El vino de la juventud, los cuentos del mejor Fante

Un día saqué un libro (en la biblioteca, ndlr.) y era éste… Lo dejé sobre la mesa, las frases escapaban de las páginas como una corriente. Cada línea tenía su propia energía y estaba seguida de otra parecida, todas ellas daban fuerza a la página, la sensación del algo esculpido en el texto.

anagrama-el-vino-de-la-juventud El vino de la juventud, los cuentos del mejor FantePor fin un hombre que no tenía miedo de la emoción. Humor y dolor mezclados con soberbia simplicidad. El comienzo del libro me parecía un gigantesco milagro. Como tenía la tarjeta de la Biblioteca, saqué el libro y me lo llevé a mi habitación. Me tumbé en la cama y lo leí. Antes de terminar ya había comprendido que tenía delante a un hombre que había cambiado la escritura. El libro era “Pregúntale al polvo” y el autor John Fante. Durante toda mi vida ese libro iba a influenciar mi trabajo. Lo terminé y busqué más Fante en la Biblioteca. Encontré “El vino de la juventud” y “Bandini”. Eran del mismo calibre. Escritos con las tripas y el corazón. (Charles Bukowski)

El vino de la juventud, recopilación de cuentos de John Fante -trece de los cuales se publicaron en 1940 con el título de Dago Red (nombre del protagonista de todos ellos) y otros siete posteriores- se ha publicado en nuestro país cuando acaban de cumplirse treinta años de la muerte del autor, a causa de una diabetes el 8 de mayo de 1983, a los 74 años en Los Angeles, en medio de la indiferencia general. Sin embargo, John Fante –a quien la crítica internacional ha considerado siempre el padre espiritual de Charles Bukowski- era un enorme escritor que pocos meses antes había finalizado su última novela, Sueños de Bunker Hill, un libro que no pudo escribir directamente, y que dictó a su mujer y fiel admiradora, Joyce, “Una obra más melancólica, más solitaria…” (Brice Matthieussent, traductor al francés de la mayor parte de sus obras).

Escritos como una serie de relatos independientes pero enlazados unos con otros por personajes y situaciones, los cuentos de El vino de la juventud podrían ser también una magnífica novela, mayoritariamente sobre la infancia de los niños italianos inmigrantes en Estados Unidos (aunque también hay alguno de otra nacionalidad e incluso algunos de los relatos tratan sobre adultos), las humillaciones esperanzas y decepciones de esa infancia llamada a hacer realidad el sueño americano de sus padres, llegados de distintos países europeos en busca de futuro.

En una situación clásica, el padre, albañil muchas veces en paro a merced de la climatología, bebe demasiado lo que le convierte en irascible y agresivo. La madre, una mujer dura agotada por el trabajo cotidiano para mantener en pie una familia numerosa y católica hasta la médula, obliga a sus hijos a acudir a la iglesia y crea en ellos ese sentimiento de culpabilidad continua que ha vivido la infancia prácticamente en todas las latitudes; el tercer gran tema es el basketball, deporte del que Fante fue un gran aficionado durante toda su vida. Todo ello, más o menos imaginario, más o menos autobiográfico, es en gran parte una narración de su infancia en Colorado y de la difícil integración de esos inmigrantes pobres en el crisol de aquella América que primero creció desaforadamente y a continuación se hundió en la gran depresión (grande hasta que ha llegado la de estos últimos años).

Alcohólico, intratable muchas veces, megalómano, John Fante fue en vida un “genio incomprendido” (Thomas Vercelot, Nouvel Observateur): su historia es “la de Estados Unidos en el siglo XX, sus excesos, sus pasiones, el sueño americano siempre prometido por Hollywood a los inmigrante, y nunca cumplido… Leer a Fante es tener la experiencia única de penetrar en lo más profundo del alma de un hombre en toda su complejidad, sus humillaciones, sus fantasmas”.

Su carrera literaria despegó en 1929, cuando tenía 20 años, abandonó los estudios en la universidad y se fue a vivir a California; tras fracasar en el intento de publicar varios relatos, la revista The American Mercury le aceptó finalmente el titulado Monaguillo, con la condición que él mismo lo pasara a máquina (eran todavía los tiempos en que los autores escribían sus obras a mano). Lo que se conoce como “la saga de Bandini” (Arturo Bandini, su personaje fetiche), cuatro historias sobre otro alter ego también italoamericano, publicada la primera en 1938, constituyen el punto neurálgico de su carrera literaria. Además de novelas y cuentos, Fante escribió guiones para Hollywood, el más famoso, basado en una novela de Nelson Algren, el de la película Walk on the wild side (titulada aquí La gata negra), interpretada por un reparto estelar: Jane Fonda, Laurence Harvey, Capucine, Anne Baxter y Barbara Stanwick. “Detestaba –dice su traductor- escribir películas y aun más frecuentar a la gente del cine, pero eso le permitía jugar al golf siempre que quería”.

Fante , quien escribió una docena de novelas y dos libros de relatos, en realidad siempre escribió su propia historia, la de un soñador lleno de contradicciones, un personaje que rebosa energía y desesperación, tanto si se llama Drago Red como Bandini, un tipo cínico con mucho humor que adora el vino y las mujeres. Según Matthieussent , “Fante vivió siempre al oeste de Roma, entre una Italia imaginada por los recuerdos familiares y una América que le rechazaba”.

A medida que avanzaba la enfermedad que acabaría con su vida, y que escribía menos porque tenía que dictarle a su mujer (se había quedado ciego y las piernas no le respondían), su obra fue cayendo en el olvido hasta el día que Bukowski y el editor John Martin, de Blaqck Sparrow Press le “redescubrieron” y volvieron a editar toda su producción, empezando por Pregúntale al polvo.

Editorial Anagrama
Colección Panorama de narrativas
Traducción Antonio-Prometeo Moya
ISBN 978-84-339-7867-7

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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