Cuba y la Unión Europea: relación a largo plazo

El acuerdo de diálogo político y colaboración con la Unión Europea (UE) suscrito el lunes 12 en Bruselas oxigena las relaciones internacionales de Cuba cuando el proceso de normalización de sus vínculos con Estados Unidos se torna muy incierto y el país enfrenta serias dificultades económicas, informa Patricia Grogg (IPS) desde La Habana.

firma-acuerdo-cuba-ue-20161212-f-jlbanos-ips Cuba y la Unión Europea: relación a largo plazo
Representantes de medios informativos acreditados en Cuba siguen en la sede de la Delegación de la Unión Europea en La Habana, la firma del acuerdo entre ese bloque y Cuba, el 12 de diciembre, en Bruselas. Crédito: Jorge Luis Baños /IPS

Bruselas y La Habana iniciaron sus negociaciones casi en paralelo a los diálogos con Washington que desembocaron en el restablecimiento de lazos diplomáticos en julio de 2015. Pero la llegada del magnate republicano Donald Trump a la Casa Blanca, el 20 de enero, introduce una gran interrogante sobre el futuro del deshielo cubano-estadounidense.

El más que probable endurecimiento de la política estadounidense tras la asunción de Trump aleja las esperanzas cubanas del cese a corto plazo del embargo o bloqueo, que impide inversiones de Estados Unidos en la isla y obstaculiza las de otros países. La inestable situación de Venezuela, primer socio comercial de Cuba, suma más dificultades externas del país.

En ese contexto, el economista y académico cubano Pável Vidal, considera que el acuerdo con la UE llega en buen momento, pues Cuba debe diversificar sus relaciones: ‘’Desde los años noventa, del pasado siglo, los europeos han sido importantes socios comerciales y fuentes de inversión para la isla», recordó a IPS por correo electrónico desde Colombia, donde reside.

Para este experto, las empresas europeas conocen ‘’mejor que nadie» el marco regulatorio y las lógicas del mercado cubano y en estos años han ganado experiencia y confianza ante las autoridades cubanas. En ese sentido, «parecería relativamente más fácil para ellos poder expandir las relaciones comerciales, financieras y desarrollar nuevos proyectos de inversión».

Ello, «a pesar de los obstáculos que provienen del embargo y la persecución y sanción a las transacciones financieras, que han seguido dando muestras de estar muy presentes», comentó Vidal, en referencia a millonarias multas impuestas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros a empresas internacionales que negocian con este país caribeño.

El acuerdo deja sin efecto en las relaciones del bloque europeo con Cuba a la Posición Común, una cláusula de 1996 que condicionaba la cooperación y el diálogo a la apertura democrática en La Habana. Ese mecanismo estaba destinado a reforzar el cerco estadounidense sobre la nación caribeña tras la caída del campo socialista este europeo.

Ambas partes coinciden en que la revocación de ese mecanismo y la firma del convenio marcan una importante nueva fase de sus relaciones bilaterales. El convenio marco fue suscrito, en ceremonia oficial celebrada en Bruselas, por el canciller cubano Bruno Rodríguez y la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini.

Según el texto firmado, disponible en la página web de la Delegación de la UE en la capital cubana, el acuerdo tiene por objeto consolidar y reforzar las relaciones bilaterales en los ámbitos del diálogo político, la cooperación y el comercio, sobre la base del respeto mutuo, la reciprocidad, el interés común y el respeto de la soberanía.

Las relaciones se orientarán a respaldar el proceso de modernización de la economía y la sociedad cubanas, así como a cooperar bilateralmente y en los foros internacionales con vistas a fortalecer la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la discriminación, y a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

El convenio está estructurado en tres pilares básicos, el primero de los cuales abarca los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y los crímenes graves de trascendencia internacional, la lucha contra la producción, tráfico y consumo de drogas ilícitas, asi como contra la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, y el desarrollo sostenible.

Un segundo capítulo acuerda la futura cooperación en gobernanza, derechos humanos, justicia, seguridad ciudadana y migración, asi como en cuestiones sociales, medioambientales, económicas y de desarrollo. Tambien se presta especial atención a la integración y cooperación regional con América Latina y Caribe.

El tercer pilar codifica la base que regulará el comercio entre la UE y Cuba según los acuerdos relacionados con la Organización Mundial de Comercio.

Incorpora además disposiciones sobre la facilitación del comercio y la cooperación en ámbitos tales como los obstáculos técnicos al comercio, junto con normas destinadas a mejorar las perspectivas de unas relaciones económicas más profundas.

En ese ámibito se incluye una cláusula que prevé el futuro desarrollo de un marco más sólido para las inversiones.

Para Mogherini, el acuerdo proporciona un instrumento para apoyar mejor el proceso cubano de modernización económica y social: «Es una oportunidad común para fomentar el desarrollo sostenible, la justicia social, para fortalecer la democracia y el respeto de los derechos humanos. Y también, el Acuerdo nos ayudará para aumentar la inversión y el comerci n o entre nosotros», resumió.

«Existen oportunidades y condiciones particularmente favorables, pese a la aplicación extraterritorial del persistente bloqueo estadounidense a Cuba, para que la Unión Europea y los países que la integran tengan un peso mayor en nuestros planes de desarrollo», estimó a su vez el ministro cubano de Relaciones Exteriores.

mogherini-rodriguez-la-habana-20160311-f-jlbanos-ips Cuba y la Unión Europea: relación a largo plazo
La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad , Federica Mogherini, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez, durante su conferencia de prensa en la Habana, el 11 de marzo de 2016, durante la visita de diplomática italiana al país. Crédito: Jorge Luis Baños / IPS

La Habana y Bruselas comenzaron sus conversaciones el 29 de abril de 2014 y concluyeron tras siete rondas bilaterales de trabajo en marzo de 2016. El proceso tuvo su mayor impulso durante 2015, en paralelo a las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos que siguieron al anuncio el 17 de diciembre de 2014 del restablecimiento de sus lazos diplomáticos.

Funcionarios cubanos y europeos advirtieron que se trataba de procesos no vinculantes, aunque paralelos. El embargo estadounidense se encargó de remarcar la diferencia, cuando dos empresas francesas y una alemana fueron sancionadas por violar sus prohibiciones en medio del deshielo.

Tras descartar que el cambio de gobierno en Washington afecte las relaciones entre la UE y Cuba, Mogherini afirmó a periodistas que Bruselas continuará expresando su «preocupación» por el impacto extraterritorial de las sanciones estadounidenses a Cuba, en interés no solo de la isla y su gente, sino también del bloque europeo.

Mientras, grandes compañias estadounidenses preparan y firman memorandos de entendimiento con las autoridades cubanas para futuros acuerdos y varias aerolíneas ya cubren rutas entre Cuba y Estados Unidos.

Al parecer, para estas empresas, el cese del embargo es solo cuestión de tiempo y parecen confiar en que la flexibilización a las restricciones impuesta por la administración del saliente presidente Barack Obama, no sea desmantelada por su sucesor.

  1. Editado por Estrella Gutiérrez
  2. Publicado inicialmente en IPS Noticias

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.