Belmonte, la herencia judía en Portugal

Belmonte es quizás la localidad más vinculada a la huella judía en Portugal aunque no es la única, la red de juderías incluía también Guarda, Trancoso, Bragança, Viana do Castelo y Tomar.

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Belmonte, Portugal, sinagoga actualmente cerrada

La localidad pertenece a la región interior de la Beira, muy cerca de Serra Estrela, se ubica en lo alto, a unos 700 metros, y de apenas unos 7000 habitantes, cuenta con seis espacios museísticos: el castillo, la iglesia de Santiago que incluye el panteón de los Cabral, Museo Judío, Ecomuseo del Zézere, Museo de los Descubrimientos y Museo del Aceite.

Además cuenta con Feria Medieval que celebra en agosto y tiene el título de ‘Villa histórica de Portugal’, que solo poseen doce pueblos.

El turismo cultural y en este caso el religioso, de numerosos judíos que visitan la localidad por la huella de sus ancestros que compartían religión, han dado un impulso a la localidad, ubicada en la altura.

Hay un billete único para visitar todos los museos, con una vigencia de tres días. Para los periodistas es gratuito pero sin embargo, los discapacitados deben pagar, todos tienen acceso para minusválidos.

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Belmonte, Portugal, monumento a Pedro Alvares Cabral

El apellido Cabral está muy vinculado a la villa, debido a Pedro Alvares Cabral (1467-1520), descubridor de Brasil, que cuenta con un monumento en un pequeño jardín abrazando la cruz y la espada –me recuerda al poema ‘A Mercurio cristiano’ de Miguel de Unamuno (1864-1936) visitante asiduo del país vecino y que dejó además testimonio del mismo-.

El castillo debe su fundación a Alfonso III (1210-1279) que lo autoriza en 1258 y deja su función militar por lo que en 1446 pasa a propiedad de la familia Cabral para su residencia. Todavía se conserva una ventana de estilo manuelino, tras sufrir un incendio a finales del siglo XVIII.

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Belmonte, Portugal, patio del Castillo

Actualmente dispone de una pequeña sala de exposiciones donde se puede observar un mapa de África que recoge la conquista de Ceuta destacando la importancia del Estrecho de Gibraltar. Además de la recepción con tienda hay un puesto de información turística. El patio del castillo alberga un pequeño foro para representaciones al aire libre.

Hay que recordar que en Portugal, en su época vivieron unos 30 000 judíos, el rey João II (1455-1495) acogió a muchos llegados de España, entre otras localidades de Valladolid y Soria, se calculó entonces un incremento hasta entre 60 000 y 70 000 personas. Eran banqueros, jueces, recaudadores de impuestos, astrónomos y cartógrafos.

Pero tras su muerte, en 1495, su sucesor, el rey Manuel I ‘El Afortunado’ (1469-1521), se casó con la princesa de Asturias, Isabel de Aragón, hija de los Reyes Católicos, y este matrimonio con la infanta le hace promulgar leyes antisemitas, como el edicto de expulsión, y la Inquisición hizo estragos como en España. En la localidad mantuvieron sus tradiciones casi intactas, a pesar de ser conocidos como nuevos cristianos o marranos, lo que fue un caso excepcional en Portugal.

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Belmonte, Portugal, fachada del Museo judío

El Museo Judío, abierto en 2004 y remodelado en 2017, recorre la presencia de los judíos en Portugal con paneles, símbolos tradicionales como la menorá y la kipá, con testimonios que recuerdan su presencia.

En el Museo, desgraciadamente y así lo hice constar, no hay mención alguna a una figura histórica que salió de Portugal en ese periodo de obligada conversión de los sefardíes, el ajedrecista Pedro Damião (en español, Damiano, en italiano conocido como Damiano Portoghese) (1480-1544), natural de Odemira y farmacéutico de profesión.

Fue el autor de uno de los primeros tratados sobre ajedrez, escrito originalmente en italiano y español, denominado Libro da Imparare Giocare a Scachi, publicado en 1512 –tuvo ocho ediciones en el siglo XVI-. Sí se le recuerda en su localidad natal de Odemira.

Como detalle, la casa fue cedida como museo por sus propietarios, unos judíos de la familia Albo provenientes de Marruecos, en concreto de Rabat, que partieron hacia Portugal en los años sesenta como tantos otros miles.

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Belmonte, Portugal, Casa típica de la Judería, con un azulejo de la Virgen de Fátima en la fachada

Cerca se encuentra un comercio llamado la Casa de la Judería, que tiene a la venta todo tipo de productos kosher, una denominación religiosa -como la halal árabe-, que indica que en su elaboración, los productos están aprobados por un rabino. Advertencia, son caros aunque puede encontrar de todo, desde aceites, vinos, perfumes….

También hay productos no kosher pero a un precio mucho más caro y a veces triplicando al habitual en cualquier otro comercio. En locales y un hipermercado más alejados del centro se pueden encontrar productos a precios asequibles. Por cierto, las especialidades locales son el arroz, cabrito y unos bizcochos de aceite así como las ‘papas de carolo’, un dulce de la región.

Desde 1996 hay una sinagoga que lleva el nombre de Bet Eliahou y se encuentra actualmente cerrada. Forma parte del llamado barrio judío o judería en el entorno de la Rua direita y de la Fonte de Rosa. Curiosamente, algunas de estas antiguas casas lucen azulejos cristianos en sus fachadas sobre todo de la Virgen de Fátima, tal vez, para indicar que aunque ubicadas en el barrio de la judería son cristianos.

La iglesia de Santiago, convertida en espacio museístico, es del siglo XVIII y tiene elementos góticos y manieristas, si bien en su interior hay una capilla construida en 1240. En el recinto se encuentra el panteón de los Cabral donde se trasladaron los restos del descubridor de Brasil.

También una Piedad del siglo XIV que fue elogiada por el premio Nobel de Literatura, José Saramago (1922-2010), en su ‘Viaje a Portugal’, si bien llama mucho la atención los frescos de la pared que representan a Santiago y otros santos. Hay un mapa detallado de las distintas rutas de toda Europa hasta llegar a la capital de Galicia y es que Belmonte forma parte de la llamada ‘via da Estrela’ que sigue hasta Braga.

El templo, hoy museo, cuenta con un campanario anexo y está muy cerca de otras dos pequeñas capillas, de San Antonio y del Calvario, pero que permanecen cerradas, la primera solo se abre los domingos al culto y la segunda con blasones de piedra exteriores.

El Ecomuseo del Zézere se ubica en un antiguo granero de los siglos XVI-XVII y destaca toda la flora y fauna del río que transcurre entre sierras y montañas cercanas, siguiendo el transcurso de su cauce, con reproducciones y mapas.

Enfrente, se encuentra el Museo de los Descubrimientos en homenaje al ya citado Pedro Alvares Cabral, dedicado básicamente al periplo de los grandes navegantes portugueses aunque centrado en Brasil. Cuenta con dieciséis salas y dispone de las últimas tecnologías, se recrea, por ejemplo, lo que fue el viaje con las duras condiciones de los tripulantes con imágenes y sonido del océano.

Me quedo con dos frases referidas al saharaui cabo Bojador, una que figura en uno de los paneles. La cita es del navegante y cosmógrafo Duarte Pacheco Pereira (1460-1533): “Este Cabo Bojador es muy peligroso por causa de una gran restinga de piedra que debe salir del mar más de cuatro o cinco leguas, en la que se perdieron algunos navíos por un mal aviso”.

Lógicamente me rememora otra, también referida a Cabo Bojador, incluida en un poema de Fernando Pessoa (1888-1935): ‘quem quer passar alem do Bojador, tem que passar alem da dor’ (Quien quiera pasar más allá del cabo Bojador tiene que pasar más allá del dolor).

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Belmonte Portugal Museo de Aceite

En cuanto al Museo del Aceite, ubicado en un antiguo lagar del siglo XIX, te recibe con una leyenda: ‘Verde fue mi nacimiento y de luto me vestí, para dar luz al mundo, mil tormentos padecí’. Se pueden observar toda la maquinaria de transformación de la aceituna al aceite. Dos datos, por un lado, en los paneles explicativos se recuerda que el origen de la palabra aceite y aceituna es árabe, al-zayt y az-zaytouna y por otro, se citan las seis zonas con denominación de origen: Tras-os-montes, Beira interior, Ribatejo, Norte alentejano, Alentejo interior y Moura.

La recepcionista también vende los productos de la tienda allí expuestos y que están vinculados al espacio museístico y la región, lógicamente aceite de la zona hasta vinos, mermeladas y productos de recuerdo. Al contrario que el resto de Museos que solo tienen indicaciones en portugués e inglés, sí había un pequeño tríptico sobre el Museo en español.

Me llamaron la atención las numerosas erratas en el escrito en castellano pero todo tiene una explicación. Son elaborados gracias a la constancia y esfuerzo de la propia recepcionista, que lo hizo para intentar que cada visitante pudiera recibir los datos en su propio idioma, sacrificando la perfecta traducción que se pudiera requerir. Muy lejos de molestarse la mujer me agradeció sobremanera las correcciones que le indiqué del texto.

Todo un ejemplo y es que los vecinos de esta localidad son, como la gran mayoría de portugueses muy atentos, educados y correctos, muchos de ellos señalan al viajero la limpieza de las calles y el amplio panorama cultural y museístico que cuenta Belmonte, sin comparación con localidades del mismo tamaño y de la misma región.

También citar que hay calles dedicadas al cantautor José Afonso (1929-1987) y al expresidente Mario Soares (1924-2017).

Para acabar se pueden hacer dos paradas más en el pueblo, el Pelourinho (columna de piedra) y la iglesia matriz de la Sagrada Familia, con una pancarta en la fachada que recuerda los 500 años de evangelización en Brasil.

Por cierto, Belmonte, tiene espejo en España exactamente con el mismo nombre, en la provincia de Cuenca con su histórico castillo y donde se rodó parte de la película ‘El Cid’. No es la única, citemos Guarda y Gondomar en Portugal y las mismas localidades en el sur de la provincia de Pontevedra.

Por último, Portugal ha inscrito dos nuevos lugares como patrimonio humanidad en la reciente asamblea de la Unesco celebrada en Bakú. Se trata del Palacio Nacional de Mafra y el Santuario del Bom Jesus en Braga.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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