Marruecos vulnera derechos en la explotación de fosfatos en el Sahara

La sociedad Fos Bucrá fue fundada en la etapa del Sahara español en 1962 por el Instituto Nacional del Industria (INI) bajo la denominación Empresa Nacional Minera del Sahara SA (Enminsa). En 1969, la entidad toma el nombre de Fosfatos de Bucraa SA  y en 1972 empiezan los trabajos sobre el terreno.

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Explotación española de fosfatos en el Sáhara

En 1974 el Frente Polisario atentó contra la cinta transportadora de fosfatos que los trasladaba hasta el puerto de El Aaiún, y no sería repuesta hasta 1986, aunque sufrió otros ataques posteriormente a la citada fecha.

En 1976, la marroquí Oficina Jerifiana de Fosfatos (OCP, en sus siglas en francés) adquiere el 65 %, de la que se empezó a conocer a partir de entonces como Phosboucraa. Los técnicos y gestores españoles permanecerían en Boucrá hasta mayo de 1977.

Desde entonces, y ya en manos marroquíes, Fos Bucrá continúa su actividad y en el año 2002 la OCP adquiere el 35 % de la parte que aún ostentaba el INI -entonces SEPI- según los acuerdos firmados en 1975.

Fos Bucrá se convierte en una filial del grupo OCP Jurigba, el principal hito del complejo minero de fosfatos más grande del mundo, con unos 40 kilómetros cuadrados y el 52 % de las reservas de Marruecos. Un dato fundamental: los saharauis que trabajaban en época española no tienen ningún derecho, no reciben ayuda alguna, mientras que los que entraron tras la invasión marroquí, sí.

Un informe de Equipe Media señalaba recientemente que, en la empresa, solo el 30 por ciento del total de 2174 trabajadores de su plantilla son saharauis. La empresa alega, por su parte, que el 70 por ciento de los contratados son saharauis.

La empresa fue acusada en su día de impedir la contratación de 500 jóvenes saharauis en su futuro complejo industrial, aunque la filial de la OCP lo niega. No obstante, la empresa jamás dio datos concretos, argumentando que no dispone «de una lista predeterminada, ya que el proceso lleva varias etapas».

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Protestas de hijos de empleados saharauis de la fábrica en El Aaiún.

Un dato fundamental es el censo de los que habitan el territorio. Ningún documento oficial hace distinciones entre los habitantes de etnia saharaui y los no saharauis. La llegada masiva de colonos marroquíes se produjo básicamente en 1976, unas 50 000 personas tras la Marcha Verde y en 1991, en vísperas del anunciado referéndum tras el alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. Desde entonces ha seguido un lento goteo, la mayoría atraídos por sueldos superiores al territorio marroquí.

Fos Bucrá dijo ser el blanco de una campaña de «denigración en sitios hostiles a Marruecos» en las redes sociales. Sin embargo, hace escasos días, un trabajador de la empresa Fos Bucrá, procedente de Mequinez, se burlaba de los saharauis en un blog. No se olvide que los colonos ya son mayoría de la población en el Sahara, pero ni aun así, Marruecos se fía de su lealtad si hubiera un referéndum de autodeterminación.

Hace escasas semanas también se conoció el ‘fichaje’ de la exministra de Exteriores del PP Ana Palacio, quien ha entrado en el consejo asesor de la OCP. En un infame artículo, tras visitar El Aaiún, en el que apuesta por la autonomía del territorio señala: “…destaca la fragilidad de la situación ante un número creciente de focos de tensión. En este último año: expulsión y readmisión del territorio de miembros de la Minurso; envío de tropas por el Frente Polisario a la zona de separación de Guerguerat, bajo control de Naciones Unidas….”

No se puede mentir más en menos líneas, Marruecos expulsó a la Minurso, cuestión que soslaya, nombrando el crimen pero no al criminal, al igual que fueron tropas marroquíes las que salieron del muro inicialmente hace casi un año en Guerguerat, ocupando la zona de separación. Pero Palacios escribe al dictado de su nuevo cargo y de los dírhams convertidos en euros que cobra, poderoso caballero… En su etapa de ministra de Aznar opinaba: “El Sáhara no es moneda de cambio” y para resolver este conflicto “hay que contar con lo que digan los saharauis” ó “la ONU debe buscar una solución que tenga en cuenta los intereses de este pueblo”.

Fos Bucrá abrió un centro de formación especializada en El Aaiún en 1996 y actualmente OCP se comprometió a crear una tecnología de integración, una rama de la universidad multidisciplinar Mohammed VI -cuyos títulos acaban de ser reconocidos por el Estado-, una escuela de excelencia y un centro de competencias de cualificación. La construcción de estas unidades requerirá un presupuesto de dos millones de dírhams (190 000 euros)

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Protestas saharauis por la expoliación de los fosfatos.

La empresa pública de fosfatos de Marruecos anunció inversiones millonarias para el desarrollo de infraestructuras mineras, portuarias y también sociales, educativas y de transporte. Un dato importante es que la mayoría de estas empresas asociadas no cuentan con personal saharaui.

Boucrá ha convertido en necesaria la construcción de un nuevo puerto que garantice mayores periodos de carga en los buques en una zona complicada para este tipo de labores. El puerto actual, que tiene una de sus alas inutilizada, ostenta una media alta de cierre, debido a las malas condiciones meteorológicas de unos 120 días al año que, con la nueva infraestructura, se espera rebajar de manera muy considerable. El proyecto está en fase de estudio, y sus responsables estiman que recibirá su primera embarcación en el año 2022.

Por último, al igual que pasa con la empresa Fos Bucrá, un ejemplo significativo de ataque a la identidad nacional saharaui es la prohibición, desde marzo de 2013, de instalar jaimas en las ciudades, suburbios o playas, como se ha podido comprobar este verano con varias disoluciones en las arenas saharauis. Se quiere extirpar el ejemplo del campamento de Gdeim Izik de 2010, cuyas recientes condenas han motivado la protesta internacional.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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