China: Buscando a Jack Ma, el fundador de Alibabá, desesperadamente

El célebre multimillonario chino Jack Ma, de 56 años, probablemente el hombre más rico del país, fundador del emporio AliBabá, lleva sin dar señales de vida desde el pasado octubre de 2020. Jack Ma desapareció poco después de pronunciar un discurso muy crítico con el régimen autoritario de Pekín.

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El misterio en torno a la desaparición de Jack Ma estalló el pasado domingo, 3 de enero de 2021, en una emisión de telerrealidad, según la información publicada en el diario británico Daily Telegraph, Jack Ma no apareció entre los jueces del último episodio de «Africa’s Business Heroes», un show para homenajear a los empresarios africanos que él mismo creó, asegura el periódico económico Financial Times. El programa, previsto inicialmente para finales de noviembre, se había retrasado y los productores confirmaron la ausencia de Jack Ma atribuyéndola a «un problema de agenda».

Pero –escribe Sebastian Seitb en la web del canal internacional France 24- el millonario no solo ha faltado al último de sus programas. Su nombre ha desaparecido de la página de «Africa’s Business Heroes», y en el vídeo promocional del programa ha desaparecido toda referencia al fundador de Alibabá. Una purga que casa mal con la explicación de que se trata de un simple problema de agenda. Y, sobre todo, que Jack Ma ha desaparecido de Twitter, una plataforma social a la que es «particularmente aficionado».  Su último mensaje se remonta a octubre de 2020.

Aunque nadie parece saber donde se encuentra el hombre más rico de China, son muchos los que temen que esté siendo una víctima de las autoridades del Partido Comunista Chino que gobiernan en Pekín, porque lo cierto es que desapareció tras pronunciar un discurso crítico con el poder, el pasado 24 de octubre en Shanghai ante una concurrencia de empresarios y políticos chinos. Entre otras cosas, criticó a la banca pública china y abogó porque se cree «un sistema financiero más sano».

En un comentario publicado en la red social Linkedin, Nina Xiang, directora de China Money Network, compañía establecida en Hong Kong, dice que fue «un discurso que le ha costado al menos 35.000 millones de dólares». De hecho, y siempre según la misma fuente, «una semana más tarde el gobierno hacía que fracasara la entrada en la Bolsa de Ant Group, la sociedad de servicios financieros de Jack Ma, que tenía previsto ganar 35.000 millones de dólares. Poco después, las autoridades remachaban con la apertura de una investigación por abuso de posición de dominante de Ant Group y exigían una reestructuración del grupo».

Todo apunta a que «la desaparición de Jack Ma tiene las mismas características que la oleada de desapariciones millonarios chinos que tuvo lugar entre 2015 y 2017», según ha escrito en su blog el economista del Banco Mundial Mike O’Sullivan.

Durante ese período, que coincide con la campaña anticorrupción emprendida por el presidente chino Xi Jinping, se «volatilizaron» durante semanas más de una docena de influyentes empresarios, entre ellos Guo Guangchang, propietario del Club Med, quienes después reaparecieron misteriosamente asegurando o bien que habían tenido problemas personales, o bien que habían estado «colaborando con las autoridades».

Según una información del diario Le Monde, al menos otros dos influyentes empresarios chinos han sabido lo que cuesta criticar al régimen, después de que a mediados de septiembre 2020 el gobierno aprobara una directiva para poder controlar el sector privado. En ese mismo mes, Sun Dawu, fundador de uno de los más importantes criaderos de pollos del país, fue detenido tras denunciar en las redes sociales la corrupción de los concejales locales. En noviembre, un rico banquero llamado Li Huaiqing, fue condenado a veinte años de cárcel por fraude e «incitación a subvertir el poder del estado».

En el caso de Jack Ma no existe ninguna acusación oficial contra él. Mike O’Sullivan piensa que «sabremos algo cuando reaparezca. A menos que entre en la categoría de los empresarios que han tenido ‘problemas personales’».

Jack Ma se había retirado de la presidencia Alibabá, que en el mundo de las finanzas se conoce como el Amazon chino, en 2019. Hasta su desaparición era oficialmente el hombre más rico de China, con una fortuna que alcanzaba los 60.000 millones de dólares. Según el Bloomberg Billionaires Index, la fortuna de Jack Ma hoy es de 50.600 millones de dólares, lo que le sitúa como la cuarta persona más rica de China.

En una biografía del magnate publicada en 2016 en la revista Muy Interesante, se dice que Jack Ma procede de una familia humilde «de la región de Hangzhou, que le educó en las más estrictas reglas marxistas del régimen comunista chino». No fue un buen estudiante y suspendió dos veces el ingreso en la universidad. Era pésimo en matemáticas y muy bueno en inglés, estudió Magisterio y comenzó dando clases de inglés por doce dólares al mes.

Antes de convertirse en un empresario rico intentó más de treinta trabajos: quiso ser policía y entrar en la cadena de comida rápida KFC; fue despedido de un MacDonalds y en 1999, cuando tenía 35 años, fundó la empresa de comercio electrónico AliBabá, con un capital inicial de 50.000 dólares que pusieron varios amigos, y con  el domicilio social en su apartamento. Actualmente, Alibabá y Aliexpress mueven el 80 por ciento del comercio electrónico en China y cuentan con 24.000 empleados.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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