Bélgica también quiere espiar a los internautas

Los ministros belgas Annemie Turtelboom (Justicia, partido Opel Vld, Liberales y demócratas Falemncos) y Johan Vande Lanotte (Economía, Partido Socialista Flamenco) han presentado un proyecto de ley que establece que todos los operadores de Internet y teléfonos móviles tienen que conservar, durante al menos un año, la totalidad de los movimientos efectuados por los internautas en Internet, sea cual sea el medio que utilicen.

O sea, lo mismo que hace la famosa NSA estadounidense, cuyos manejos denunció el especialista informático Edward Snowden, perseguido por el FBI y asilado desde entonces en Rusia, cuenta la publicación digital Korben (korben.info) que ha sacado la información del periódico económico belga Les Échos.

En el caso belga, como en el resto de los países en que el estado espía la vida privada de los ciudadanos, las excusas son la seguridad nacional y la guerra contra el terrorismo y la delincuencia internacional.

Eso quiere decir que, en algún lugar ignoto, se van a guardar los correos electrónicos de todos los belgas, lo mismo que la lista de páginas visitadas y las búsquedas efectuadas, y que se van a conservar igualmente la totalidad de las llamadas telefónicas efectuadas desde los móviles, así como los sms… “Todo lo que transite por los servidores del operador en cuestión se copiará, archivará y quedará a disposición de la policía y la justicia”.

La única manera de escapar a ese espionaje legal –y real-, dice Korben, es cifrar las conexiones, lo que significa abonarse, por unos 3€ mensuales, a una Red Privada Virtual (VPN), que se encarga de cifrar todo el tráfico que produce un ordenador.

El artículo de Les Échos (lecho.be), firmado el 9 de octubre de 2013 por Lars Bové, detalla las tres cuestiones más importantes que suscita el proyecto de ley: qué tipo de datos van a tener que conservar los operadores, cuál es el calendario a seguir y, lo más importante, quién va a poder acceder después a esos datos. A la primera pregunta, la respuesta es, por ejemplo, donde ha comprado el usuario la tarjeta SIM de su teléfono, qué red wi-fi utiliza para navegar por Internet y qué sistema de pago utiliza, entre otros.

En cuanto al tiempo en que todos esos detalles van a permanecer en un banco de datos, será efectivamente de un año; los operadores dispondrán también de un año, a partir de la promulgación de la ley, para adaptarse a las exigencias legales. Aunque, por lo visto, los operadores belgas han respondido a la noticia diciendo que ellos ya almacenan esos datos: por ejemplo, Belgacom confirma que acumula cada año 10 millones de correos electrónicos y sms.

Y respecto a quiénes van a poder acceder a la información guardada, la respuesta es que solo la policía y la justicia, la seguridad del estado, los servicios de información militar y el servicio de mediación de las telecomunicaciones del país. Según el autor del artículo, los ministros belgas han reconocido que su proyecto “va mucho más allá” de las recomendaciones de la Comisión Europea en su directiva de 2006, argumentando que la tecnología ha avanzado mucho desde entonces y que ahora, para sus investigaciones, tanto la policía como la justicia necesitan muchos más datos.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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