Periodistas en riesgo

El Salvador ha sido escogido por el Departamento de Estado de Estados Unidos, junto a Georgia y Kenia, para ser una de las tres sedes de los Centros Regionales de Seguridad para Periodistas, que buscan promover la libertad de expresión en América Latina. La inauguración estuvo a cargo del rector de la Universidad Centro Americana José Simeón Cañas (UCA), padre Andreu Uliva, y tuvo lugar en el auditorio Padre Segundo Montes, jesuita asesinado junto a otros cinco en 1989. Participaron académicos, periodistas y funcionarios de los países involucrados.

Este programa piloto, auspiciado por el Departamento de Estado, está a cargo de la señora Jane Zimmerman, secretaria adjunta para los asuntos de derechos humanos, democracia y trabajo, en alianza con Irex y Global Security, instituciones especializadas en temas de seguridad para periodistas; la UCA será su socio, junto al Instituto Jefferson de Washington. Los representantes de esas entidades firmaron un memorando de entendimiento que da inicio a dicha iniciativa, que cuenta con US$1 millón para su funcionamiento.

En estos centros regionales se proveerá de entrenamiento para la seguridad física, digital e incluso para el estrés postraumático de periodistas del Triángulo Norte, y proporcionará ayuda a quienes estén amenazados, perseguidos, secuestrados o encarcelados. A decir de la señora Zimmerman, el presidente de su país ha expresado su compromiso con el papel de la Prensa en la promoción de la democracia.

La funcionaria estadounidense indicó que los periodistas deberían expresarse sin temor y reconoció que la libertad de expresión está siendo atacada cada vez más, mensaje coherente con la postura de la ONU, de la Unesco y de la Relatora para la Libertad de Expresión de la OEA, que en la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa reivindicaron con contundencia que las personas deben poder “hablar sin riesgos”.

La instalación de este centro es una evidencia de los riesgos que periodistas de Guatemala y Honduras enfrentan, aun cuando aquí no se han hecho palpables. Hasta el cansancio hemos alertado que estamos pisando un pantano, que hay censura y autocensura, y que no se están publicando los hechos que ocurren en el área rural, ya que nuestros colegas están totalmente vulnerables ante la inseguridad generalizada, la inacción del Estado y la convivencia perversa con los criminales que tienen ojos, oídos y garras en todos lados.

Sin duda escogieron para impulsar esta iniciativa a El Salvador, porque allí la Prensa no tiene esos peligros. Para Cerigua, que ha trabajado durante años en el tema y ha acompañado a la prensa departamental en capacitación en temas de legislación, ética, responsabilidad y seguridad, es muy alentador que el Departamento de Estado haya decidido brindar este apoyo a los periodistas. En el diálogo que se desarrolló le hicimos ver a la alta funcionaria el escenario de inseguridad generalizada, crimen organizado y narcoactividad en el que trabajamos en Guatemala, especialmente en el área rural, y el reiterado llamado al Gobierno a impulsar un Programa de Protección a Periodistas.

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