Cristianos coptos, chivos expiatorios en Egipto

Amnistía Internacional ha publicado un informe sobre los ataques en Egipto contra las comunidades de cristianos coptos en agosto de 2013, que revela la magnitud de la inacción de los servicios de seguridad a la hora de proteger a esta minoría tras la represión de las sentadas en favor del expresidente Morsi.

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Tawadros II, papa de la Iglesia Copta en Egipto

El informe explica con detalle cómo las fuerzas de seguridad no impidieron los ataques de la muchedumbre enfurecida que incendió y en ocasiones arrasó iglesias, escuelas y centros de beneficencia cristianos. Al menos cuatro personas murieron.

“Resulta profundamente perturbador que en todo Egipto las comunidades cristianas hayan sido víctimas de ataques a manos de algunos simpatizantes del depuesto presidente Mohamed Morsi en venganza por los sucesos de El Cairo”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“A la luz de anteriores ataques, especialmente desde el derrocamiento de Morsi, el 3 de julio, debería haberse previsto una reacción violenta contra los cristianos coptos, y sin embargo las fuerzas de seguridad no impidieron los ataques ni intervinieron para acabar con la violencia.”

Amnistía Internacional insta a las autoridades egipcias a que lleven a cabo una investigación imparcial e independiente sobre estos ataques sectarios y tomen de inmediato medidas para impedir que vuelvan a ocurrir: «Es preciso elaborar y aplicar una estrategia integral de lucha contra la discriminación de las minorías religiosas y revocar las leyes y políticas discriminatorias», sostiene la organización.

“Si los responsables de los ataques sectarios no son puestos a disposición judicial, se transmitirá el mensaje de que los coptos y otras minorías religiosas son blancos legítimos. Las autoridades deben dejar totalmente claro que no se tolerarán ataques sectarios”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui.

Más de 200 propiedades de cristianos fueron atacadas y 43 iglesias resultaron gravemente dañadas en todo el país tras los acontecimientos del 14 de agosto.

Un cristiano copto de la gobernación de Fayoum manifestó su consternación por la violencia: “¿Por qué cuando hay un problema siempre lo pagan los cristianos? ¿Qué tenemos que ver con lo que pasó en El Cairo para que nos castiguen así?”

Amnistía Internacional visitó lugares donde tuvieron lugar actos de violencia sectaria en Al Minya, Fayoum y la zona metropolitana de El Cairo para entrevistarse con testigos presenciales, funcionarios y líderes religiosos.

En varios casos, los residentes contaron que muchedumbres furiosas de hombres con armas de fuego, barras metálicas y cuchillos habían saqueado iglesias y propiedades de cristianos, mientras en muchos casos gritaban “Dios es grande” o “¡Perros cristianos!”.

Se profanaron reliquias con valor histórico y religioso y al acabar los ataques podían leerse en las paredes de los edificios pintadas como “Morsi es mi presidente” y “Mataron a nuestros hermanos durante la oración”.

Estos mensajes mostraban a las claras el carácter sectario de los ataques y establecían un claro vínculo entre los actos de violencia y la represión de los simpatizantes de Morsi en El Cairo. Con frecuencia antes de los ataques hubo incitaciones de líderes religiosos y en mezquitas de la zona.

“Dado que estos ataques fueron en represalia por la represión de las sentadas en favor de Morsi, los líderes de la Hermandad Musulmana intervinieron poco y tarde, echando la culpa a ‘matones’ y desvinculando a sus simpatizantes de los ataques”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui. “Los líderes deben condenar los actos de sus simpatizantes e instarles a que se abstengan de llevar a cabo más ataques sectarios y de utilizar lenguaje sectario”.

En Al Minya, escenario de la mayoría de los ataques, un periodista, Zeinab Ismail, testigo de escenas de violencia, afirmó que los atacantes iban armados con machetes y espadas.

Algunos residentes fueron atacados en sus hogares. A un cristiano copto de 60 años lo mataron a tiros en su casa en el pueblo de Delga, en Al Minya, y luego arrastraron el cadáver por las calles con un tractor. Posteriormente su tumba fue profanada dos veces.

“Cualquier investigación que se lleve a cabo debe examinar también el papel de las fuerzas de seguridad. Algunos incidentes duraron horas y se repitieron en días sucesivos”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui. “¿Por qué las fuerzas de seguridad no fueron capaces de impedirlos y ponerles fin?”

En Egipto hay una larga historia de abuso y discriminación de los cristianos coptos. Bajo el régimen de Hosni Mubarak hubo un abuso tras otro, así como bajo el régimen militar y la presidencia de Mohamed Morsi.

La publicación de este nuevo informe de Amnistía Internacional coincide con el segundo aniversario de la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad contra unos manifestantes ante el edificio de la televisión pública en El Cairo, conocido como Maspero, el 9 de octubre de 2011, en la que murieron 26 manifestantes cristianos coptos y un musulmán.

La impunidad de estos ataques está muy arraigada. En el caso de Maspero, sólo dos militares de baja graduación fueron condenados por homicidio a penas de entre dos y tres años de prisión

Las “sesiones de reconciliación”, el método preferido por las autoridades para resolver las disputas sectarias en Egipto, hasta ahora sólo han servido para consolidar el sentimiento de injusticia entre las comunidades minoritarias y dejar libres a los autores de los ataques. Deben introducirse mecanismos adecuados para proteger a las minorías religiosas y salvaguardar sus derechos.

“Los cristianos de Egipto han sufrido la violencia sectaria durante demasiado tiempo. Esta inacción sistemática de las autoridades debe cambiar”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui.

“Las palabras de condena deben ir apoyadas por medidas concretas que proporcionen la protección adecuada a las minorías religiosas. El Estado debe garantizar plena reparación, incluida una compensación económica, a las víctimas de ataques sectarios. También debe darse prioridad a la reconstrucción de los lugares de culto, y derogarse de inmediato los obstáculos legales para la construcción de iglesias. Sin estas medidas concretas, los cristianos coptos serán utilizados una vez más como excusa para ajustes de cuentas políticos».

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