¿Qué queda de la beat generation?

Se edita la versión original de ‘En el camino’, de Jack Kerouac, la obra que se convirtió en símbolo de la América inconformista de los años 50

kerouac-en-el-camino ¿Qué queda de la beat generation?Jack Kerouac escribió su novela En el camino en 1951, en un rollo de papel de 36 metros, de los que se utilizaban para teletipos en las redacciones de los periódicos, mientras se desplazaba en auto-stop de costa a costa de los Estados Unidos. Además de ser cómodo para trasladar el material, que llevaba en su mochila, este método evitaba que se traspapelasen las cuartillas o se alterase su orden original durante los viajes, las estancias en albergues de mala muerte, los riesgos de todo tipo a los que tuvo que hacer frente durante su larga peripecia. Si el rollo se extraviaba se perdía toda la obra y no sólo una parte, pero esta manera de guardarla garantizaba, en su caso, la recuperación total del manuscrito. Hoy el rollo es ya material de museo (en la última subasta se pagaron más de tres millones de dólares por él) y se puede ver con frecuencia en exposiciones sobre la época.

Después de haber sido rechazada por varias editoriales, Kerouac publicó la novela en 1957, sin sospechar que iba a convertirse en el símbolo de todo el grupo de escritores, poetas y artistas a los que se conoce como Generación beat. La versión original del contenido de este rollo nunca llegó a publicarse en su totalidad y además algunos de sus protagonistas reales figuraron siempre con nombres ficticios o con seudónimos. Hasta hace unos años, que se publicó (en España por Anagrama) con el título En la carretera. El rollo mecanografiado original.. Sal Paradise, el personaje central de la novela en todas las ediciones anteriores, figura aquí como quien es: el propio Jack Kerouac. Allen Ginsberg, Neal Cassady, William Burroughs… recuperan también sus verdaderos nombres: el texto se transforma así en un documento autobiográfico del autor y también en una crónica sobre la Generación beat.

EL OTRO SUEÑO AMERICANO

El fin de la segunda guerra mundial marcó una frontera cronológica para la definición de nuevos conceptos culturales. La vida opulenta, la comodidad proporcionada por las nuevas tecnologías y la superación de los traumas de la guerra habían puesto definitivamente el sueño del welfare state al alcance de todos. Pero algunos no estaban satisfechos con este tipo de sueño y trataron de construir otro diferente con el que dar sentido a sus vidas. Quisieron elaborar una nueva cultura desde un punto de vista distinto al de los creadores instalados en la comodidad de sus lujosas residencias, sus púlpitos universitarios y sus soportes mediáticos. La Generación beat estaba formada por personas que quisieron transformar este panorama.

LOS ORÍGENES

En la segunda mitad de los años 40 del siglo XX un grupo de escritores y artistas norteamericanos formaron este movimiento cultural al margen de la oficialidad bendecida por el mercado y los medios de masas. Sus señas de identidad fueron el nomadismo y la bohemia como forma de vida, la música de jazz y el arte de vanguardia como inspiración creativa, las drogas alucinógenas y el alcohol como paraísos artificiales y el pluralismo sexual como expresión hedonista. El núcleo del movimiento estaba formado por el propio Jack Kerouac (1922-1969), el poeta Allen Ginsberg (1926-1997), el escritor William Burroughs (1914-1997) y el agitador cultural Neal Cassady (1926-1968). Entre los últimos en unirse al grupo estaban los poetas Gregory Corso y Lawrence Ferlinghetti, quienes aportaron lo mejor de su obra a la Generación. Posteriormente se fueron integrando nuevos nombres más o menos identificados con la filosofía beat, y otros que buscaban únicamente la popularidad oportunista cuando el movimiento ya se había convertido en un fenómeno contracultural y antisistema. El nombre de Beat generation se lo puso el escritor John Clellon Holmes en su artículo This is the beat generation, publicado en el New York Times el 16 de noviembre de 1952.

Los orígenes de la Generación beat estuvieron fuertemente condicionados por un extraño crimen. En agosto de 1944, Lucien Carr, inspirador de la estética beat y aglutinante del grupo, según Ginsberg (con quien compartía piso), asesinó a un monitor de boy scouts homosexual del que estaba enamorado, un adolescente que ejercía una extraña fascinación sobre todos los miembros del grupo. Este episodio atormentó durante muchos años a todos los componentes de la generación. Kerouac, acusado de encubridor, lo menciona en obras como La ciudad y el campo y La vanidad de los Dulouz. Años después, un accidente absurdo vino a empañar aún más la trayectoria del grupo: en 1951, William Burroughs mató a su mujer de un disparo, cuando imitaba a Guillermo Tell tratando de acertarle a un vaso que había colocado sobre su cabeza.

Estos episodios constituyeron un material impagable para quienes desde el stablisment trataron siempre de descalificar no sólo la forma de vida sino también la obra de la Generación beat y transformarla en de-generation. El término beatnik, que se popularizó para calificarlos, procede de una fusión de beat y sputnik (el satélite soviético lanzado al espacio a finales de los 50), que pretendía identificar a la Generación beat con el comunismo, en plena guerra fría, y sugerir que estaban fuera de este mundo. Herb Caen, un columnista del Chronicle de San Francisco, lo utilizó por primera vez con este sentido, y la ocurrencia prosperó. Pese a todo, en la distancia desde la que hoy se contempla la obra de estos creadores, son indiscutibles los valores de la poesía de Ginsberg (su poema Aullido es el grito desgarrado de denuncia y desesperación de los oprimidos y explotados de la sociedad de consumo), las nuevas perspectivas que abrió la obra de Kerouac a la literatura americana del siglo XX, los niveles de osadía de la prosa de Borroughs (El almuerzo desnudo), nunca antes alcanzados por autor americano alguno, y la sensibilidad de los poemas de Corso y Ferlinghetti, comparables a la de la poesía americana más sutil.

DE LOS BEATNIKS A LOS HIPPIES

El movimiento beat, que no había conseguido traspasar las fronteras de los Estados Unidos (en Europa por los mismos años triunfaba entre los jóvenes el existencialismo de Sartre y Camus), se extinguió por sí mismo a finales de los cincuenta, fruto de la decadencia física de sus propios miembros y de la campaña desatada contra ellos. Vino a rescatarlo en los sesenta el movimiento hippie, que adoptó gran parte de su filosofía y de sus valores y difundió su imagen y su obra por todo el mundo. Michael Fellon utilizó por primera vez el término hippie en septiembre de 1965 aludiendo a la radicalización de los hispter, una palabra que se utilizaba entonces como sinónimo de beat. El flower power, el movimiento que convirtió la filosofía hippie en un nuevo valor contracultural, del que Ginsberg se transformó en uno de sus valedores más preciados, trasladó a sus representantes, que entonces eran sobre todo sus músicos, la estética y el comportamiento de los beats y eso los transformó en iconos de toda una generación juvenil. Si la literatura y la poesía fueron los medios expresivos prioritarios de la Generación Beat, el movimiento hippie encontró en la música y en las letras del rock y el folk el mejor cauce para comunicar su mensaje. Jimi Hendrix, Janis Joplin, Scott McKenzye, Jefferson Airplane, Grateful Dead, la Velvet Underground, The Mamas and the Papas, algunos temas de The Beatles… incluían en sus letras la ideología de una generación crítica con los valores de sus padres, antirracista, opuesta a la guerra de Vietnam y contraria a la sociedad de consumo. Finalmente sería esta misma sociedad la que acabó con su sueño, convirtiendo sus reivindicaciones en mercancías y sembrando de canciones de amor y paz las listas de ventas de todo el mundo.

VIGENCIA DE LA GENERACIÓN BEAT

De todo aquello queda sobre todo la obra. En el camino de Jack Kerouac sigue siendo una de las novelas más leídas, con nuevas ediciones cada año en prácticamente todo el mundo (en España coincidió la nueva versión de En la carretera con la edición de su poemario Libro de esbozos, publicado por Bruguera, y con Sartori en París, de la editorial Escalera, uno de los textos que Kerouac escribió poco antes de morir en 1969). Ginsberg y Borroughs tienen seguidores en todo el planeta y sus textos son estudiados e interpretados en simposios y universidades. Anualmente se celebra en Nueva York el Festival Howl (Aullido). Y constantemente se editan libros monográficos sobre el fenómeno beat, biografías de sus miembros, canciones, películas y documentales, exposiciones como Beat culture and the new America 1950-1965, en el Museo Whitney, ediciones de DVDs y CD ROMS (Jack Kerouac Romnibus) que rescatan las peripecias y los personajes de aquella generación… Y la página de la Beat Generation, fundada por el editor Kenneth Rumsey, es una de las más visitadas. Poetas-cantantes como Bob Dylan y Patti Smith mantienen viva la llama con sus textos y su música (incluso su imagen es en parte deudora de aquel look de los beats), y actores como Johnny Deep se confiesan admiradores de la Generación. Y cada vez que la historia sufre convulsiones, como las que estamos viviendo ahora mismo, algunas miradas buscan respuestas en los márgenes. Es posible encontrar algunas en la Generación beat. Por eso no está de más volver a leer En el camino.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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