Cine argentino: El ángel o el demonio, la frivolización de la violencia

El Festival GEMS, es la antesala al Festival Internacional de Films de Miami-MIFF. En esta edición se exhibieron los siguientes filmes nominados a premios: Pájaros de Verano dirigida por Ciro Guerra y Cristina GallegoWildlife de Paul DanoPetra de Jaime Rosales, con un tributo a la actriz Barbara Lennie; Todos lo saben de Asghar Farhadi; Animal de Armando Bo; Diamantino de Gabriel Abrantes y Daniel Schmidt; y El Ángel de Luis Ortega.

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El Angel cartel

El Ángel es la película que me ocupa en esta ocasión, me ocupa y me preocupa en cuanto hacia donde va el cine argentino.

Recuerdo, con cariño, a Ramón Ortega en el set de Canal 7 TV, en Buenos Aires, cuando yo hacía la Revista Infantil y el vendía café y vislumbraba su carrera de cantante. Llegó a ser el famoso “Palito Ortega”, con una trayectoria como cantante, actor, productor y director, marcando una época. Luis Ortega, el director de El Ángel, es su hijo.

Luis Ortega pertenece a la Generación del Milenio, también pertenece al grupo de la Estética de la violencia y la temática de la marginalidad, encabezado por Damian Szifrón (Relatos Salvajes), y Trapero (El Clan, Mundo Grua). Luis Ortega, estudió en la Universidad del Cine y ha realizado, entre sus trabajos mas reconocidos: Caja Negra (2002), Monobloc (2005), serie telelevisiva Historia de un Clan (2015), Lulú (2016) y El Angel (2018).

Hay una larga tradición en el cine argentino de filmes policiales, de violencia, o de temas criminales y según las épocas se destacaron películas: La Fuga (1937) dirigida por Luis Saslavsky, El ángel desnudo (1946) por Carlos Hugo Christensen, Tiempo de Revancha (1981) de Adolfo Aristarain, Noches sin lunas y soles de José Martínez Suarez(1984), Plata Quemada (2000) de Marcelo Piñeyro, varias películas de Héctor Olivera, entre otras notables, y la producción El Angel puede enmarcarse en esa tradición.

Ortega, en su film Lulú nos habla de jóvenes marginales, esboza el antihéroe, deja rodar cierta sensualidad, juega en espacios públicos, participando del cine urbano y da protagonismo a la banda sonora. Todos estas características aparecen en El Ángel, basada en la vida del asesino en serie Carlos Robledo Puch, durante la década de los 70. La historia de Puch, una de las patologías más siniestras de la criminología argentina (once asesinatos, 42 robos), ofrece un descarnado itinerario de violencia pero Ortega prefiere mostrarnos el lado “ángel” de este criminal, inclinándose a una apología del mal, frivolizar la violencia y adornar lo transgresor.

Un espectador me dijo: “Es un film muy bien hecho…ahora, claro… ¿para qué?”

¿Por qué no una apología de la locura y del bien? Porque Ortega prefiere el mundo underground y porque la formula: violencia, sexo y mal, da dinero.

Estimular el morbo, golpear en lo bajo, sorprender con la crueldad, violar al espectador con imágenes fuertes, da dinero; de ahí la cantidad de películas y telenovelas del narcotráfico, la violencia de pareja, y los crímenes más aberrantes narrados con detalle.

Sabemos que el cine no es pedagogía pero hay valores éticos y cuestionamientos sociales, una responsabilidad social sobre el producto cultural y una estética envuelta en valores humanos.

Esta tendencia cultural tan marcada de lo “underground”, quizá,  tiene que ver con una generación argentina que se crió en un vacío ético, sin admiración por la Cultura, en la mutación hacia la sociedad globalizada e internética, donde los valores parecen diluirse. La falta de una formación humanística seria, no de google, con conocimientos históricos, filosóficos y éticos, influye en la frivolización de todos los temas. La cultura light nos cubre, todo es relativo, sin esencia, sin sentido, somos libres de hacer lo que nos parece y el placer está por encima del deber y lo espiritual, dentro de “la sociedad del espectáculo”.

Bergman con La Fuente de la doncella nos mostraba algo más que el rostro del mal. Bertolucci, Visconti, Godard no escaparon a la violencia, pero siempre nos dejaban preguntas sobre la condición humana, no patinaban sobre el argumento, lo profundizaban.

El cine es arte cuando nos revela algo profundo del ser y sus directores nos dicen algo, no son simplemente hacedores de películas.

Ortega contó “su historia” del criminal (más ficción que realidad), hizo del antihéroe un encantador inmoral, nos mostró su fenomenología, no indagó en el ser patológico, tuvo apoyo de producción de Almodóvar,  combinó erotismo y homosexualidad, con la cámara se arriesgó a planos detalle (tan difíciles), nos cautivó con ambientaciones perfectas, reconstrucción de época y vestuario impecables, trabajó la banda sonora como otro protagonista, calibró el ritmo fílmico, logró una fotografía (mérito del fotógrafo Julio Apezteguía), que crea climas, buscando la gama de los rojos o los colores frios, según la situación, y además, nos ofreció un film cíclico que empieza como termina: en una casa deshabitada donde el Ángel baila…

También, el director, se dio el lujo de cometer parricidio con su padre Ramón – Palito-Ortega, en una secuencia memorable donde Ramón, el compañero del asesino en serie, aparece cantando en la televisión en blanco y negro, con un típico traje de los setenta.

El cine pasa ciclos con temas que luego se saturan. Es verdad, también es verdad que el cine puede todo, los directores mexicanos Cuarón (Gravity), González Iñarritu (Babel), Guillermo del Toro (La forma del agua), se lanzan al espacio, a la complejidad social,  a la ciencia ficción, vuelan alto; otros prefieren los tuneles. El cine ofrece y da todo. Elegir es decisión de talentos.

El tema de El Ángel, la factura impecable, la tensión dramática justa, la excelente actuación de Lorenzo Ferro, Chino Darin (hijo de Ricardo Darin), Daniel Fanego, Mercedes Morán, Cecilia Roth, convirtieron al film en una película taquillera. Pero el cine es algo más que taquilla. Vimos ‘el Ángel del mal” pero no está ‘el ángel del cine”, la revelación, que ofrece el arte. Luis Ortega es jóven y puede darnos mucho más, lo deseamos.

Celebramos a GEMS y a sus organizadores esta oportunidad de ver calidad fílmica y selección esmerada.

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