Las cumbres iberoamericanas a reflexión

América Latina carece de pensamiento estratégico y concertación política

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Enrique Iglesias, secretario general iberoamericano, indica que se aprecian cambios visibles que están operando en el comportamiento de la coyuntura internacional, política y comercial, al igual que se perfilan tendencias en América Latina, gracias al manejo de la macroeconomía y de la influencia de China. Los movimientos sociales en Brasil y Chile, con características complejas, forman parte de una reacción ante las necesidades de las comunidades que aspiran a una mejora de la calidad de los servicios públicos, informa Carmen Chamorro.

Recuerda el secretario general que en la Cumbre de Cádiz se puso en marcha la iniciativa de generar ideas para modernizar mecanismos y elementos que acompañen el proceso de desarrollo de cada país: Se trataba de apoyar la idea de concentrar la temática de las Cumbres en el ejercicio de simplificación e incorporación de una idea de visión de conjunto.

En el desarrollo de un seminario en Casamérica en Madrid, sobre el proceso de renovación en el espacio Iberoamericano, quedó claro que el sustrato identitario que existe (como la lengua y la cultura), pese a diferencias y distancias, es la esencia de la comunidad iberoamericana. La idea de que las Cumbres son un instrumento de influencia de España es no solo obsoleta sino discutible para Pablo Gómez de Olea, director general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España.

Entre las premisas de análisis a las que aludió Gerardo Caetano, presidente Consejo Superior de FLACSO, cabe destacar el contexto de declive y trayectoria incierta del multilateralismo; el poder mundial y el ascenso de Asia-Pacífico, así como el nuevo marco de negociación internacional con acuerdos Trasatlántico y Pacífico, promovidos por EEUU, que constituyen un gran desafío para el regionalismo latinoamericano, ya que la Región carece de pensamiento estratégico y falta de concertación política básica en sus posturas.

La UNASUR es la estrategia política exterior número uno de Brasil, contexto donde emerge la CELAC, a modo de “compromiso de intercambio de ofertas con pronóstico reservado”. Existe la presión que ejerce Ecuador con su planteamiento de orientación en la negociación comercial con la UE. “Ecuador y Bolivia no transitan los caminos del libre comercio”. En este contexto, América Latina presenta elementos de marginalidad en el flujo de las inversiones y el mapa de registros de patentes en un marco de negociación donde los factores de relevancia estratégica en cuanto a resevas energéticas y minerales, les hace comportarse como un Continente dispar.

Por su parte, Paz Milet, profesora de la Universidad de Chile, destacó el rol de China en la relación transpacífico y cuestionó la foma cómo, en determinados países, se está desarrollando la Democracia, así como los nuevos regionalismos y los altos niveles de conflicto que impiden la construcción de alternativas: “¿Qué va a pasar ahora tras la muerte de Chávez?”, planteó a los investigadores en la mesa. Reconoció dificultades para continuar con las políticas del Socialismo del Siglo XXI con el actual presidente venezolano, Nicolás Maduro. Igualmente, aludió a la grave tensión diplomática entre Europa y el presidente boliviano, Evo Morales, que apunta a reacciones, indicadores de diferencias de criterios junto con un sector de posición fuerte que busca tensionar para incrementar las ganacias internas, dijo.

Para Carlos Manamud, Investigador principal de América Latina en el Real Instituto Elcano y profesor de la UNED, ha habido un cambio de paradigmas en el cual, el peso de lo comercial ha pasado a lo político, lo que ha derivado en la emergencia del ALBA como alternativa bolivariana. Tres países como Venezuela, Cuba y Bolivia crean el Tratado de Comercio de los pueblos frente a los socios y no patrones; frente al libre comercio para proteger la producción de interés nacional en el desarrollo integral de pueblos y naciones y con la adopción de mecanismos que conlleven a la independencia monetaria y financiera y “en este contexto asistimos a la crisis del proyecto de UNASUR y CELAC, dos grandes instituciones que no dan respuesta a lo que se quiere integrar, y que forman parte de una huida hacia adelante que no determina que se va a hacer con las mismas”. Primero hay que preguntar “qué se quiere integrar, si América Latina o América del Sur”. Según sus propias palabras, UNASUR aporta poco al proceso de integración regional, que se encuentra en una encrucijada siempre y cuando no se adecue a los cambios globales. Es lo que calificó como “cementerio de elefantes”.

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