Inteligencia y oscuridad en el mundo animal

Teresa Gurza[1]

Quienes hemos tenido mascotas sabemos de primera mano que los animales son inteligentísimos y pueden comunicarse entre ellos y con nosotros, a veces mejor que los humanos.

Y ahora la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su boletín de vinculación con los exalumnos, informa de que recientemente el primatólogo holandés Frans de Waal impartió ahí la conferencia ¿Tenemos la Suficiente Inteligencia para Comprender la Inteligencia Animal?

En esa intervención advirtió de que toda la fauna, sin excepción, es inteligente; pero que como frecuentemente la evaluamos de manera incorrecta, la subestimamos.

Y explicó que la actual discusión sobre el tema tiene dos derroteros:

“O todo comportamiento inteligente realizado por animales se debe a procesos de aprendizaje como argumentan los psicólogos conductistas, o es producto del instinto, como replican los etólogos”.

Pero en su opinión, ambas visiones son limitadas y simplistas, porque la realidad es más compleja.

Sanchez-Monge-orangutan-Camboya Inteligencia y oscuridad en el mundo animal
Sánchez-Monge: orangután enjaulado en Camboya

Relató que, en su trato con simios, ha visto que los chimpancés son capaces de recoger una piedra en el camino y cargarla durante cincuenta minutos, incluso llevando su cría al lomo, hasta llegar a un sitio adecuado para partir nueces.

Y aunque su destreza para manejar herramientas actualmente ya no se discute, las nuevas investigaciones se centran en lo notable que resulta su capacidad de prever que una roca estorbosa, pese a ser un lastre en el momento, será de utilidad más adelante.

Precisó que esto se llama “planificar” y lo hacen los humanos; y rompe con el mito de que los animales ignoran qué es el pasado y el futuro; y viven cautivos solo pensando en el presente inmediato.

Llamó a evitar tres grandes errores que se cometen al investigar la inteligencia animal:

  1. Uno, aplicar la misma prueba a especies diferentes; porque lo que funciona con un perro, por ejemplo, no servirá con un pulpo.
  2. Dos, tomar la evidencia negativa como conclusión; porque nuestra incapacidad de encontrar algo, no significa que no esté allí.
  3. Y tres, ser cautos ante casos que clamen proezas extraordinarias.

Añadió que las últimas investigaciones han demostrado que los simios no son los únicos animales capaces de reconocerse en un espejo, como durante mucho tiempo se creyó, sino que lo hacen también los elefantes. Esto quedó manifiesto en una propuesta hecha por el investigador Joshua Plotnik, del Hunter College.

Plotnik dibujó a un elefante asiático de nombre Pepsi, dos X en cada lado de la frente; una con pintura clara y la otra con agua y siempre de forma alternada, para que la marca visible jamás quedara en el mismo lugar.

Lo colocó luego frente a una superficie reflejante; y en cada ocasión que se veía, se tocaba con la trompa la cruz blanca; hasta que de pronto, se acomodó para observarse mejor y comenzó a abrir ampliamente el hocico.

“Quería verse los dientes y la lengua, lo cual es comprensible, pues ni siquiera nosotros los humanos podemos hacerlo sin valernos de un espejo.”

Agregó que, en sus propias experiencias con simios, ha podido captar que siempre que se acerca sin quitarse sus gafas oscuras a alguno de los chimpancés que estudia, invariablemente el simio se acerca, abre las fauces y examina su boca en el reflejo de los cristales negros.

Todo lo anterior le ha llevado a concluir que la fauna es capaz de más de lo que sospechábamos; que cuervos y pulpos son muy hábiles al utilizar herramientas; que los chimpancés saben de equidad y justicia y las practican, y que los bonobos son empáticos y consuelan a alguien de su manada que se siente mal.

  1. Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente.

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