Mi perfecta hermana, una historia de amor fraterno

Que las películas estén basadas en historias reales no es ninguna garantía de calidad, pese a que así parecen creerlo quienes trabajan en las promociones. Como no lo es tampoco que el tema tratado sea de interés social.

mi_perfecta_hermana Mi perfecta hermana, una historia de amor fraterno
Cartel de «Mi perfecta hermana»

Dos cualidades que reúne “Mi perfecta hermana” (My Skinny Sister), historia de una adolescente más bien gordita, como casi todas las niñas al cambiar de ciclo, que descubre que esa hermana mayor, guapa, delgadísima, brillante patinadora artística y ejemplo a seguir, esconde un trastorno alimentario que acabará afectando a toda la familia.

Una historia que no consigue ser redonda sobre los celos, el amor y la traición, narrada desde el punto de vista de una niña de once años que la crítica internacional ha comparado inevitablemente con “La pequeña Miss Sunshine”, aunque lo único que tengan en común las dos heroínas sean la edad y el sobrepeso.

Primera película de la hasta ahora guionista sueca Sanna Lenken, quien sabe de qué habla porque también fue una adolescente anoréxica y asegura que está basada en su propia historia; su intención confesada no era tanto hacer una película sobre la enfermedad como sobre las consecuencias que este tipo de situaciones tienen no solo en el cuerpo de la persona que la padece, sino en el entorno familiar que primero no quiere ver lo que ocurre, y después no sabe cómo enfrentarlo.

Toda la historia reposa en el talento de dos jóvenes actrices, Amy Deasismont (Katja, la hermana mayor, la que da título a la película) y sobre todo Rebecka Josephson (Stella, pelirroja y gordita), nieta de Erland Josephson, uno de los actores fetiche del mayor cineasta sueco de todos los tiempos, Ingmar Bergan; todo parece indicar que la pequeña Rebecka ha heredado el talento de su abuelo, es un prodigio de expresión.

La narración sigue paso a paso la bulimia del personaje de Katja a través de las reacciones de la niña, siempre admiradora y siempre queriendo imitarla. La comida es omnipresente, obsesiva, en un guión construido esencialmente a base de desayunos, comidas y cenas en familia, que contraponen a la joven que cada vez come menos y a la adolescente que sigue disfrutando de los alimentos.

Película del final de la infancia, cuando se caen los mitos y el yo empieza a construirse por imitación de los otros; de iniciación simbolizada en la liberación del escarabajo que Stella guardaba en una caja en su habitación.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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