El Pericón y San Miguel

Teresa Gurza[1]

En muchísimos poblados mexicanos hay tradiciones que, pese a los siglos transcurridos y a los avatares de la política, no se pierden.

Y, curiosamente, muchas de ellas tienen que ver con la lucha que la gente piensa que libran ángeles y arcángeles contra las llamadas fuerzas del mal.

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México: flores de yauhtli

En los pueblos del Estado de Morelos, por ejemplo, a finales del mes de septiembre pueden verse mujeres y hombres entretenidos en hacer una especie de cruces con una florecita amarilla llamada yauhtli, que tiene un rico olor entre anís y manzanilla, y que, con el tiempo, se vuelve media rojiza.

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México: cruz de San Miguel con flores de yauhtli

Estas cruces, con flores en los cuatro extremos, se colocan en sembradíos, casas y negocios el 29 de septiembre, en que se festeja a San Miguel Arcángel, para quedar protegidos, en previsión de que algún espíritu maligno quisiera acercarse; y que viendo la cruz tendrá que desistir, porque sabe que San Miguel lo arrojará a los infiernos.

De acuerdo con información que me proporcionaron mis amigas Mónica López Castellanos y Leticia Geo, el uso del yauhtli como especie protectora era común desde antes de la llegada de los españoles.

Cuenta Mónica, que yauhtli es una palabra Náhuatl, que significa oscuridad o niebla; que tuvo importancia mágico-religiosa y estuvo asociada al culto a Tláloc, dios de la lluvia, y que incluso las ofrendas a Tláloc del Templo Mayor contenían restos de yauhtli, que era usado como incienso.

Esta rica herencia indígena y patrimonio de México se sigue utilizando en Morelos en rituales y curaciones.

Y en el calendario agrícola funciona como reloj de la naturaleza; porque la planta asoma cuando aparecen las lluvias indicando que es tiempo de la siembra; y florece, cuando ya pueden cortarse los elotes tiernos, promesa del maíz recio que servirá todo el año para el mantenimiento familiar.

Las cruces deben tener todos sus lados iguales; característica ésta que es símbolo de ollin o movimiento, indispensable para guardar equilibrio.

Añade Mónica, que los españoles daban a esta flor el nombre de Pericón por parecerse al hipericum, o flor de San Juan.

Que el Arcángel San Miguel es el Jefe de los Ejércitos de Dios en las religiones judía, islámica y cristiana; y en el arte, es representado como un bellísimo ángel con armadura de general romano, que amenaza con una lanza o espada a un demonio o dragón.

Y también suele ser pintado pesando almas en una balanza; pues según la tradición, tomará parte en el Juicio final.

En cuanto a su uso medicinal, se recomienda el yauhtli para aliviar torceduras; para lo que deben ponerse directamente sobre la piel durante varios días y pasados, los cogollos de la flor.

Sirve también para las vías urinarias y males del estómago hirviendo en medio litro de agua 10 gramos de cogollos y flores, y tomando ese líquido tres veces al día, hasta desaparecer los síntomas.

Y de acuerdo con el libro «Mitos y Leyendas de Cuernavaca I» de Juan José Landa Ávila, citado por Leticia, la tradición es originaria de Cuernavaca.

El autor consigna que los tlahuicas conocían la flor de yauhtli y la incorporaron al culto que rendían a Xilonen, diosa del maíz tierno, y de cuyo nombre derivan los xilotitos como se llama al pelo de los elotes.

Y que un día Ehécatl, dios del viento, desató su furia sobre Cuauhnáhuac, la actual Cuernavaca, destruyendo casas y milpas, con excepción de las situadas junto a matas de yauhtli, lo que hizo pensar a los indígenas que se trataba de una flor sagrada con poderes protectores, por lo que empezaron a cortarla, para elaborar ramos y colocarlos a la entrada de sus propiedades y templos, implorando la protección de la diosa.

A la llegada de los españoles, fray Toribio de Benavente aprovechó la situación para asociarla con santos y empezó por llamar «pericón» al yauhtli; en a,usión a San Pedro, que se decía tenía poder de mando sobre las lluvias, porque coincide con el ochpaniztli, mes prehispánico dedicado a la diosa mencionada.

Más tarde, fray Motolinia cambió los ramos por las cruces y convenció a los habitantes de que su característico olor era lo que ahuyentaba al diablo, y que la cruz representaba la espada de San Miguel.

Actualmente mucha gente sigue recolectando yauhtli y reuniéndose a formar las cruces y  convivir mientras come los primeros elotitos tiernos.

Pero, la centenaria tradición puede acabarse, porque esta planta está disminuyendo por el uso de pesticidas.

  1. Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente

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