Delibes, España y Estados Unidos

Cuando leí la novela «Los Santos inocentes», fue como una revelación del ancestral sentimiento del hombre y la tierra. El relato surge con una autenticidad y humanismo que se agradece que se escriban libros así.

Miguel Delibes nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920, en el seno de una familia burguesa y cultivada. Vivió la Guerra Civil española y se enroló como voluntario en el Crucero Canarias. Estudió Comercio, luego Derecho y Artes, destacándose como caricaturista en El Norte de Castilla. Como Intendente Mercantil dictó cátedra en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Bilbao.

Hasta aquí poco que ver con la literatura. Delibes necesitaba una musa para su inspiración novelesca y esa fue su mujer, Ángeles de Castro, con quien se casó, tuvo siete hijos y afianzó su carrera literaria.

Es uno de los primeros novelistas de la posguerra civil española, y sus temas surgen de su tierra castellana, de su amor por la caza y de su visión del mundo rural. Su obra lo coloca entre los grandes de la literatura española. Obtuvo numerosos premios, entre ellos el Premio Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, y fue nombrado Académico de Número de la Real Academia Española en 1975.

«La sombra del ciprés es alargada» y «Aún es de día» son sus primeras novelas. En «El camino», su tercera obra, el campo se convierte en protagonista. Luego vendrán muchos otros libros, entre ellos: «La hoja roja», «Las ratas» y «Los Santos Inocentes». «El Hereje», su última novela, ganó el Premio Nacional de Narrativa 1998. A su extensa obra narrativa hay que añadir sus libros de caza, de viajes y sus colecciones de ensayos.

Un hecho en su vida laboral, el dimitir de su cargo como director del diario El Norte de Castilla, lo trae a Estados Unidos, en 1964, como profesor visitante del Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Maryland.

Al regresar a España escribe crónicas de su viaje que publica en diversos medios de prensa. Esos escritos publicados en España forman parte del libro periodístico «USA y yo». Son experiencias de su vida en Estados Unidos. En ellos describe la sociedad americana, retrata la ciudades que conoce: Washington, Nueva York, y analiza la política que observa teniendo una especial «mirada» hacia John Kennedy, el paisaje Americano que lo impacta y aquellos aspectos que son diferentes al vivir español.

Estados Unidos lo reconoció creando la Cátedra Miguel Delibes, con sedes en las universidades de Nueva York y Valladolid. Desde 2003, esta cátedra se dedica a estudiar su obra y la literatura española contemporánea con el objetivo de difundirla en los Estados Unidos.

Cuando Delibes muere en Valladolid, el 12 de marzo de 2010, se creó la Fundación Miguel Delibes, presidida por su hija Elisa, con la biblioteca personal de Delibes que consta de más de diez mil volúmenes. Su obra es muy vasta, comprende novelas, relatos, ensayos, artículos, libros de viajes, de caza, adaptaciones para cine, televisión y teatro.

¿Por qué conmueve la obra de Delibes? Porque es un creador que apela a lo profundo del hombre, a la condición humana. Sus temas son el mundo rural, la justicia social, la libertad y la conservación de la naturaleza. Es un autor de la transición de nuestra sociedad agraria a la tecnológica. Delibes tiene además, sin proponérselo, un enfoque filosófico en cuanto nos presenta el sentimiento ancestral y profundo del hombre y la tierra.

«USA y Miguel Delibes», esclarecedor libro de ANLE

La Academia Norteamericana de la Lengua Española-ANLE y la Fundación Miguel Delibes, han presentado recientemente una obra con diecisiete estudios que ofrecen una mirada renovadora a la producción literaria del escritor.

Su editor, Agustín Cuadrado Gutiérrez, profesor e investigador de la Universidad Estatal de Texas, me explica que «la intención del volumen ha sido revisar la obra del escritor a través de nuevas miradas, una visión didáctica de acercamiento del texto a los alumnos, fomentando los valores humanísticos de Delibes. Otros aspectos son vincular a especialistas de la obra de Delibes con jóvenes investigadores, y, por otra parte, realzar la relación de Delibes con Estados Unidos, ya que ese viaje le abrió los ojos a muchas cosas, incluyendo el atraso en el cual vivía España en la década de los años sesenta. El libro es un homenaje de varios profesores de los Estados Unidos a Delibes, quien también fue profesor en Norteamérica.»

Esta importante contribución al análisis de la obra de Delibes está auspiciada por la Fundación Delibes y la familia Delibes, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y ANLE. Participan profesores de diversas universidades americanas: Francisco León Rivero, Benedictine College; Salvador Oropesa, Clemson University; Guy H.Wood, Oregon State University; Sherley Lynn Postman, University of Massachusetts Lowell; Jorge Gonzalez del Pozo, University of Michigan-Dearborn; Daniel García-Donoso, The Catholic University of America; Francisco Manzo-Robledo, Washington State University; Mark J. Mascia, Sacred Heart University; Agustín Cuadrado Gutierrez, Texas State University; Frieda H. Blackwell, Baylor University; Francisco Javier Higuero, Wayne State University; Nuria Morgado-Sánchez, College of Staten Island of the Graduate Center (CUNY); Thomas Deveny, McDaniel College; Carlos Javier García, Arizona State Universty; Ramón Buckley, Robert Johnson, UCLA y The University of Kansas; y Timothy J. Ashton, University of South Carolina Aiken.

Agustín Cuadrado, en conversación telefónica desde Texas, ante mi pregunta sobre la actualidad de Delibes, nos dijo:

«Delibes fue a su manera un visionario. Él amaba el campo. Su relación con la naturaleza comenzó en su niñez, y nunca quiso dejar su ciudad natal, entre otras cosas, por su cercanía con el mundo rural y la naturaleza, aun cuando le ofrecieron trabajar en Madrid. Fue un cronista de esa vida rural en transformación, como se refleja en su literatura. Sus primeros libros tienen un tratamiento casi poético del campo; luego es mucho más crítico de esa realidad agraria. A su vez, su visión sobre la naturaleza se adelanta a muchos conceptos ecológicos, muchos de ellos todavía inexistentes. Fue un gran defensor de la naturaleza, porque la amaba, la sentía y se daba cuenta de la progresiva degradación que el hombre estaba ejerciendo sobre ella. Su gran aporte a la literatura se encuentra en la temática del mundo rural, de la naturaleza, pero también es un escritor que elabora sus personajes y su literatura se transforma, entonces, en una indagación de la esencia humana. Fue un adelantado, de allí su vigencia actual»

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