Caso Khashoggi: Erdogán señala al príncipe saudí MBS

El presidente de la República de Turquía, Receb Tayyib Erdogán, acaba de leer las conclusiones del informe elaborado por su gobierno  sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Ahmad Khashoggi en el consulado de su país en Estambul, declaraciones que ha hecho ante los diputados de su partido en la Gran Asamblea Nacional Turca, conocida como Meclis.

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Erdogan informa a la Asamblea parlamentaria turca sobre el asesinato de Jamal Khashoggi

El presidente turco no ha aportado datos que no se hayan filtrado con anterioridad, sin embargo, su declaración ha sido muy dura calificando el asesinato de político, y ha lanzado varias preguntas que desmontan las diferentes versiones de las autoridades saudíes sobre el caso, llegando a la conclusión de la falsedad de las respuestas aportadas por el gobierno saudí hasta el momento, dando la impresión de guardar algunas pruebas para otro momento a la espera de que los saudíes aporten respuestas a sus interrogantes.

Los saudíes aseguran que la muerte de Khashoggi fue accidental y por iniciativa de unos agentes sin órdenes superiores, y que el cuerpo de la víctima fue entregado a un agente local, sin definir su nacionalidad ni identidad. Actualmente, la fiscalía general del Reino mantiene a dieciocho personas detenidas en relación con el asesinato y piden a Donald Trump un mes para concluir las pesquisas, petición que ha sido rechazada por ser demasiado tiempo.

El Rais turco ha recordado las contradicciones en las versiones de los saudíes, desmintió el asesinato no premeditado, apoyándose en la llegada de quince agentes el mismo día y la retirada del disco duro del sistema de vigilancia del consulado, aseguró que el crimen empezó a planificarse el mismo día de la primera visita de Khashoggi el viernes 28 de septiembre, denunció la treta de acusar a unos agentes de policía y del servicio secreto y llamó a exigir responsabilidades desde lo más bajo hasta lo más alto, en alusión a Mohamed Bin Salman, y comparó esta actitud con la mafia y las organizaciones criminales.

Asimismo, Erdogán insistió en dos interrogantes claves para la esclarecimiento definitivo del caso, dos interrogantes de muy difícil respuesta para los saudíes sin que supusiera su condena firme. La primera relacionada con el cuerpo y la segunda con la identidad del agente local. Ambas preguntas sin respuesta hasta el momento por los saudíes, lo que se considera incomprensible a menos que el objetivo fuera encubrimiento, una acusación que cobra sentido si se confirma que el cuerpo ha sido descuartizado y que la cabeza del periodista haya sido trasladada a Riad el mismo día del asesinato en una maleta diplomática transportada por Maher Abelaziz Motrib, quien sería el coordinador de la operación, según fuentes de la fiscalía turca. Motrib realizó diecinueve llamadas ese mismo día, cuatro de ellas al secretario de MBS, además de diecinueve intercambios de mensajes por Whatsapp.

Erdogán ha recordado la responsabilidad de su país de investigar y hacer justicia para Khashoggi al tener lugar el asesinato en su territorio, se ha quejado de la falta de colaboración de los expertos saudíes, más preocupados por impedir el esclarecimiento del caso, y ha dado la bienvenida a una investigación internacional.

Además de su queja de la falta de honestidad y colaboración de las autoridades saudíes, el presidente turco se quejó de la Convención de Viena sobre las relaciones Consulares de 1963. Erdogán asegura que el respeto a este pacto internacional impidió a la fiscalía turca acceder al escenario del crimen a tiempo y permitió a los asesinos borrar muchas pruebas, razón suficiente, según el gobernante turco, para repensar la Convención y reformarla para impedir casos similares.

El presidente turco asegura que la investigación sigue su curso, que llegarán hasta las últimas consecuencias, y de ahí que ha llamado al rey saudí a entregar los dieciocho detenidos para ser juzgados en Estambul, escenario del crimen, y a aportar respuestas transparentes a sus interrogantes.

Las declaraciones de Erdogán de hoy, que dan las pesquisas por inconclusas, se enmarcan en la estrategia global que los turcos han seguido desde el principio con mucho éxito. Por una parte, el Rais ha sido muy duro y directo en su discurso sobre el caso, y dejó caer la acusación sobre el príncipe heredero, asegurando poseer más pruebas que no ha mostrado, al mismo tiempo que se dirigió al rey Salman con afecto y afirmando que confía en él para llegar a la verdad con todas sus consecuencias.

Desde el principio, los turcos han intentado evitar un conflicto diplomático directo con Arabia Saudí, lo que habría facilitado la tarea de MBS de convertir el crimen en un conflicto entre los dos países, al mismo tiempo que han filtrado informaciones y datos a la prensa local e internacional para presionar a los saudíes y provocar errores llevando a éstos hasta el reconocimiento del asesinato en su legación diplomática. La presión mediática se transformó entonces en presión política y económica internacional.

Las declaraciones del presidente de Turquía no dejan salida para el Reino de Arabia Saudí excepto destituir a MBS y llegar a algún acuerdo que haga posible evitar su enjuiciamiento, cualquier otra salida pondría en jaque al régimen saudí mismo, cosa que turcos y estadounidenses quieren evitar.

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