Alternativas a los cargos por descubierto bancario o reconexión por impagos

En un artículo publicado recientemente nos permitíamos promover el concepto de “pobres solventes” para aquellas personas que por despidos o prejubilaciones pierden inesperadamente una parte sustancial de sus retribuciones pero continúan recibiendo una prestación o una pensión que les permite vivir con normalidad una vez ajustados los gastos a los nuevos ingresos, que en el caso de un prejubilado que hubiera cotizado por la cuota máxima sería de unos 2068 euros mensuales.

Un lector nos recriminaba esta opinión y exponía la suya en los comentarios a la información:

No creo que estos “pobres solventes” sean el reflejo de la pobreza en España. Personas que se jubilan con dos mil y pico de euros nadie puede considerarlos pobres; los pobres son los que tienen jubilaciones de 500 € y le suben los gastos fijos como electricidad, contribuciones, copagos sanitarios, tasas de agua y basura, etc, mientras la pensión se la han subido un euro al mes. Esa gente si son pobres de solemnidad. Creo que confundimos la pobreza con la bajada del nivel de vida.

Pero insistimos en que la crisis económica está mostrando nuevos perfiles personales que rompen la estructura tradicional de la clase media y permiten acuñar términos como “pobreza energética” o “dificultades para llegar a fin de mes”, referidos a situaciones en las que no hay que ser “pobre de solemnidad” para sufrir problemas concretos.

Entre las consecuencia que no comentábamos en ese artículo están las relacionadas con el descubierto en cuentas corrientes cuando se paga un recibo sin saldo suficiente porque la entidad bancaria tiene asegurada la pensión del cliente a fin de mes, y además carga una penalización alta, en algunos casos superior al importe del propio recibo.

Otra consecuencia, si el recibo es devuelto, es que las compañías de energía o telecomunicaciones cobran también un recargo por reponer el servicio una vez que se ha conseguido pagar la deuda, encareciendo por lo tanto ese consumo.

Teniendo en cuenta estos datos, analizamos de nuevo las múltiples iniciativas de financiación en paralelo a la banca tradicional, que facilitan minicréditos, que a pesar de tener intereses y gastos de gestión más altos que otros productos crediticios, permiten solucionar problemas concretos de liquidez evitando al tiempo recargos por descubierto o por el restablecimiento del servicio, evitando de paso la penalización sobre la credibilidad crediticia de la persona.

Hemos escogido una propuesta de sucredito.es para concretar condiciones y vemos que ofrecen:

  • De 50 a 600 euros (200 como máximo para nuevos clientes).
  • 15 o 30 días de devolución (dependiendo del importe)
  • Tramitación online en 10 minutos
  • Clientes admitidos: asalariados, pensionistas y desempleados con prestación
  • Aceptan clientes incluidos en el registro de morosidad ASNEF (única del mercado en hacerlo)
  • Tienen supervisión bancaria de Novum Bank, característica que solo ofrece otra financiera del mercado español, Ferratum.

Se trata, en definitiva, de encontrar soluciones rápidas, que se puedan gestionar sin desplazamientos incómodos, con respuestas rápidas, con costes finales aceptables, que nos permitan alcanzar el fin de la crisis económica con el menor coste económico y social para las personas y su entorno familiar.

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