“El orden divino”, el despertar del feminismo en Suiza

“El orden divino”, ganadora del premio del público a la mejor película de ficción en el Festival de Cine de Tribeca 2017, y también de los premiosa a la mejor dirección y la mejor actriz, transcurre en 1971 en Suiza, donde, a pesar de las revueltas sociales que se suceden en la década anterior en todo el mundo, se sigue negando a la mujer su derecho al voto.

El-orden-divino-cartel “El orden divino”, el despertar del feminismo en SuizaUna historia que era necesario contar para recuperar la memoria y saber que en lo que hoy es uno de los países occidentales punteros en la defensa de los derechos humanos, en la Suiza donde los ciudadanos deciden sobre su futuro varias veces al año en referéndum (también es un paraíso fiscal, pero esa es otra historia), tan  cerca como hace cuatro décadas, se “concedió” a las mujeres el derecho a votar, en un referéndum en el que, naturalmente, solo pudieron opinar los hombres. Los mismos hombres que hasta entonces habían conseguido incluso que sus mujeres manifestaran en voz alta que las cosas debían seguir como hasta entonces.

“El orden divino” es una historia tierna y delicada sobre un puñado de mujeres que organizaron una “huelga de esposas”, abandonando sus hogares mientras llegaba el día del referéndum, y se esforzaron lo que no está escrito para convencer a los maridos no solo de la necesidad de devolverles un derecho fundamental, sino también de que aceptaran la modernidad que avanzaba a pasos agigantados fuera de sus fronteras y se avinieran a participar en las tares caseras, como condición sine qua non para recuperar el derecho a disfrutar de una compañera.

En 1971, las mujeres todavía no podían votar en Suiza. Nora es una joven ama de casa y madre de dos hijos que vive en un pintoresco pueblo. Es una persona tranquila que cuenta con la simpatía de todos. Cuando su marido le prohíbe aceptar un trabajo a tiempo parcial, la frustración le lleva a convertirse en el paradigma del movimiento sufragista de su ciudad. Su nueva fama conlleva humillación, amenazas y el posible fin de su matrimonio, pero ella se niega a dar marcha atrás y convence a las mujeres del pueblo para ir a la huelga mientras descubre aspectos sorprendentes sobre su propia liberación. Las tranquilas  vidas de sus vecinos se verán afectadas por completo.

Festivales como Woodstock, el Flower Power y la revolución sexual han abierto la puerta al feminismo militante: han transcurrido tres años desde mayo del 68 pero la ola de liberación femenina no ha llegado al pueblecito suizo de Appenzell. A medida que Nora propaga sus ideas en el pueblo se va instalando un deseo de cambio que alcanza incluso a los más recalcitrantes.

« El orden divino » es un homenaje a las militantes que lucharon en uno de los últimos países occidentales que concedió el derecho de voto a las mujeres, medio siglo después de que las primeras sufragistas lograran sus objetivos a los dos lados del Atlántico. Un relato que tiene como eje un personaje femenino verdaderamente entrañable, y que aborda con sensibilidad y humor algo que inicialmente parecía improbable: la liberación de las mujeres suizas de las tres “k” (Kinder, Küche, Kirche , “niños, cocina, iglesia”), que las seguía atrapando con un siglo de retraso.

Una película que nos habla de muchas mujeres de hoy a través del relato de  las luchas de las mujeres de ayer, en un rincón del mundo donde se escribía, y se creía, que “una feminista es una mujer que quiere ser un hombre”.

Ahora, desde la perspectiva de lo que el feminismo más serio define como “la cuarta ola” de sus objetivos, la que se propaga por Internet y deja con las vergüenzas al aire a todos los Weinstein y otros depredadores sexuales que aprovechan sus posiciones de poder para forzar a las mujeres que dependen de ellos (en casa, en el trabajo…), nos llega esta película que muestra como la muy conservadora Suiza tuvo que esperar hasta “la tercera ola” para que sus habitantes (varones) se decidieran a conceder a sus mujeres el derecho fundamental a votar.

“El orden divino es una película modesta, pero honrada y muy sincera, y sobre todo dotada de un plus de valor documental que consigue sin esfuerzo que “pase el mensaje”. Este es el segundo largometraje de la realizadora y guionista suiza Petra Biondina Volpe, de 48 años, conocida por sus anteriores cortos, premiados en festivales de cine independiente y dedicados  a los nuevos valores emergentes de la cinematografía.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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