El fin de ETA: la democracia vence al terror

El 3 de mayo de 2018 amanecimos con una noticia muy esperada, la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anunció su disolución tras 60 años de su fundación y 50 años de iniciar su actividad armada. 

eta-murales-gasteiz-600x450 El fin de ETA: la democracia vence al terror
Murales por ETA en Gasteiz

El comunicado de ETA es una excelente noticia, terminada su existencia, es momento de recordar a las víctimas, de mirar al futuro y sobre todo, de sacar conclusiones de esta dolorosa experiencia.

Desde que la organización terrorista iniciara su actividad asesina, segó la vida de 850 personas y marcó medio siglo de la historia del país con sangre, dolor y sufrimiento, y también de división en el seno de la sociedad vasca.

Siete años después de comunicar el cese de su actividad armada, ETA intentó maquillar su derrota con iniciativas que buscaban legitimar su actividad en el pasado y ganar algún rédito político, pero la firmeza democrática ha ganado sin concesiones, aunque no se podía pasar página de forma definitiva hasta hoy.

Todo el mundo sabe en qué circunstancias políticas se fundó ETA, y mientras la dictadura seguía rigiendo el país, el terrorismo no ha hecho más que fortalecerse “legitimado” por la represión sin cuartel del régimen franquista. Fue la llegada de la democracia lo que puso el primer clavo en el ataúd de la organización terrorista, y de no ser por “la guerra sucia” y los errores cometidos en la lucha antiterrorista, seguramente habría desaparecido mucho antes.

Actualmente, los movimientos terroristas y sus acciones se multiplican por todo el mundo, movimientos que nacen en circunstancias de países fallidos donde no hay libertades ni democracia, y las guerras llamadas contra el terrorismo no hacen más que reforzar los argumentos victimistas de los terroristas; el caso español con ETA es un excelente ejemplo de cómo acabando de raíz con las razones de la existencia de las organizaciones terroristas, éstas caen como las hojas de otoño.

Las actuaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad, de la justicia, del gobierno y la oposición, de las diferentes administraciones, los medios de comunicación, la sociedad civil y la ciudadanía han hecho posible la gran noticia de ayer. Hubo errores en el camino, diferencias indebidas, algunas intenciones electoralistas, discursos inexactos confundiendo etarras con vascos,… pero se corrigieron gracias al debate democrático y a la voluntad de todos de acabar con esta lacra que lastraba a toda España en general, y al País Vasco en particular.

Este 3 de mayo de 2018 fue el día de la victoria de la democracia, de las víctimas, de toda España, y es momento de mirar al futuro con esperanza, ilusión, perdón y reconciliación, un futuro sin miedo, para garantizar una convivencia pacífica y democrática entre todos y todas.

Toca prestar atención, desde la generosidad democrática, a los efectos de las últimas décadas, a las víctimas en primer lugar que han de tener un papel importante en la transición hacia la plena normalidad, también a esos jóvenes radicalizados, a los presos… etc.

Y también toca escribir el relato de estas cinco décadas y enseñarlo a las generaciones más jóvenes y también al mundo, especialmente a aquellos países que sufren la lacra del terrorismo para ayudarles a vencerlo desde el respeto al sistema democrático y los derechos humanos, única manera real y efectiva para conseguir tal objetivo.

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