Mujeres en Marruecos: discriminadas en todos los sentidos

Un informe hecho público por varias ONG marroquíes el 4 de marzo de 2015, en Rabat, da cuenta de la persistencia de la discriminación de las mujeres en el reino de Mohamed VI, cuando se cumplen justamente 20 años de la cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres, Pekín+ 20, y en vísperas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y de la 59 sesión de la Comisión de la ONU sobre la condición de la mujer en el mundo, que tendrá lugar del 9 al 20 de marzo en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York.

Mujeres marroquíes trabajan el el aceite de Argan

El informe, que ha coordinado la Asociación democrática de Mujeres de Marruecos, y ha contado con el apoyo de la Unión Europea parte de la realidad de que el gobierno marroquí no tienen voluntad de acatar, pese a haber ratificado muchos de ellos, los convenios internacionales que consagran los derechos de las mujeres. Del informe se desprende que la situación de las mujeres en Marruecos sigue siendo preocupante, a pesar de los avances registrados en las leyes.

“El gobierno no da muestras de tener voluntad de hacer valer la supremacía delos convenios internacionales. Va muy lenta la ejecución de numerosas reformas”, constata el informe que denuncia la “ausencia de una visión global de las instituciones en materia de servicios y ayuda a las mujeres víctima de violencia”. Por no citar más que un caso, se lee en el diario francés Libération, “el 62,8% de las mujeres sufren agresiones violentas, y el 55% de ellas en el marco conyugal”, según una investigación oficial llevada a cabo en 2009. El comportamiento de las autoridades marroquíes tampoco responde a las normas internacionales en materia de prevención, protección, represión de los agresores y ayuda a las víctimas.

En otros aspectos, el Código de Trabajo no se ocupa de sectores de actividad «prevalentemente feminizados», como el servicio doméstico o el trabajo agrícola no asalariado, ni tampoco del acceso a los recursos, y especialmente a la tierra. “Las mujeres de las tierras colectivas –señala el informe- están excluidas de las indemnizaciones previstas para la cesión o explotación de dichas tierras».

En el plano político, las mujeres solo representan el 17% de los diputados, y solo 7 mujeres ocupan puestos que tienen influencia en el funcionamiento del Parlamento. Por no hablar de la presencia de mujeres en el gobierno, que desciende: en 2007 eran el 21,2% y en 2014 el 12,8%. Y pese a que las mujeres representan más de dos tercios de los funcionarios, solo el 12% ocupan puestos de dirección.

Respecto a las familias, el informe lamenta que se mantengan normas discriminatorias como el matrimonio de menores, que se ha duplicado entre 2004 y 2013 (pasando de 18.341 a 35.152), la poligamia, el matrimonio con no musulmanes, prohibido solo a las mujeres, o el acceso a los procedimientos de divorcio, en los que la mujer está obligada a presentar pruebas; así como los casos de expulsión del domicilio conyugal, que afectan mayoritariamente a mujeres, la tutela legal que no es igual para padres y madres, salvo en casos de fallecimiento o incapacidad jurídica del padre, y la legislación sobre sucesiones o nacionalidad, que el padre puede transmitir automáticamente a sus hijos, incluso con efecto retroactivo, pero no a una esposa extranjera.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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