«Nocturno»: una experiencia de Leonor Leal

Vimos este nuevo espectáculo de la bailaora/ bailarina/coreógrafa Leonor Leal, estrenado en la pasada Bienal de Sevilla en el Teatro de los espectáculos alternativos, el Central, en el Festival de Nîmes en enero de 2019, en el Teatro Bernadette Lafont, a gran distancia del escenario.

Volvimos a verlo en el Festival de Jerez, en la intimidad de la Sala Paúl, cerquita de la escena. Y esto fue fundamental para entender el lenguaje que Leonor ha querido imprimir a este proyecto suyo, tan vital, tan íntimo, tan valiente. Leonor Leal por Leonor Leal.

Jerezana. Paya. Sin familia de artistas. Empezó a estudiar danza clásica y española a los nueve años. Y tras el largo camino recorrido desde entonces, particularmente desde que empezó a crear sus propios espectáculos en 2007 a base de experimentar vías y posibilidades nuevas para expresarse, llegó a este Nocturno, creado para la noche, para la hora más duende, también la más solitaria, la más libre, la de los sueños que no encuentran vía de expresión diurna, la de la desnudez total, sin recurso a engaños de la mente. Eso es Nocturno.

Nocturno es el fruto maduro de un proyecto gestado y desarrollado en tres residencias,  fundamental la del Centro L’animal a l’esquena en Celrà, Girona. Celrà está dirigido por María Muñoz y está concebido como un centro de experimentación e intercambio de ideas y experiencias entre artistas de varias disciplinas.

Durante la larga estancia de Leonor en el centro, María se convirtió en su alter ego, en su conciencia, en un trabajo sin concesiones dirigido a la búsqueda de lo que Leonor quería encontrar, que  la propia Leonor resume en esta frase: “Antes de dormir cierro los ojos para verme bailar. Imagino mis movimientos cantando el espacio que ocupo. Memorizo a través del sonido y el ritmo me guía hacia el sueño de una noche llena de vida, de ritual, de ilusión y de transformación liberadora”.

javier-fergo-para-festival-de-jerez-5 "Nocturno": una experiencia de Leonor Leal
Leonor Leal, Antonio Moreno y Alfredo Lagos en Nocturno. Foto de Javier Fergo

El espectáculo

Pocos y recios mimbres muy flexibles. La guitarra de Alfredo Lagos canta, toca y percute en tiempos diferentes. La percusión increíblemente creativa y el golpe bailado de Antonio Moreno de Proyecto Lorca y los pies mágicos de Leonor creadores de sonidos que cuentan lo que siente en cada instante. No hay cante, no hacen falta palabras, aquí la expresión tiene otros lenguajes. Hay veces en que todo es percusión, en que todo deviene compás, como única música, incluidos baile y guitarra.

La escena se abre a la creación de volúmenes y espacios, porque Leonor Leal también es maestra en práctica escénica y cultura visual. Forman parte importante del espacio los silencios, auténticos volúmenes que llenan todo. Así sucede al inicio, cuando se presenta Leonor en clave masculina, vestida con blusa blanca y pantalón negro. A ratos añade chaqueta negra, como un desprenderse de cualquier atributo convencional femenino flamenco, como para mostrar una ambigüedad presente en todos y todas, aunque sea ignorada casi siempre.

También la ropa es lenguaje en este Nocturno. Nunca se cambia, esto también tiene su significado.

Y sigue Leonor: “Nocturno es una investigación de dos músicos y una bailaora que tejen juntos una ruta en el insomnio, en la memoria y en los anhelos. Un viaje a veces lúdico, a veces extasiado o solemne y a veces doloroso y solo.”

El flamenco lo domina todo, a veces tan versionado que se acerca a otros mundos musicales. También hay otros ritmos, como la maravillosa versión a la guitarra de Alfredo Lagos de las Variaciones Goldberg, dentro del magnífico espacio sonoro creado por Jean Geoffroy. Los pies de Leonor  vuelven a una personalísima raíz con el garrotín o la farruca homenaje a Escudero. O bordan una filigrana en una  soleá en su versión más contemporánea. Golpean con fuerza inusitada en una íntima evocación del martinete de Antonio Ruiz Soler, se suavizan al extremo en zapateados que recuerdan a Mario Maya.

El juego lúdico-amoroso entre Leonor y Antonio Moreno, con elementos de percusión tan insólitos como una tabla de lavar, –al fin y al cabo, madera– dotada de un platillo de metal para combinar sonidos, suyos y de los pies de la bailaora, que aquí simplemente baila con él. O con la mesa con ruedas cubierta de otros chismes de percusión, también a dúo, una delicia de escena de cortejo, –de ella– de abierto acercamiento amoroso, para terminar en enfado y reafirmación, nunca mejor expresado que con la danza y las dotes actorales notables del percusionista. Sus largos paseos por el espacio escénico, como un reto a la libertad, parándose cuando quiere al lado de sus compañeros para jugar, escuchar o participar con ellos.

Dicho todo esto, estoy empezando a pensar que las palabras son bastante vanas para describir esta obra que representa un viaje que quizá ni Leonor Leal sabe ahora mismo hasta dónde la llevará, un viaje con parada muy fundamental en este Nocturno y que en el futuro fondeará en puertos hoy ignotos que sin duda la llevarán a una meta que tiene que ver con su caminar por la danza y por la vida. Nada mejor, pues, para poner fin a esta crónica, que ver el video del espectáculo para el reciente XXIII Festival Flamenco de Jerez de la Frontera.

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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