Los tropiezos con el verbo haber

Junto con el verbo en gerundio, tema del que he hablado y escrito en infinidades de veces[1], el verbo haber en su forma impersonal es, en mi opinión, el asunto de lenguaje que más preocupa a profesionales cuya ocupación habitual es la redacción de textos, así como a hablantes y redactores comunes.

Algunas personas que se han esmerado por escribir y por hablar de forma adecuada saben que existen formas inadecuadas del referido verbo, aunque por lo general no saben cuáles son. Sobre haber hay muchas cosas que decir; pero solo me referiré a los casos más comunes, en aras de aclarar las dudas, como ha sido siempre la razón de ser de estos comentarios sobre lenguaje oral y escrito.

Hay quienes dicen saber, sobre todo profesionales universitarios, que no debe decirse “habemos personas”, “hubieron heridos»; pero no se han ocupado en averiguar por qué, y en ocasiones incurren en impropiedades que desdicen de su formación académica, pues si bien no están obligados a exhibir grandes conocimientos en gramática, deberían aprender lo básico y lo fundamental. Las redes sociales están plagadas de situaciones en las que el referido verbo está mal empleado. Haber es, en apariencia, un asunto un poco complicado; pero con una dosis  de atención y sentido común, se torna amigable y fácil de manejar.

Lo primero que debe tener presente es que cuando se lo usa con significado de existir, carece de sujeto, y es al mismo tiempo transitivo, y por tanto deberá llevar complemento directo. Si se dice que “ayer había poca gente”, el verbo es impersonal (carece de sujeto), en tanto que poca gente es el complemento directo.

En ese caso solo se emplea en tercera persona del singular, sin tomar en cuenta el modo y el tiempo verbal. Por esa razón no debe decirse “habemos personas que no estamos de acuerdo”, como es frecuente en el lenguaje oral, sobre todo en profesionales de la comunicación social de las nuevas promociones, además de docentes y abogados. Lo contradictorio en este caso, es que esa es la forma que muchos reconocen como indebida; pero se sigue usando, y con asombrosa frecuencia aparece en entrevistas de televisión y de radio.

El meollo de las impropiedades está en que en la enseñanza de la lengua materna, por lo menos en Venezuela, no hay esmero en advertir que toda forma del verbo haber que no vaya en tercera persona del singular es impropia y debe evitarse.

Hay personas que por su formación académica y su desempeño en la sociedad civil, quizás jamás dirán “habemos profesionales” o “hubieron detenidos”, pero dicen “habían”, “habrán”, “hayan” o “han habido”, las cuales son igual de inadecuadas y cuestionables que habemos y hubieron. Es común oír expresiones como: “Para que no hayan problemas con los inquilinos”, “Habían muchos policías en la autopista”, “Habrán muchas razones para protestar” y otras de parecida construcción, en las que está mal empleado el verbo haber.

Si se toman en cuenta las consideraciones anteriores, y si en realidad se quiere hablar o escribir medianamente aceptable, deben evitarse las formas inadecuadas del verbo haber, que son como una mosca en la sopa.

Sin complicaciones gramaticales y lingüísticas, se debe tener claro que no debe decirse ni escribirse “hubieron muchas personas”, “habrán muchas fiestas en el pueblo”, “han habido muchos asuntos por resolver”, pues las formas adecuadas son: “hubo muchas personas”, “habrá muchas fiestas en el pueblo” y “ha habido muchos asuntos por resolver”.

Con la forma “hay”, la situación se torna un poco compleja, pues se sabe que no debe decirse que “en salón de clases habemos tres acarigüeños”; pero la fuerza de la costumbre impulsa hacia a habemos. Se puede evitar el error con el empleo de ser o estar: “En el salón de clases somos tres acarigüeños”; “En salón de clases estamos tres acarigüeños” o “En el salón de clases hay tres acarigüeños. Todo depende de la intención que se desee expresar.

  1. Enlaces:

¡Hablemos una vez más del gerundio!

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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