Darío Villanueva: el humanismo y su futuro

Darío Villanueva es profesor, teórico, escritor y crítico literario español, exdirector de la Real Academia Española. Con larga trayectoria docente en España y Estados Unidos, actualmente ejerce como profesor de la Facultad de Filología de la Universidad de Santiago de Compostela, de la cual fue rector, y es miembro de varias instituciones, entre ellas, uurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras.

dario-villanueva-rae Darío Villanueva: el humanismo y su futuro
Dario Villanueva en la sede de la RAE en Madrid

Una personalidad en el campo literario y humanístico, con numerosos  escritos sobre su especialidad. Nos acercamos a platicar con él, en la sede de la Real Academia  Española en Madrid.

Adriana Bianco: Un académico como usted, con tanta experiencia, cómo visualiza los estudios Humanísticos en el mundo universitario y en el futuro.

Dario Villanueva: Es la pregunta clave. Tengo una experiencia de más de 40 años de docencia, parecería que todo apunta en contra de los estudios humanísticos. Influye un pecado que la propia Academia ha cometido, sobre todo en los Estados Unidos, de allí se ha irradiado a otros países a partir de los años 80 del siglo pasado, la idea de la deconstrucción de la literatura, inspirada en el filósofo Jacques Derrida, muy brillante pero en mi opinión muy poco sistemático, que se convirtió en casi una estrella de rock para los humanistas norteamericanos de esa época.

La idea de Derrida es muy destructiva. Sostiene que la literatura no tiene significado. Que la literatura es un juego verbal, detrás de lo cual no hay nada. Ésto mina la fortaleza de los estudios humanísticos que durante siglos habían servido en la formación de los universitarios, a base de lo que la lengua puede proporcionar como via de acceso a contenidos  de tipo filosófico, histórico, conceptual…

La deconstrucción dice que todo eso es un juego, que no hay nada detrás. Yo soy una persona vinculada a la Universidad norteamericana, he enseñado mucho y he tenido puestos destacados, y he podido vivir la secuencia de como se han ido degradando los estudios humanísticos en Estados Unidos, no solo por presión del sistema externo a la universidad, sino por el influjo nefasto de la deconstrucción de Derrida.

AB: Hay una separación con respecto a la tradición hispana y somos los hispanos quienes  debemos defender nuestra tradición.

DV: Sin duda. Nosotros no hemos sucumbido, como  sucumbieron los norteamericanos a esa seducción de la hermenéutica negativa y destructiva de Derrida.

En nuestro caso, viene más bien por el utilitarismo de los sistemas educativos. Se piensa que lo principal es formar trabajadores del sistema con un sentido muy mecánico y economista, por lo tanto los estudios humanísticos son un plus del cual se puede prescindir.

Yo veo, en cambio, que el propio desarrollo de esta sociedad digital tecnológica y global empieza a sentir la necesidad de la recuperación de fundamentos humanísticos  que solo nuestras disciplinas pueden dar.

Por otra parte, concebir una enseñanza en función del sistema tecnológico es un error, porque esa formación tiene visión muy limitada. El propio desarrollo de la tecnología es tan rápido que enseguida debe ser actualizado o reemplazado por otra. En cambio, lo sustantivo es el estudio de las Humanidades, con una permanencia que está acreditada por siglos de nuestra tradición cultural.

AB: Con capacidad de raciocinio, de criterio, de asimilación,…

DV: Totalmente de acuerdo. Una persona formada en los fundamentos humanísticos tiene una versatilidad, una flexibilidad para asimilar esas técnicas que van cambiando y no lo digo en un sentido voluntarista, esto ya esta empezando a ocurrir. En las grandes empresas tecnológicas, a la hora de captar sus recursos humanos, se están dando cuenta que dan mejor resultado las personas que tiene una formación más amplia para comprender el mundo y sus cambios. De manera que cortarle las alas a los jóvenes, dándoles sólo un camino unidimensional, es un gran pecado.

Yo estoy trabajando ahora, en un tema: las distopías, las novelas que a lo largo del siglo XX han planteado contra el modelo de la utopía de Tomas Moro (una sociedad perfecta), y han escrito sobre una sociedad profundamente imperfecta  a la que se iba a llegar.

Bien, esas distopías están demostrando la capacidad visionaria de esos autores. Una de las primeras distopías es la de Vladimir Yevqueni Zamiatin, que se titula «Nosotros», escrita en los años veinte, inspirada en el régimen estalinista, en ella, ya está expresado este problema del que hablamos. La sociedad que él describe, el mundo antiguo que es la sociedad de Shakespeare y de Cervantes, luego, el mundo moderno, donde la gente tiene una felicidad garantizada que se basa en la renuncia al criterio, a la inteligencia, a la comprensión de la realidad y solo hay una satisfacción elemental de los instintos mas inmediatos. Esta sociedad, ya está en la distopía de Zamiatin. Pensemos en El mundo feliz de Aldous Huxley, y en la obra 1984 de George Orwell, todo lo que Orwell dice está teniendo ahora materialización práctica.

AB: El mundo cambia, hay una dinámica permanente.

DV: Claro. Una de las ventajas de ser profesor universitario es mantenerse en contacto con la juventud. Al tiempo que procuro enseñarles, procuro aprender de ellos, su visión del mundo y los cambios. Y al ver esa experiencia no soy pesimista, por el contrario, soy optimista. Creo que la condición humana tiene una capacidad de resistencia, sobre todo en regímenes autoritarios, totalitarios. Los regímenes totalitarios no han logrado reducir la condición humana. Por la via de la disidencia se pueden mantener los principios por encima de los totalitarismos. No hay totalitarismo que dure para siempre.

AB: A través de la historia vimos escritores que han ayudado a la libertad de los pueblos. Actualmente, el humanismo sufre los avances del internet, la globalización, la cultura del celular y google. La visión humanística contiene valores éticos.

DV: Yo estoy convencido que una persona formada humanísticamente es más eficaz y rentable que una persona unidimensional.

Todo esta relacionado, el Humanismo intelectual tiene un componente de humanismo conceptual y ético. Volver a las raíces del ser humano es una condición universal.

AB: Hablemos de cine y literatura, y de su libro sobre el Quijote donde percibe el Quijote como un libro cinematográfico, lleno de imágenes, antes del cinema.

DV: Vengo de dar una conferencia en Estados Unidos sobre Cervantes y Shakesperare, dos genios de la literatura, en los que está la premonición de lo que va a ser el cine, por supuesto no tendrían ellos la idea de vaticinar el cine, pero ellos ya, de alguna manera, lo veían.

AB: La unión de lo textual con la imágen…

DV: Claro, el cine es una industria, pero es también  el séptimo arte, es el arte de la modernidad, y es un arte sincrético. Ricciotto Canudo, el italiano  que acuñó la expresión «séptimo arte», partía de las otras seis partes del paradigma clásico. Pues bien, el cine no sólo es la séptima de las artes, sino que  integra a las seis anteriores: la música, la literatura, la arquitectura, la pintura, la danza. La síntesis perfecta.

Yo, desde el ámbito universitario he procurado concederle al cine un espacio especial en los estudios, aunque se estudie en las universidades de comunicación y de cinematografía.  Siempre he enfocado el estudio del cine en relación con la literatura.

AB: En mi contacto con directores de cine, todos me han dicho que si no tienen una estructura de texto, un guión, no hay  film.

DV: Incluso el cine mudo dependía de la literatura. En el cine mudo se hicieron más versiones de las obras de Shakespeare que durante la primera época del sonoro. El cine mudo ha aprovechado más el teatro de Shakespeare que el cine sonoro que ya podía incluir las palabras de Shakespeare. Yo cito siempre a Eisenstein, un genio del cine, quien dice que nosotros no venimos solo de Edison y de los Lumière, nosotros venimos de una tradición que pasa por los clásicos, que pasa por Shakespeare y llega a Dickens.

AB. Pensemos que el cine nace como una concepción documental y va encontrando otro camino, gracias a la literatura.

DV: Los Lumière eran fotógrafos y querían un perfeccionamiento de la fotografía, y lo lograron: la fotografía en movimiento. Pero luego, a partir de allí, empezó un proceso para inyectarle al cine, no sólo el documento de lo real, sino la imaginación y la fantasía. En sus orígenes, el cine ignora el potencial que tiene el objetivo cinematográfico y los movimientos de la cámara, ya que el cine primitivo es una cámara fija que registra. Con el cine americano, de principio de los años diez, viene el gran descubrimiento. David Griffith y Porter observan que la cámara, en si misma, encierra un potencial estético extraordinario, porque la cámara puede cambiar los encuadres, puede construir una sintaxis de la imagen, dar énfasis a determinadas cosas, puede recoger panoramas muy amplios, mediante un montaje inteligente.

Allí, está el origen del cine moderno, del que seguimos viviendo ahora a través de lo que se llama el modelo de representación institucional, que es el proceso de sucesión de los planos, los cambios de encuadres,  los movimientos de la cámara sobre su propio eje, aproximación o lejanía, ascenso o descenso, y luego la clave: el montaje. El director construye su sintaxis fílmica. Tenemos allí una influencia de la lingüística sobre la cinematografía.

AB: La relación cine-literatura es inseparable. Usted ha sido director de la Real Academia Española. ¿Cuáles son los desafíos a los que está expuesta la Academia y los estudios sobre la lengua en el mundo de la globalización, el internet, las redes sociales y la creatividad del hablante?

DV: La lengua es un fenómeno prodigioso, siempre ha ocurrido esa dinámica. Es el hecho más democrático que existe, toda persona es dueña de una lengua o más de una. Efectivamente, ese dominio individual que tenemos sobre la lengua, nos permite manejarla a nuestro arbitrio, incluso introducir innovaciones. Siempre sometidos a la dimensión social de la lengua. La lengua es un código que tiene que ser compartido. Si no hay la aceptación de unas reglas comunes, el individuo que se exprese no será comprendido y la eficacia de la comunicación se pierde. La lengua esta totalmente vinculada al individuo y a la sociedad, de manera que todos los cambios que se producen en la sociedad tienen una repercusión en la lengua.

Ahora estamos en un momento trascendental, no es un cambio de ciclo o de régimen, es un cambio de civilización, quiero decir, la tecnología actual está cambiando nuestra civilización, de manera radical. Primero la informática, Marshal Mc Luhan ya habló de la Galaxia Gutemberg, luego vino la revolución informática y luego la revolución digital.

Ahora estamos entrando en otro ciclo muy potente, el de la inteligencia artificial. Las máquinas están cobrando una mayor autonomía y una mayor capacidad para hacer muchas cosas que hasta ahora solo podíamos hacer los seres humanos. Es verdad que estas máquinas van a ser creadas por nosotros, pero una vez que sean creadas, ellas mismas van a empezar a evolucionar  de manera relativamente autónoma.

En lo que se refiere al lenguaje, a la lengua, las máquinas, con lo que nosotros le estamos proporcionando, van a estar en condiciones de utilizar la lengua pero también de expresarse de manera relativamente autónoma.

Ésto en las Academias nos introduce un elemento de preocupación porque puede ocurrir que esa evolución de las lenguas en las máquinas lleve a una catástrofe mayor, que es la desconexión y ruptura de la unidad de un idioma.

El español consiguió superar magnificamente la posibilidad de la fragmentación cuando la independencia de las repúblicas americanas, en el siglo XIX. En ese momento, se pensó que sucedería con el español lo mismo que con el latín. Y no fue así. Usted y yo nos estamos comunicando en español.

Pero no sabemos que pasará con las máquinas, qué va a ocurrir con la evolución de las máquinas, Ese es el objeto de nuestra investigación y trabajo, actualmente, ya que tenemos instrumentos para que esa evolución se produzca sin perjuicio desde el punto de vista de la unidad lingüística. Somos veintitrés Academias y tenemos una red que no tiene ninguna otra lengua. Y están trabajando todas de manera coordinada.

El trabajo que hagamos, en este trance, tiene que contar con las grandes empresas de la comunicación y la tecnología y estamos sentando las bases, porque de algunas de estas empresas tenemos el testimonio del interés de colaborar en este concepto. Es un gran reto.

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