Participantes en la JMJ solicitan asilo en Brasil

Peregrinos de diferentes países que viajaron a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) están solicitando asilo ante las autoridades brasileñas, informa Luiz Fernando Godinho (Acnur) desde Río de Janeiro.

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@ ACNUR/ L.F.Godinho: Peregrinos de la JMJ que están solicitando asilo en Brasil participan en clases de portugués en el marco de un proyecto conjunto de la Cáritas Arquidiocesana de Rio de Janeiro e el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

 

Entre las razones alegadas por los solicitantes de asilo están persecuciones sufridas por motivos religiosos o conflictos armados en sus países de origen. La JMJ se celebró entre los días 23 y 28 de julio y reunió cerca de un millón de personas en Rio de Janeiro.

La oficina en Brasil del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y su socio implementador, la Cáritas Arquidiocesana de Rio de Janeiro (CARJ), han sido informados de unas 40 solicitudes de asilo ya presentadas por peregrinos de la JMJ. También se han registrado cinco casos de peregrinos de la JMJ que se han acercado a la Cáritas Arquidiocesana de São Paulo (CASP), siempre con el propósito de solicitar asilo. Entre los solicitantes están nacionales de Paquistán, Sierra Leona y República Democrática del Congo.

Así como sucede con todos los solicitantes de asilo que llegan a Brasil, las solicitudes de los peregrinos de la JMJ serán analizadas por el Comité Nacional para Refugiados (CONARE), que funciona en el ámbito del Ministerio de la Justicia. A ese efecto, los interesados tendrán que presentarse en las instalaciones de la Policía Federal para ser entrevistados por oficiales de elegibilidad del CONARE. De conformidad con el procedimiento, después de la evaluación individual el CONARE decidirá cuales casos pueden ser reconocidos como refugiados.

En Rio de Janeiro, por lo menos 12 solicitantes relataron persecuciones relacionadas con cuestiones religiosas. “Mi padre fue asesinado por ser cristiano, y siempre le dije a mi madre que eso podría pasar con nuestra familia. Siendo también cristiano, la JMJ fue la única oportunidad que tuve para de conseguir la VISA  y salir de mi país”, le comenta al ACNUR el joven Peter Atuma (*), católico de 24 años que vivía en Sierra Leona, en África occidental. Su cuerpo está marcado por cicatrices de heridas causadas por grupos religiosos hostiles a los cristianos de la comunidad en la cual vivía.

Él ya declaró ante la  CARJ su intención de solicitar asilo y tiene programada  una entrevista con la Policía Federal en Rio de Janeiro para formalizar su pedido. “Donde hay paz, es posible vivir tranquilamente”, completa Atuma, quien dejó en su comunidad de origen en el norte Sierra Leona a su madre y ocho hermanos. “No tengo como volver. Quiero reconstruir mi vida aquí en Brasil”, dice el joven, que tiene formación en el área de contabilidad.

Otro peregrino con entrevista ya programada en la Policía Federal para solicitar asilo es el paquistaní cristiano Cristiano Imran Masih (*), que vivía al sur de Islamabad con sus padres y cuatro hermanos. Por su religión, tuvo problemas con las autoridades del país, fue discriminado  al buscar un empleo e informó sobre persecuciones y violencia contra los católicos de su comunidad.

“Cuando llegué a la JMJ, vi muchos católicos expresando su fe sin problemas y conviviendo con personas de otras religiones en paz. Todos nosotros somos criaturas de Dios y no podemos ser discriminados por lo que creemos”, afirma Masih, quien no se sentiría seguro retornando a su país. Interesado en filosofía y teología, él quiere iniciar estudios en Brasil para ser ordenado sacerdote.

Los peregrinos solicitantes de asilo en Rio de Janeiro ya están siendo asistidos por la CARJ, por voluntarios católicos que participaron en la JMJ y por las autoridades municipales. Un grupo de cinco hombres solteros que alegan persecución religiosa fue acomodado en un albergue administrado por la CARJ y se mantiene con donaciones de la iglesia local y fieles, aparte de los alimentos comprados por la Cáritas. Otros siguen hospedados por voluntarios de la JMJ, debiendo ser transferidos para una residencia provisoria cedida por una parroquia de la ciudad. Los demás solicitantes que alegan persecuciones debido a conflictos armados, como es el caso de los ciudadanos originarios de la República Democrática del Congo, están siendo acogidos tanto por voluntarios de la JMJ como por la misma comunidad de refugiados congoleses que vive en Rio de Janeiro.

La asistente social Aline Thuler, una de las coordinadoras del proyecto de asistencia y protección a refugiados implementado por la CARJ, con el apoyo del ACNUR y del gobierno brasileño, explica que la asistencia financiera sólo podrá ser prestada cuando las solicitudes de asilo sean formalizadas”. Ayuda de otro tipo, como clases de portugués y cursos y capacitación profesional, también apenas podrá ser brindada cuando los peregrinos cuenten con el registro de la Policía Federal que confirma su solicitud de asilo”, afirma Thuller.

Las solicitudes de asilo presentadas por peregrinos que participaron en la Jornada Mundial de la Juventud y alegan persecución religiosa representan, de alguna forma, un nuevo desafío para las autoridades brasileñas. No tenemos datos específicos sobre este tema, ya que a menudo las cuestiones religiosas se mezclan con la persecución por motivos políticos. Realizaremos un acompañamiento detallado de estos casos, ya que la solicitud de asilo por motivos religiosos es una cuestión compleja de resolver, afirma el representante del ANCUR en Brasil, Andrés Ramírez.

Ramírez resalta que la constitución brasileña garantiza la libre expresión religiosa y determina la separación entre el Estado y las religiones.  “Este es  un componente de protección importante para quien sufre persecuciones  religiosas”, afirma Ramírez.

Entre los peregrinos con los cuales pudo hablar el ACNUR, algunos comparan su huida a la de santos de la iglesia Católica, que sufrieron persecuciones por su fe. “Muchos de esos santos sufrieron por anunciar las buenas nuevas de Dios. Pero permanecieron firmes y en su fe” dice Asham Daniel (*), paquistaní de 24 años. “Otros fueron humillados por reyes y personas poderosas, pero reconstruyeron sus vidas en otros países y pudieron reunirse con sus familias en el exilio”, dice Atuma, de Sierra Leona.

En Brasil viven cerca de 4.200 refugiados reconocidos por el Gobierno federal, de más de 70 nacionalidades diferentes. En 2013, cerca de 300 nuevas solicitudes fueron reconocidas por el Comité Nacional para Refugiados (CONARE), en su mayoría presentadas por refugiados procedentes de Siria, Colombia e República Democrática del Congo.

(*) Nombres cambiados por razones de seguridad.

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