En Polonia, ofensiva anti LGTBI: en todas partes cuecen habas

En medio de la campaña contra el colectivo LGTB+, emprendida a principios de julio por una treintena de entidades territoriales polacas, Gazeta Polska, uno de los periódicos de la extrema derecha, regaló con la edición del 24 de julio de 2019 una pegatina con un arcoiris barrado en la que puede leerse «zona libre de de LGTB+», con el objetivo de que los comerciantes lo peguen en sus escaparates[1].

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Polonia: pegatinas anti LGTB

Como respuesta, la versión polaca de Newsweek, en colaboración con la Campaña contra la Homofobia (KPH), ha regalado una serie de pegatinas con el lema «zona libre de odio», según la información publicada en el digital The Conversation.

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Polonia pegatinas por un espacio libre de odio

«Difícil –dice el artículo reproducido  por el digital francés Slate- no establecer una relación entre las pegatinas anti-LGTB+ y los carteles «Nur für Deutsche» («solo para alemanes») que adornaron los establecimientos públicos polacos hace más de setenta años, cuando las personas «no arias» -judíos y polacos- tenían prohibido el acceso a algunos lugares bajo la ocupación alemana».

Es verdad que la analogía con la ocupación nazi puede parecer exagerada, los comercios que hoy exhiben la pegatina no niegan sistemáticamente la entrada a las personas LGTB+, pero los adhesivos y el discurso que subyace indican la existencia de ese ambiente odioso propicio al rechazo físico y social, en un país donde existen seis partidos de derecha: uno de ellos, el ultraconservador Ley y Justicia, en el gobierno, particularmente poderoso, presenta a los militantes LGTB+ y a quienes defienden sus derechos como «seres completamente ajenos al corpus social polaco, agentes que representan intereses «izquierdistas» de un lobby mundial que forman parte de un complot contra la cultura polaca (…)

Un discurso que se parece peligrosamente al utilizado por otras ultraderechas europeas, incluida la española de VOX, y que desgraciadamente ya ha dado sus frutos en la primera marcha del orgullo, organizada el 20 de julio (2019) en Bialystok, donde los participantes tuvieron que enfrentarse a sesenta contramanifestaciones, en un recorrido en el que imperó el miedo.

Esta violenta oleada de actuaciones contra las minorías sexuales en Polonia se apoya en una jurisprudencia reciente. En 2016, un impresor de Lódz se negó a llevar a cabo el encargo de una organización LGTB+ local, argumentando que iba en contra de sus convicciones cristianas (probablemente católicas). El cliente, la Fundación LGTB+ Business Forum, le denunció y el impresor fue condenado hasta tres veces por «negarse a prestar un servicio sin justificación» (art. 138 del Código).

A petición del Ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, el Tribunal Constitucional ha dictaminado sobre el caso, anulando el 14 de junio de 2019 las sentencias anteriores y dando la razón la impresor.

(Algo similar ocurrió en estados Unidos cuando, en junio de 2018, el Tribunal Supremo sentenció, apoyándose en la libertad de ejercer sus creencias religiosas,  que un pastelero estaba en su derecho al negarse a vender una tarta de cumpleaños a una pareja homosexual).

En Polonia, los medios de comunicación próximos al gobierno han defendido públicamente a un empleado de Ikea, despedido por haber escrito en el foro de la empresa pasajes homófobos de la Biblia ( en concreto, Lévitico 20:13 y Mateo  18:6).

En un documento de la Conferencia Episcopal Polaca sobre el apostolado seglar, dedicado a «la imposición de las ideologías LGTB» se explica entre otras cosas, que las minorías sexuales «merecen respeto, ellas deben respetar a los demás y ser tolerantes y menos agresivas».

El documento, que no define lo que entiende por «ideología LGTB», la señala sin embargo «como una amenaza, un espantapájaros»; paradójicamente, la conferencia episcopal sitúa en el mismo plano las llamadas al asesinato (los pasajes de la Biblia) y las llamadas a la aceptación de las personas LGTB+, porque ambas son «expresión de una opinión». Los medios conservadores hacen suyo el texto bíblico según el cual la homosexualidad «es algo abominable», que se puede castigar con la muerte.

El caso de las pegatinas regaladas por el diario conservador es un aspecto más del discurso que airea el fantasma de una ideología LGTB+ venida de la Europa del Oeste y deshumanizada, cuyos representantes son enemigos de la cultura polaca y católica.

«La noción de libertad  se encuentra instrumentalizada por organismos como la Fundación Mamá y Papá, autora en 2010 del informe ‘Contra la libertad y la democracia. Estrategia política del lobby LGTB en Polonia y en el mundo: objetivos, herramientas y consecuencias’, según el cual el objetivo del movimiento LGTB+ mundial sería ‘penalizar el llamado discurso del odio en razón de la orientación sexual’, introducir una ‘educación sexual’ en las escuelas orientada por militantes LGTB+, y dar a las parejas homosexuales acceso al matrimonio y la adopción».

Teniendo en cuenta las similitudes del discurso homófobo en la Polonia ultraconservadora y en la recientemente destapada ultraderecha española (hasta ahora camuflada en la trastienda del PP), copio la totalidad del argumentario esgrimido por Gazeta Polska para explicar las pegatinas regaladas a sus lectores.

Según el redactor jefe, Tomasz Sakiewicz, son «una respuesta a las demandas de nuestros lectores de la necesidad de oponerse a los ataques contra quienes piensan de manera diferente que los ideólogos LGTB+, un símbolo que hoy se identifica con la hoz, el martillo y la cruz gamada. Quizá tenga buenas intenciones, como las tenía la ideología comunista. Pero hay que pararles antes de que vayan demasiado lejos».

El mismo discurso que cruza el planeta en boca de los ultraderechistas «de Donald Trump a Jair Bolsonaro, de Matteo Salvini a Narendra Modi»…y a los portavoces de Vox (incluida esa señorita que no abre la boca pero sale en todas las fotografías exhibiendo como sin querer una carpeta en la que se lee, en grande, «Por España»).

  1. El + de LGTB+ se utiliza en varios países europeos  para significar todas las variantes de género que existen o puedan existir

 

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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