Desde el pasado amortizado al futuro abierto: el tiempo

¿Hacia dónde va el tiempo? ¿Desde dónde nos llega? ¿Caminamos con él, a su lado? ¿Actuamos a la vez que él hace lo que quiera que haga? 

time-de-culture-club Desde el pasado amortizado al futuro abierto: el tiempoEl tiempo se incrusta en nuestras vidas, a la vez que nosotros nos impregnamos de él atravesando su fluir inconmensurable. 

Sin medida, el tiempo se deja atrapar en aparatos que lo distraen de su fulgor imprevisible y elástico. Y una vez congelado en esas máquinas, se escapa de esa realidad ilusoria para marcar a fuego la verdadera realidad afanosa con su devenir incesante. 

Es el tiempo pretéritos perfectos, imperfectos, pluscuamperfectos; es futuros, de subjuntivo delatar las ruinas y aplaudir la belleza incólume, o de indicativo subsanar los errores o grabarlos en aguas turbulentas; lo que nunca es es presente porque el presente va y viene y nunca se posa sobre nada, de tal manera que al tiempo nada le importa esa actualidad efímera y carente del valor que él, el tiempo, aporta a cuanto sucede, a cuanto imaginamos y soñamos, a cuanto podría haber sido hecho, sido hecho.

Cuando disfrutamos, el tiempo nos engaña y se escurre entre nuestros dedos. Si sufrimos, entonces el muy taimado se aferra a nuestras ansias para hacerlas crecer y crecer plomizo él mismo sobre ellas. El tiempo atraviesa nuestras vidas diciéndoles a nuestros cerebros lo que a él le viene en gana, según nuestros cerebros nos eleven por encima de la realidad por medio de la excitación del placer o según nos defiendan de ella diciéndonos lo que queremos escuchar.

Le damos tanto tiempo al tiempo que siempre acaba por ser el tiempo, y el ser. Es además el tiempo un ser inanimado, un ente, una facción del Universo a la que pertenecen todos los elementos que no nacen ni mueren ni se reproducen, es el origen del cambio y el nacimiento de lo eterno. De él surge, sí, cada transformación que le presta a la historia (al devenir del ser humano en el tiempo) ese sinsentido suyo que tiene y también, pero no a la vez, de él brota el mantenimiento inquieto de cuanto con intención mineral nunca sucumbe a las mudanzas para ser la física inmutable y todo lo que siempre es.

Una vez escribí un libro de Historia que no fue nunca un libro, donde hablaba un poco del tiempo. Si quieres, te explico otro día lo que del tiempo y la Historia decía allí. Pero ahora… ahora no tengo tiempo.

Te dejo con esto:

«Los terrestres son grandes narradores; siempre están explicando por qué determinado acontecimiento ha sido estructurado de tal forma, o cómo puede alcanzarse o evitarse. Yo soy tralfamadoriano, y veo el tiempo en su totalidad de la misma forma que usted puede ver un paisaje de las Montañas Rocosas. Todo el tiempo es todo el tiempo. Nada cambia ni necesita advertencia o explicación. Simplemente es. Tome los momentos como lo que son, momentos, y pronto se dará cuenta de que todos somos, como he dicho anteriormente, insectos prisioneros en ámbar.»

Kurt Vonnegut: Matadero cinco o La cruzada de los niños (es lo que le dice un extraterrestre -sic- al protagonista de la novela)

José Luis Ibáñez Salas
Editor de material didáctico para diversos niveles educativos en Santillana Educación, historiador y escritor. Director de la revista digital de divulgación histórica Anatomía de la Historia, es autor de El franquismo, La Transición, ¿Qué eres, España?, La Historia: el relato del pasado y La música (pop) y nosotros (publicados los cinco libros por Sílex ediciones), fue socio fundador de Punto de Vista Editores y escribe habitualmente relatos (algunos de los cuales han aparecido en el blog literario Narrativa Breve, dirigido por el escritor Francisco Rodríguez Criado) y artículos para distintos medios de comunicación, como la revista colombiana Al Poniente o las españolas Nueva Tribuna, Moon Magazine y Analytiks. Tiene escrita una novela y ha comenzado a escribir otras dos.

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