Bosquimanos de Botsuana demandan al Gobierno por prohibirles cazar

Los últimos cazadores bosquimanos que quedan en África han decidido demandar formalmente al Gobierno de Botsuana por sus intentos “ilegales e inconstitucionales” de matarles de hambre para que se vayan de sus tierras ancestrales en la reserva de caza del Kalahari Central.

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Los bosquimanos cazan para sobrevivir, pero se les trata como a furtivos en su propia tierra. © Survival International

 

Los bosquimanos dependen de la caza de subsistencia para alimentar a sus familias, pero enfrentan al acoso, torturas y arrestos cuando les descubren cazando. A principios de este año, el Gobierno de Botsuana emitió una prohibición nacional para cazar, sin notificárselo a los bosquimanos del Kalahari y sin ofrecer compensación alguna.

Esta sería la cuarta vez que los bosquimanos se ven forzados a recurrir a acciones legales contra los mandatarios, en su deseo desesperado de que les dejen vivir en paz en su tierra.

En la histórica victoria judicial de 2006, el Tribunal Supremo de Botsuana dictaminó que los bosquimanos tenían derecho a vivir y a cazar en su tierra. Pero, a pesar de la sentencia, no se les ha concedido ni una sola licencia de caza.Paradójicamente, los adinerados cazadores de trofeos están exentos de la prohibición y siguen cobrándose jirafas y cebras legalmente en haciendas privadas.

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Los bosquimanos han cazado animales de forma sostenible durante muchas generaciones y no suponen una amenaza para la supervivencia de la vida salvaje en la Reserva de Caza del Kalahari Central. © Philippe Clotuche/Survival

 

El bosquimano Roy Sesana aseguraba hace hace unos días que “se trata de un movimiento premeditado para hacernos pasar hambre y que nos vayamos de la CKGR [Reserva de Caza del Kalahari Central, según sus siglas en inglés]. Saben que dependemos de la caza y decidieron prohibirla dentro de la CKGR.” Por su parte, el presidente de Botsuana, Ian Khama, quien a su vez es miembro de la junta directiva de la organización Conservación Internacional, afirma que esta medida fue adoptada para proteger la menguante fauna del país.

La caza como negocio

Sin embargo, resulta contradictorio que prohíban cazar a los indígenas, que cuidan mejor que nadie de su entorno y cazan de forma sostenible para alimentarse, mientras se lo permiten a los turistas de élite que pagan sumas astronómicas por matar animales como actividad de ocio. Los bosquimanos cazan con arcos, flechas y cerbatanas, y no suponen ninguna amenaza para la vida salvaje de la reserva.

Curiosamente, el Príncipe de Gales ha respaldado una reciente campaña contra la caza furtiva lanzada por United for Wildlife, una coalición de organizaciones defensoras de la naturaleza, entre las que se encuentran WWF, Conservación Internacional, y The Nature Conservancy, y que también cuenta con el apoyo del presidente Khama, lo cual esstá muy bien, siempre y cuando sean capaces de distinguir entre ilegales y pueblos indígenas que cazan para obtener sustento.

Stephen Corry, director de Survival Internacional, el movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas y tribales, ha denunciado que los «Indígenas de todo el mundo están siendo acusados de “furtivos” porque cazan para alimentarse. Y se enfrentan a arrestos y palizas, torturas y muerte, mientras que se alienta la caza mayor entre quienes pagan por ella. Es hora de que reconozcamos que los pueblos indígenas y tribales son los mejores protectores de la naturaleza. Hasta que esto ocurra, continuaremos persiguiendo estos abusos y destacando el hecho de que las vidas y las tierras de los pueblos indígenas están siendo destruidas por la industria de la conservación, el turismo y los grandes negocios».

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en general, de la mano de una publicación para profesionales, un buen día nuevos derroteros la llevaron al mundo de la política, pero sin dejar la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la solidaridad, a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después dejó España y se instaló en México. Allí comenzó a publicar en el periódico México Inteligente, donde tuvo su propia columna. Posteriormente, colaboró con el Periódico de Puebla y con revistas literarias, donde editó poesía. Un buen día contactó con Periodistas en Español, medio que le permitió relatar a los españoles lo que sucedía en el país azteca, así como describir las maravillas de su naturaleza. Tras siete años de estancia en México, a mediados de 2018 regresó a España. Actualmente sigue los avatares mexicanos y continúa contándolo en Periodistas en Español.

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