Podemos propone una vía democrática contra el yihadismo

Podemos ha enviado a los principales partidos políticos españoles una propuesta para desarrollar y estructurar el trabajo de un Consejo de la Paz, con un llamamiento particular al Gobierno, para responder de forma unitaria y acorde con los valores democráticos de nuestra sociedad a la amenaza terrorista del yihadismo.

La propuesta incluye siete puntos de partida para reorientar la estrategia del Estado frente al fenómeno del yihadismo porque «estamos ante un desafío que requiere a la vez incrementar la eficacia de la acción del Estado y reafirmar un compromiso incuestionable con la democracia y los derechos humanos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras», señala Podemos.

Los siete puntos son:

1. Cortar las vías de financiación y abastecimiento logístico del Estado Islámico

El EI se financia especialmente con donaciones privadas provenientes de países como Arabia Saudí, Qatar o Kuwait (socios estratégicos de los países europeos), por medio de la extorsión y los secuestros no mediáticos, la venta de objetos de arte de las zonas que controla, la recaudación de impuestos a la población y los comerciantes y, sobre todo, con el contrabando de petróleo en los territorios que controlan en Irak y Siria.

A su vez, la mayor parte del material militar que emplean es de fabricación occidental: armas europeas vendidas a Arabia Saudí, o armas norteamericanas distribuidas en un principio al Ejército Sirio Libre, que acaban en manos del Estado Islámico.

Es imprescindible por ello implementar un embargo de armas efectivo e inmediato, no solo para el EI, sino también para quienes le ayudan y promueven el sectarismo en Oriente Medio; decretar un embargo a la compra de petróleo de contrabando; e investigar y acabar con las donaciones privadas que recibe el EI, en muchos casos desde países del Golfo, a través de un control más estricto entre los flujos bancarios desde esa zona y Europa.

2. Neutralizar las redes de captación y adoctrinamiento del Estado Islámico

La mayor parte de los terroristas que atentan en Europa son europeos, en muchos casos de tercera o cuarta generación. Frente a este fenómeno de radicalización, se debe mejorar la coordinación de los servicios de inteligencia y desactivar las redes de captación en Internet.

Pero las medidas legales o policiales por si solas no bastan para resolver el problema. Cuando alguien está dispuesto a inmolarse, las medidas judiciales no tienen ningún efecto. Por ello son imprescindibles estrategias integrales de desradicalización para luchar contra el extremismo violento en todas sus manifestaciones.

La mejor manera de combatir el extremismo es lograr que la gente se sienta parte de una sociedad cohesionada y cultivar las oportunidades económicas y sociales en las comunidades vulnerables, tanto en Europa como en los países que sufren este fenómeno.

La lucha contra la desigualdad y la puesta en marcha de medidas económicas y de protección social que no dejen a nadie fuera constituyen el camino más corto para evitar fenómenos de radicalización en Europa.

3. Apoyar a las fuerzas democráticas en el mundo árabe

El Estado Islámico no se puede combatir sólo en Europa. La única manera de acabar con el EI es defendiendo la democracia en el mundo árabe. La oportunidad en el 2011 con las revoluciones árabes han acabado en la defensa de dictaduras o recurriendo a los bombardeos, que solo han alimentado la espiral de violencia, el caos y, en última instancia, la radicalización extremista de la que se nutre el yihadismo.

4. Reforzar a la sociedad civil en Siria e Irak

Irak y Siria son el feudo del Estado Islámico. Las principales víctimas del EI son las propias poblaciones locales, como se ha visto recientemente en Beirut, Bagdad, Ankara y tantas otras ciudades, y ellas son las únicas que pueden derrotarle sobre el terreno, como sucedió con Al Qaeda en Irak en 2007.

Para ello en el corto plazo hay que reforzar y asesorar a las fuerzas locales para enfrentar al Estado Islámico por tierra. Pero además hay que apoyar los procesos democráticos en la región. Solo el refuerzo de la sociedad civil puede impedir el auge del fundamentalismo.

Cualquier proceso democrático debe estar encabezado por las reivindicaciones de la sociedad civil siria, tanto del interior como en el exilio, la labor de los Comités Locales de Coordinación y otros movimientos de base en Irak y otros países, que buscan soluciones basadas en la democracia, los derechos humanos y la no intervención.

Así mismo, hay que presionar al gobierno iraquí, en el marco del vigente Acuerdo de Cooperación y Colaboración entre la UE e Irak (2012), para que acabe con las políticas sectarias que marginan a una parte de la población, combata efectivamente la corrupción, y desarme a las milicias armadas (tanto al EI como a las chiíes).

5. Acabar con las guerras en Siria e Irak

La solución no es la guerra: la guerra europea en Siria no derrotará al Estado Islámico. Se ha comprobado en Irak, en Afganistán, en Libia. La solución pasa por una acción europea decidida que se involucre en un diálogo político con todos los actores implicados: EE UU y Rusia, Arabia Saudí, Irán, Turquía y el resto de países sumidos en la guerra regional que se libra ahora mismo en Siria.

Las conversaciones de Viena pueden ser el inicio de una solución justa en Siria. El primer objetivo debe ser parar el conflicto y sus consecuencias para la población civil. Para ello hay que decretar un embargo de armas a todos los contendientes, acordado y presionado por los países de la UE junto con el quintento (EE UU, Rusia, Arabia Saudí, Irán y Turquía); acabar inmediatamente con los bombardeos del régimen contra la población civil (incluyendo los ataques indiscriminados y el uso de armas químicas); abrir corredores humanitarios para la población civil que huye o retorna a sus casas, y exigir el cese inmediato de cualquier intervención externa sin el respaldo de la ONU. El objetivo inmediato debe ser un Gobierno transicional con elementos del régimen de al-Asad y figuras clave de la oposición, abriendo también un proceso de justicia transicional para juzgar los crímenes de estos años de conflicto.

6. Proteger a los refugiados

Los atentados de París no deberían cambiar la mirada sobre el dolor de quienes huyen de la guerra. Los cientos de miles de personas que esperan a las puertas de Europa huyen precisamente del terror, de la violencia, de los bombardeos internacionales o locales y de la muerte. No se puede caer en el error de confundir a las víctimas y a los verdugos, a los culpables y los inocentes.

La peor amenaza que enfrenta la democracia en Europa es el auge de la xenofobia, del racismo y del autoritarismo. Se debe reaccionar ante la barbarie reafirmando el compromiso inquebrantable con la democracia, las libertades y los derechos humanos.

7. Acabar con las mafias que trafican con personas

La mejor manera de asegurar que no entran terroristas en Europa es acabar con las mafias que trafican con personas. Para ello hay que articular vías de entrada en Europa seguras y legales. Se debe reabrir la posibilidad de solicitar protección internacional y visados humanitarios en las embajadas y consulados españoles en los países de origen y tránsito, con el objetivo de acabar con la irregularidad en el cruce de fronteras e impulsar la utilización de cauces seguros.

Además, hay que atender las necesidades de los refugiados en Europa y los países colindantes, sobre todo en lo relativo a educación, sanidad, alimentación y empleo.

Jueces para la Democracia pide respetar los valores democráticos

La Asociación Jueces para la Democracia (JpD) ha publicado a su vez un comunicado como consecuencia de los atentados de París en el que recuerda que «el Estado de Derecho es el instrumento más apropiado para actuar contra el terrorismo» y que ante «situaciones de enorme complejidad como ataques terroristas especialmente trágicos», resulta imprescindible reforzar los valores democráticos, «sin ceder a determinadas tentaciones institucionales de limitar las libertades con el pretexto de mejorar la seguridad».

Jueces para la Democracia sostiene que «los intentos de desestabilización del fanatismo totalitario no pueden tener nunca como consecuencia alterar los principios de nuestra democracia constitucional».

Alertan en consecuencia de los riesgos que se pueden generar en estas situaciones para la convivencia en sociedades cada vez más multiculturales, y se oponen abiertamente a cualquier forma de islamofobia, además de pedir a la ciudadanía «que sepa distinguir entre la comunidad musulmana y las actuaciones del yihadismo más irracional».

Propone también reflexionar sobre el papel de las sociedades occidentales en los conflictos bélicos que están desgarrando el mundo islámico.

1 COMENTARIO

  1. Interesantes las propuestas de Podemos, pero hay que precisar que el turco Erdogan y su país: Turquía, en donde hay bases de la Otan, es cómplice de Dáesh y del tráfico de venta de petróleo en el mercado negro, al igual que Arabia Saudita y Qatar, bases ideológicas del waabismo o radicalismo islamista. La coalición contra Dáesh debe sostener la lucha del pueblo kurdo por su liberación y aclarar sus múltiples ambigüedades sobre el trafico y venta de armas que permite la existencia de ese «Estado» fantasma denominado Dáesh.

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