Marihuana: concentrados de cannabis producen efectos negativos en el cerebro

La planta Cannabis sátiva o cannabis índica, es una planta que contiene tetrahidrocanabidol (THC), una sustancia química que provoca alteraciones mentales más o menos graves de acuerdo con la forma en la cual se ingiere.La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha emitido una alerta pública sobre cientos de informes de enfermedades pulmonares graves relacionadas con el vapeo, incluidas varias muertes.

Como droga ilegal, comienza a fumarse en la adolescencia, y las personas llegan a tomarla durante décadas, hasta que notan los efectos devastadores en su cerebro. Actualmente, por la justificación de dicha ingesta en usos terapéuticos, se ha minimizado el «daño» que produce y se han publicado informaciones falsas que atribuyen al cannabis efectos medicinales.

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planta de cannabis

La marihuana, tiene varias formas a la hora de fumarse: mediante cigarrillos conocidos como joints o porros, en pipa o en pipa de agua (bongs). Los llamados blunts (cigarrillos vaciados total o parcialmente, también se utilizan mezclando tabaco y cannabis para minimizar la ingesta y, en otros casos, si no se quiere inhalar el humo, se toma mediante vaporizadores. Estos nuevos aparatos extraen ingredientes activos de la marihuana, recolectan el vapor en la unidad de almacenamiento y se toma como concentrado líquido.

De igual forma, hay consumidores que lo ingieren como si fueran galletas, golosinas, brownies o gominolas, o incluso lo beben como si fuera un té. Actualmente se han probado otras formas más concentradas de ingerir cannabis para que suba rápidamente, según dicen los consumidores, en forma de aceite de hachís, cera o budder; una sustancia parecida a una crema, o shatter, una sustancia sólida de color ámbar.

Tras treinta minutos de ingerir la droga, el THC actúa sobre las células receptoras del cerebro y sobreestimula ciertas áreas del mismo. La euforia o subida (high) que experimenta la persona incluye que todo se ve mejor, se siente mejor, se percibe mejor. De igual forma, tiene lugar un cambio en el estado de ánimo, se procuran delirios, alucinaciones y se altera la percepción espacio-temporal. En los casos agudos sobre todo en pacientes que ya llevan décadas ingiriendo esta droga, aunque sea de forma esporádica, pueden existir problemas o trastornos mentales asociados a la misma.

Entre ellos, la psicosis o ataques psicóticos pueden debutar en el sujeto si toma marihuana de gran potencia aunque no sea un consumidor diario. Dejar de fumar marihuana no permite que los daños cerebrales y la pérdida de coeficiente intelectual se renueve. Se puede comprobar en el Estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD) del NIDA sobre el desarrollo cognitivo del cerebro adolescente. Es un amplio estudio longitudinal que está siguiendo a una muestra grande de estadounidenses jóvenes desde el final de la infancia hasta el inicio de la edad adulta para ayudar a clarificar cómo y en qué medida la marihuana y otras sustancias, solas o combinadas, afectan el desarrollo del cerebro en los adolescentes.

En todo caso, las personas que mantienen un nivel alto de consumo de cannabis, aunque no llegan a experimentar sobredosis entendida como tal, y por tanto no existen reportes de muertes por uso y abuso de esta droga, sin embargo, si sufren brotes de ansiedad, ataques de pánico, paranoia, delirios y alucinaciones. Este tipo de casos agudos se han visto en urgencias médicas en los últimos años debido al consumo de marihuana de alta calidad y, sobre todo, cuando existe la ingesta en forma sólida (la subida es mayor).

El llamado trastorno por consumo de sustancias es una enfermedad que sí está documentada y refleja que la persona no puede relacionarse ni salir con otros grupos sociales sin que la droga esté presente. En este cuadro que pasa por conflictos debidos a la ansiedad que se sostiene en el tiempo, la falta de sueño y la constante búsqueda de esas subidas para sentirse bien, hace que se cree sin preverlo una adicción que no le permita vivir sin ella. Estas personas tendrían que someterse a un tratamiento que les mantuviera alejados del nivel de satisfacción y recompensa mediante terapia, además de procurar aliviar los síntomas de abstinencia para evitar las recaídas.

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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