Cómo evitar que se deshidraten los niños que hacen deporte

Al igual que ocurre con los adultos, asegurar una adecuada hidratación es un factor clave en los niños que practican deporte, y no solo para calmar la sed. ¿Cuál es la bebida u opción rehidratante más adecuada? ¿En qué cantidades? ¿Cómo debe ser esta hidratación en el caso concreto de los niños que practican deporte?

27742317541_df19285a85_5k-scaled-e1626537736555 Cómo evitar que se deshidraten los niños que hacen deporte
© Leen Steenvoorde / Flick

Tal y como explica Laura Esquius, profesora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), «la hidratación es importante para cubrir los requerimientos hídricos durante la práctica de ejercicio y para el correcto mantenimiento del organismo, pero también es fundamental, junto a una adecuada nutrición, para evitar la fatiga que se puede producir debido a la disminución de los hidratos de carbono almacenados en forma de glucógeno, así como para asegurar el rendimiento deportivo».

Sin embargo, la hidratación durante la práctica deportiva es una cuestión compleja que depende de muchos factores y genera muchas dudas: ¿cuál es la bebida u opción rehidratante más adecuada? ¿En qué cantidades? ¿Cómo debe ser esta hidratación en el caso concreto de los niños que practican deporte?

Respecto a esto último, Esquius señala que se trata de un tema con el que se debe tener especial cuidado durante la edad escolar, ya que existen necesidades específicas de esta etapa vital que hay que tener en cuenta: las condiciones fisiológicas de cada niño, el tipo de deporte que practica, el momento de la temporada, el entrenamiento o el periodo de competición.

Riesgos de lesiones

La deshidratación progresiva durante el ejercicio es más frecuente de lo que se cree y, de hecho, muchos deportistas no ingieren los fluidos suficientes para reponer las pérdidas que se producen, lo que afecta no solo al rendimiento físico, sino que además eleva el riesgo de sufrir lesiones y, en los casos más graves, pone incluso en juego su salud. Todo esto también puede afectar a los niños deportistas.

Esta deshidratación está directamente relacionada con el aumento del calor corporal que se produce durante la práctica de cualquier deporte o actividad física. Cuando los músculos se contraen se genera calor, y esta producción muscular de calor es proporcional a la intensidad de trabajo, por lo que tanto en las actividades de corta duración y alta intensidad (deportes de equipo: fútbol, baloncesto…) como las de mayor duración y menor intensidad (carreras de atletismo, competiciones deportivas) realizadas en condiciones de altas temperaturas se aumenta el riesgo de lesiones, según comenta la experta.

Para contrarrestar este efecto y eliminar el calor corporal, el organismo cuenta con un regulador de su «termostato»: la sudoración.

«Es precisamente la evaporación del sudor la que ayuda a refrigerar el cuerpo, permitiéndole que se ‘enfríe’. Pero el sudor, además de estar compuesto de agua, contiene sales minerales (iones) que se pierden; de ahí la importancia de reponer esos líquidos, ya que esta pérdida tiene un efecto directo en la homeostasis, esto es, el mecanismo que equilibra nuestros líquidos internos», explica Laura Esquius.

También puntualiza que, en situaciones de calor durante el ejercicio, se pueden llegar a perder a la hora tres litros de líquido corporal mediante la sudoración y también debido a la eliminación de vapor a través de los pulmones.

Protocolo de hidratación

-Antes de la competición: cuatro horas antes de la prueba o la práctica de la actividad física, debe beber agua o algún alimento rico en agua en una cantidad de entre cinco y siete ml/kg de peso corporal, y antes del calentamiento (30-60 minutos) es aconsejable que ingiera 300-400 ml de líquido. La temperatura de la bebida es un factor a tener muy en cuenta: debe estar entre 15 y 21 °C.

-Durante la competición: el objetivo es prevenir la deshidratación, bebiendo entre 400 y 800 ml/hora a intervalos cortos de tiempo, por ejemplo, 100 ml cada 15 minutos, aunque si hace calor el intervalo puede ser menor.

-Después de la competición: hay que reponer los líquidos y electrolitos perdidos por la orina y el sudor bebiendo líquidos o consumiendo alimentos con alto contenido en agua.

Bebidas isotónicas, ¿sí o no?

El consumo de bebidas de rehidratación oral para deportistas o isotónicas, cuyo objetivo principal es reemplazar el agua y los electrolitos que se eliminan a través del sudor durante el ejercicio, es muy habitual entre la población adulta y también en los niños que practican una actividad deportiva.

«Estas bebidas contienen una mezcla de hidratos de carbono de alto índice glucémico y sodio que aseguran una buena hidratación. Sin embargo, en la actualidad se trata de una opción que no está recomendada en la población infantil», señala Laura Esquius, quien recuerda que sociedades científicas como la Academia Americana de Pediatría, si bien reconocen que estas bebidas pueden ayudar a los atletas jóvenes que participan en actividades físicas vigorosas por un tiempo prolongado, advierten que no son necesarias cuando se trata de niños más pequeños con una actividad física regular.

En la misma línea están las recomendaciones de los especialistas de la plataforma Faros Sant Joan de Déu, quienes apuntan que los estudios sobre las necesidades energéticas y las pérdidas de líquidos y sales minerales en la actividad física en la edad escolar demuestran que los niños y adolescentes eliminan menos sales minerales por sudoración y que la reposición del sodio —el electrolito que se pierde en mayor cantidad— está garantizada con una dieta equilibrada, a lo que hay que unir que estas bebidas contienen azúcares de absorción rápida, cuyo consumo habitual está desaconsejado.

Por todo ello, en la mayoría de los casos en los que los niños realizan actividad física, lo mejor es que beban solamente agua, asegura Esquius.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en general, de la mano de una publicación para profesionales, un buen día nuevos derroteros la llevaron al mundo de la política, pero sin dejar la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la solidaridad, a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después dejó España y se instaló en México. Allí comenzó a publicar en el periódico México Inteligente, donde tuvo su propia columna. Posteriormente, colaboró con el Periódico de Puebla y con revistas literarias, donde editó poesía. Un buen día contactó con Periodistas en Español, medio que le permitió relatar a los españoles lo que sucedía en el país azteca, así como describir las maravillas de su naturaleza. Tras siete años de estancia en México, a mediados de 2018 regresó a España. Actualmente sigue los avatares mexicanos y continúa contándolo en Periodistas en Español.

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