. En 2016, los tribunales chinos fallaron que cuatro personas que se enfrentaban a la pena capital eran inocentes y anuló sus condenas a muerte.

La escandalosa magnitud de las ejecuciones en Vietnam

En Malasia y Vietnam, nuevas revelaciones indican que la magnitud de las ejecuciones en estos países fue aun mayor de lo que se pensaba.

Información de Vietnam, publicada en medios de comunicación vietnamitas por primera vez en febrero de 2017, indica que este país ha sido en secreto el tercero del mundo por el número de ejecuciones en los últimos tres años, al ejecutar a 429 personas entre el 6 de agosto de 2013 y el 30 de junio de 2016. Sólo China e Irán ejecutaron a un número mayor de personas en ese periodo. El informe del Ministerio de Seguridad Pública de Vietnam no incluye un desglose de las cifras para 2016.

“La magnitud de las ejecuciones en Vietnam en los últimos años es realmente escandalosa. Este mecanismo de ejecución en serie eclipsa por completo las recientes reformas relacionadas con la pena de muerte. Cabe preguntarse cuántas personas más han sido víctimas de la pena de muerte sin que el mundo lo sepa”, ha afirmado Salil Shetty.

Un hermetismo semejante reina en Malasia, donde la presión parlamentaria en 2016 permitió que saliera a la luz que más de 1000 personas están en espera de ejecución, y que nueve personas fueron ejecutadas sólo en 2016, un número muy superior al que antes se pensaba.

Mientras tanto, la idea de que hay delitos que justifican la pena de muerte sigue arraigando en otros países de la región: Filipinas intenta reinstaurar la pena capital (abolida por última vez en 2006) y Maldivas amenaza con reanudar las ejecuciones después de más de 60 años.

Pena de muerte en Estados Unidos

Por primera vez desde 2006, Estados Unidos no figura entre los cinco países con más ejecuciones del mundo.

El número de ejecuciones (20) en 2016 alcanzó el nivel mínimo registrado desde 1991, la mitad que en 1996 y casi cinco veces menos que en 1999. El número de ejecuciones ha descendido cada año desde 2009, excepto en 2012, cuando la cifra no varió.

El número de condenas a muerte (32) fue el más bajo desde 1973, un signo claro de que jueces, fiscales y jurados dan la espalda a la pena de muerte como medio de administrar justicia. Sin embargo, 2832 personas continúan en espera de ejecución en Estados Unidos.

Aunque el debate está cambiando claramente, la reducción del número de ejecuciones se debió en parte a litigios relacionados con los protocolos relativos a la inyección letal y a las dificultades para obtener sustancias químicas en varios estados. Sin embargo, la posible resolución de algunas dificultades relacionadas con la inyección letal podría significar el inicio de un repunte del nivel de ejecuciones en 2017, comenzando con Arkansas este mes de abril.

En 2016 sólo se llevaron a cabo ejecuciones en cinco estados de Estados Unidos: Alabama (2), Florida (1), Georgia (9), Misuri (1) y Texas (7), siendo Texas y Georgia responsables del 80 % de las ejecuciones del país en 2016. Mientras tanto, doce estados que no han abolido todavía la pena de muerte —entre ellos Arkansas— no han llevado a cabo ninguna ejecución desde hace al menos diez años.

“El uso de la pena de muerte en Estados Unidos se sitúa en su nivel más bajo desde los primeros años de la década de 1990. Pero tenemos que luchar para que siga siendo así. Las ejecuciones podrían regresar con más ímpetu en 2017. El alarmante número de ejecuciones programadas en Arkansas para un periodo de 10 días este mes de abril es un claro ejemplo de la celeridad con que puede cambiar el panorama”, ha afirmado Salil Shetty.

“La constante disminución del uso de la pena de muerte en Estados Unidos es un signo esperanzador para los activistas que llevan mucho tiempo haciendo campaña para acabar con la pena capital. Es evidente que el debate está cambiando. Los políticos deben evitar la inquietante retórica de “mano dura con la delincuencia” que contribuyó a marcar máximos en el número de ejecuciones en las décadas de 1980 y 1990. La pena de muerte no hará que nadie esté más seguro.

“Los cinco estados aislados que llevaron a cabo ejecuciones el año pasado viven de espaldas a su época. No sólo van en contra de la tendencia nacional, sino también de la regional. Desde hace ya ocho años, Estados Unidos tiene el vergonzoso honor de ser el único país de América que lleva cabo ejecuciones.”

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Tendencias clave en 2016

El descenso en el número de ejecuciones en el mundo está motivado en gran medida por las reducciones registradas en Irán (un 42 % menos, de un mínimo de 977 a un mínimo de 567) y Pakistán (73 % menos, de 326 a 87).

En el África subsahariana se registraron menos ejecuciones, pero el número de condenas a muerte se duplicó con creces, debido en gran medida a un fuerte incremento en Nigeria.

En Oriente Medio y el Norte de África, el número de ejecuciones disminuyó un 28 %, pero Irán y Arabia Saudí continuaron en el grupo de países que llevaron a cabo más ejecuciones

Dos países abolieron la pena de muerte para todos los delitos (Benín y Nauru); Guinea abolió la pena de muerte únicamente para delitos comunes.

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