Cerca de la perfección

El día se nos entrega limpio, con la llegada de los primeros rayos de Sol. Nos advertimos vivos. Es el primer paso. No hay temores. Conseguimos lo que es menester. Nos preparamos para intervenciones naturales, sencillas, para lo que venga. Podremos.

Nos permitimos el sosiego que nos refuerza en las pequeñas actividades, y, por supuesto, también en las grandes. No hay espera: tampoco prisas. Nos acercaremos con responsabilidad donde toque. Tenemos capacidad para adaptarnos, para modificarnos, para ser nosotros mismos. El infinito concuerda.

Haremos que cada segundo sea importante. Evitaremos a los que hacen ruido y a los que dan clases sin tener un espíritu de hechos fehacientes. Nos brindaremos acuerdos: los primeros, con nuestros corazones. Estamos en la vía más dinámica.

Cumpliremos con las intenciones buenas, y con los sueños que nos mejoran. Hemos aceptado la oferta del alba, que, sin hablarnos, nos comunica las perspectivas altas. Con estos pensamientos salimos a la calle, y, con una sonrisa, avalada por el milagro existencial, nos reportamos un baño de Humanidad. Estamos coordinados en la diversidad. No pretendemos la perfección, pero parece que en ella estamos.

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