Kerim Balci desvela las tácticas de censura de Erdogan

En Turquía no queda un solo medio de comunicación relevante que disienta del Gobierno, sostuvo Kerim Balci, una de las voces de la prensa opositora turca, en el encuentro “El éxito del desastre: cómo el Gobierno turco domina los medios”, organizado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), la revista digital Punto de Vista y la Casa Turca, este 5 de abril de 2016 en Madrid.

Balci, escritor y editor jefe en el exilio de la revista Turkish Review, detalló en su intervención las estrategias desplegadas durante los 14 años de gobierno del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo, de Recep Tayyip Erdogan) , que han desembocado en el intolerable “apagón informativo” que sufren actualmente los periodistas y ciudadanos turcos, informa la sección española de RSF.

“El derecho de la ciudadanía turca a recibir una información libre y plural está, desde hace años, en tela de juicio. Desde aquí, alzamos la voz para denunciar la represión del Gobierno turco a los medios, una represión tanto más lamentable cuanto que se produce en el momento en que la Unión Europea deja en manos de Turquía la responsabilidad de los refugiados sirios”, afirmó Elsa González Díaz, presidenta de FAPE, en la apertura del encuentro.

“Reporteros Sin Fronteras sigue defendiendo a los informadores turcos de las prácticas cada vez más despóticas del presidente Erdogan. Uno de los ejemplos más recientes es el juicio al director del diario Cumhuriyet, Can Dündar, y al jefe de su oficina en Ankara, Erdem Gul, quIeNES se enfrentan a una posible condena a cadena perpetua, en un proceso en el que se ha personado el propio Erdogan. Para RSF se trata de una muestra más de reacción autocrática contra los medios de comunicación”, aseguró Rosa Meneses, periodista del diario El Mundo especializada en Oriente Medio y miembro de la junta directiva de Reporteros Sin Fronteras.

Dündar y Gul fueron acusados de revelar secretos de Estado por publicar información sobre la entrega de armas por parte de Turquía a grupos sirios contrarios al presidente Bachar Al Assad. Justo después de recibir en París el Premio a la Libertad de Prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras, fueron encarcelados durante tres meses y ahora se enfrentan a un juicio sin garantías.

“Ellos son un ejemplo más de cómo la ley antiterrorista se utiliza para perseguir a los medios. Turquía vive en una encrucijada, en la que la represión a la información independiente y la censura digital son cada vez mayores, al tiempo que aumentan las detenciones arbitrarias y juicios contra periodistas”, añadió Meneses. En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que elabora anualmente RSF, Turquía ocupa, a día de hoy, el puesto 149 de los 180 países analizados por la organización.

Kerim Balci quiso ir, en su conferencia, más allá de las informaciones e imágenes de represión a la prensa, ampliamente difundidas en Occidente. El periodista describió el proceso de control a los medios del régimen turco como una estrategia de largo recorrido, desplegada a lo largo de los 14 años en el poder del AKP de Erdogan, mediante el uso de tres tipos de medidas: las de conversión de medios opositores en medios afines, las de coacción a la información y las de cohesión de los medios que ya son progubernamentales.

El editor de Turkish Review explicó cómo en los primeros años de mandato del AKP, las autoridades turcas utilizaron fondos públicos para hacerse con el control de medios privados contrarios al Gobierno, en ocasiones con el pretexto de salvarles de la quiebra para luego revenderlos a empresarios afines a Erdogan y, en otras, directamente por medio de la expropiación.

Esta estrategia de “conversión” de la prensa opositora en prensa afín se ha ido reforzando, con el paso de los años, gracias a la intervención de fiscales próximos al régimen que, a base de imputar a medios opositores por presuntos “actos de colaboración con el terrorismo”, han logrado colocar al frente de grupos mediáticos a gestores y administradores afines al Gobierno. Zaman Media Group, empresa propietaria de Turkish Review, del periódico Today Zaman y de otros diarios en los que colabora Kerim Balci, sufrió esta estrategia de “conversión” forzada del Gobierno turco, viendo drásticamente reducida su plantilla y sus potentes cifras de distribución.

Con el paso de los años, las estrategias de Erdogan para doblegar la libertad de prensa en Turquía se han ido endureciendo con medidas de coacción. Los últimos medios opositores han ido cayendo recientemente, mediante la imposición de astronómicas multas y sanciones por presunta evasión fiscal, detenciones y peticiones de condenas desmesuradas de cárcel para los propietarios, a los que se impone la presencia de comisarios políticos en las redacciones, que velan por que la línea editorial esté alineada con el Gobierno.

Simultáneamente, el régimen de Erdogan fomenta la adhesión de los medios ya a su servicio, mediante la aplicación de medidas de cohesión, que pasan esencialmente por la concesión de acreditaciones y tarjetas de prensa, así como por el fomento de los periodistas afines como conferenciantes y tertulianos, generosamente remunerados.

“Llevo 21 años ejerciendo como periodista y no tengo la tarjeta de prensa que concede el Palacio presidencial. Estoy orgulloso de ello, pero me ha impedido acceder a las ruedas de prensa oficiales y, lo que es peor, me haría no ser considerado periodista si fuese encarcelado por el Gobierno”, afirmó Balci. La no acreditación es, de hecho, la excusa que utiliza Erdogan para negar que haya periodistas en prisión en Turquía y afirmar, como hizo recientemente, que tan solo “hay criminales juzgados que se escudan en que son periodistas”.

En este sentido, Balci hizo un llamamiento a los activistas y medios occidentales a considerar como víctimas de Erdogan no solo a los periodistas imputados, detenidos o encarcelados, sino a los 50 que están en el exilio y a los 200 a los que se les ha retirado el pasaporte para retenerlos en Turquía, según sus cálculos.

El escritor y editor denunció, también, la intolerable pasividad de Estados Unidos y de la Unión Europea ante la situación que viven los medios en Turquía: “De Washington y Bruselas solo obtenemos silencio o manifestaciones de preocupación. Algunas veces se muestran muy preocupados; otras, profundamente preocupados y por último, extraordinariamente preocupados, pero lo único que cambian es el adverbio. Les pido que hagan algo más que calificar su nivel de preocupación”, afirmó.

Kerim Balci señaló a Internet como el último reducto de la libertad de prensa en Turquía. Aunque minoritarios, aseguró que subsisten algunos diarios digitales contrarios a Erdogan, así como plataformas de periodistas despedidos, que unen esfuerzos por seguir informando libremente. Estos medios, juntos a las redes sociales, constituyen los únicos vínculos de los ciudadanos turcos con la información plural: “Erdogan odia las redes sociales, especialmente Twitter. No puede controlarlas, pero como el proveedor de acceso a Internet es público, se las arregla para ralentizar o cortar el acceso, cuando hay noticias molestas para el régimen, como el caso de Dündar y Gul”, explicó el periodista.

Balci hizo autocrítica y reconoció que, pese a las advertencias de compañeros de prensa occidentales, él mismo y muchos de sus colegas turcos no supieron detectar a tiempo las primeras maniobras de Erdogan para “convertir” a la prensa opositora: “Nos parecía bien que rescatase a medios de situaciones de impago o quiebra. No entendimos lo que pasaba hasta que nos tocó a nosotros”, admitió. “Aprovecho para alertar contra todos los dictadores democráticos que están surgiendo en el mundo. No solo es Erdogan en Turquía: es Putin en Rusia; Modi en la India; u Orban, en Hungría, por citar a algunos”.

En cuanto a cómo está reflejando la prensa turca la llegada de refugiados sirios, recordó que la ley en Turquía prohíbe referirse a ellos como “refugiados” y los tilda de “visitantes”, lo que les priva de su régimen de asilo y del respeto a los derechos humanos que conlleva: “Hace años, los medios turcos sí denunciaban abusos a los derechos humanos de los refugiados, pero hoy solo hablan del dinero que el Gobierno está invirtiendo en ellos, lo que, en el contexto de crisis económica de Turquía, está desatando una ola de xenofobia que no hará más que crecer cuando lleguen todos los refugiados procedentes de la UE y no quiero pensar en qué pasará cuando Al Assad tome Alepo y nos encontremos con dos millones más”, advirtió.

Kerim Balci aprovechó para denunciar “el vergonzoso acuerdo alcanzado por la UE y Turquía” y expresó su pesimismo respecto a un mayor apoyo internacional a la deplorable situación de los medios en su país. “¿Si 3,5 millones de refugiados sirios no les importan nada, cómo vamos a importarles unos cuántos periodistas turcos?”

Rosa Meneses recordó, en este sentido, el compromiso de Reporteros Sin Fronteras no solo con los periodistas presos y perseguidos, mediante el programa de apadrinamiento de periodistas encarcelados la organización, sino también con todos los que se ven obligados a exiliarse, y a los que RSF ayuda a encontrar refugio para poder seguir informando libremente.

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