Pete Seeger, la música como resistencia

Mercedes Arancibia

Pete-Seeger-Picornell Pete Seeger, la música como resistencia
Joan Picornell: Pete Seeger

Alto, erguido, imbatible como la estatua de la Libertad, a los 94 años y con un siglo de historia detrás ha fallecido Pete Seeger, el último superviviente de los pioneros folksingers americanos, el representante más genuino de la canción protesta, una leyenda de la música internacional, compositor de cientos de canciones, rebelde con mil causas.

El trovador de los oprimidos, los pobres, los marginados del capitalismo triunfante, Pete Seeger “el rojo”, el “comunista”. Estandarte de la resistencia, le debemos haber escrito, o popularizado, la mayoría de los cantos que todavía entonamos con frecuencia para repetir, y repetirnos, que el destino del hombre es vivir libre. Y de pie. Arlo Guthrie, destacado miembro de la segunda generación de cantantes folk estadounidenses, le ha dedicado uno de los homenajes más entrañables: «Todos los niños que alguna vez se reunieron a cantar alrededor de una fogata tienen una deuda con Pete Seeger».

La música a veces ayuda, si no a cambiar el mundo al menos a modificar las cosas: «Las canciones no salvarán el planeta. Tampoco los libros ni los discursos. Pero pueden traspasar fronteras”. Las canciones de Pete Seeger, como antes las de Woody Guthrie, y después las de Bob Dylan, Joan Baez y hasta Bruce Springsteen (cuatro generaciones nos contemplan), han ayudado a cambiar el punto de vista de muchos ciudadanos de todo el mundo sobre las guerras civiles americana y española, la lucha contra la esclavitud, la guerra de Vietnam, el armamento atómico, los derechos civiles, la defensa del medio ambiente, la guerra fría… Su música nos ha unido a todos en un abrazo fuerte y fraternal mientras en los estadios llenos a rebosar, con las cerillas y los mecheros alumbrando, le acompañábamos en los estribillos de canciones, unas propias y otras procedentes de Sudáfrica, Cuba, Rusia, China, Israel, España… la España republicana, ofendida y humillada ( Songs of the Lincoln Brigade, 1948).

Mejor bien acompañado

Si dices Pete Seeger, dices solidaridad. No le gustaba cantar solo, se crecía rodeado de otros músicos y los amigos que subían espontáneamente al escenario porque la participación del público fue siempre un distintivo de sus conciertos. Con el banjo formó parte de los Almanac Singers ( años 1940, junto a Woody Guthrie) y los míticos Weavers (1950); más tarde colaboró frecuentemente con Arlo Guthrie, con su hijo Peter y su nieto Tao (que ya no lleva Seeger como primer apellido, sino Rodríguez), con Joan Baez, y Bob Dylan…cantó con los músicos de la Nueva Trova Cubana (años 1960/70), de la Nueva Canción Chilena, con intérpretes franceses, italianos y españoles… Siete décadas actuando frente a multitudes dan para mucho.

Su aparición fue el momento más aplaudido del espectacular concierto al aire libre del 19 de enero de 2009, organizado para celebrar la primera toma de posesión de Barack Obama: junto a su nieto Tao (The Rodríguez-Seeger) y Bruce Springsteen, con barba blanca, su tradicional camisa de cuadros, emblema de la América trabajadora, y la colorida gorra, la voz de Pette Seeger se elevó sobre la del medio millón de personas que llenaban la explanada del National Mall para entonar el clásico de Guthrie This Is Your Land (compuesto en 1940 para responder a otra canción célebre de aquellos años cuyo texto patriotero detestaba, Good Bless America, escrita por Irving Berlin).

Un cumpleaños rodeado de amigos

Más tarde, en mayo de 2009, fue el Madion Square Garden donde se celebró su 90 cumpleaños, con la participación de cuarenta artistas y cuyos beneficios se destinaron a la organización ecologista Clearwater, en cuya creación colaboró el maestro del folk. Y fue Springsteen, de nuevo Springsteen (quien en 2006 grabó un álbum con canciones de Seeger: We Shall Overcome: The Seeger Sessions), quien estaba a su lado para presentarle como “el archivo viviente de la música y la conciencia de Estados Unidos, un testimonio del poder de la música y de la cultura para impulsar la historia”.

“Admirado y querido Maestro Pete Seeger –escribía el cantautor cubano Silvio Rodríguez, a quienes las autoridades estadounidenses negaron el visado para asistir al homenaje- En estos momentos se está celebrando el concierto de homenaje que decenas de cantores justamente te ofrecen. Pasan por mi mente algunas de las veces que tuve el privilegio de disfrutar de tu talento seductor de multitudes. .. te recuerdo en La Habana, cantando solidario junto al Grupo de Experimentación Sonora…te recuerdo en aquella gira dedicada a Víctor Jara, por varias ciudades de Italia… y también revivo aquella helada noche de febrero de 1980 en que respondiendo a tu llamado viajamos desde Nueva York hasta Poughkeepsie y te escuchamos “Snow, Snow”, obra maestra de quien se hizo preguntas ante un paisaje invernal…Traté de volver a estar contigo hoy, pero, como bien sabes, no me dejaron llegar los que no quieren que los Estados Unidos y Cuba se junten, se canten, se hablen, se entiendan… más que yo, toda esta Cuba que te quiere, bloqueada todavía por los abusadores, está a tu lado ahora cantando tu profética We Shall Overcome y nuestra martiana Guantanamera”.

Un hombre, un banjo y un puñado de canciones necesarias

Pete Seeger es autor de himnos imprescindibles para varias generaciones, como el antibelicista Where Have All the Flowers Gone?, y canciones de protesta como If I Had A Hammer –convertida después por Víctor Jara en El martillo- Turn, Turn, Turn!, o la versión del clásico del góspel We Shall Overcome, inmortalizado también en la voz de Joan Baez.

Nacido en 1919, en Patterson (Nueva York), de una pareja de musicólogos comunistas, -cuyos orígenes se remontan a la llegada del Mayflower en 1620- desde muy niño escuchaba en casa canciones folklóricas americanas y europeas. Entre sus aciertos iniciales figura el haber abandonado el periodismo y encontrar la herramienta que sería su enseña de por vida: el banjo de cinco cuerdas, instrumento de trovadores y vagabundos. Ocurrió en 1936 y su vida dio un giro copernicano.

Tal vez, los poemas introspectivos de su tío, Alan Seeger, inspiraron las primeras composiciones. Lo mismo que el abandono de Harvard, el autostop y los viajes en trenes de carga de todo el país (un punto en común con otro emblema de su generación, la novela On the Road, de Jack Kerouac), recopilando baladas, canciones de trabajo e himnos.

En los años 1940 y 1950 se convirtió en una figura clave en el redescubrimiento del folk, fue fundador de la primera organización de música folk estadounidense, People’s Song, y colaboró con la revista musical Sing Out!: «Frente a la trivialidad de la mayoría de canciones pop, las letras de estos temas poseen la carne que nos da la vida”.

Fue compañero de clase del presidente John. F. Kennedy en la facultad de Sociología de la Universidad de Harvard. En 1943 se casó con Toshi, realizadora, productora y activista medioambiental –fallecida en julio de 2013, a los 91 años-; tras la segunda guerra mundial, la pareja construyó una cabaña en Beacon, en la orilla del río Hudson, y allí ha vivido el resto de su vida. Tuvieron tres hijos.

La era del ultraconservador senador McCarthy, cazador de brujas sindicalistas y comunistas, le obligó a hacer cambios en su carrera. Seeger, quien llevaba tiempo en el punto de mira de la ultraderecha por sus combativas letras y su anterior militancia en el Partido Comunista (al que se afilió en 1940), fue citado ante el Comité de Actividades Antiamericanas en 1955. Se negó a declarar y, junto a Arthur Miller y otros seis escritores, fue considerado culpable. Los medios comerciales le boicotearon y entonces aprendió, decía, «tácticas de guerrilla cultural», que era como llamaba a las actuaciones en colegios privados, comunidades religiosas o campamentos de verano. Todavía en 1967, el canal de televisión CBS eliminó de un programa su canción- protesta contra la guerra de Vietnam Waist Deep In The Big Muddy.

El resto son historias de altercados con el FBI, listas negras, exclusión de la televisión durante 15 años, otras prohibiciones, condena de cárcel en 1961, finalmente anulada, ataques físicos… pero el triunfo de sus canciones era inevitable porque además “sirvieron para estructurar a una parte de la juventud estadounidense”. ¿Quién no ha cantado alguna vez Goodnight Irene, We shall overcome, Turn, turn, turn, Michael row the boat, Black is the colour, If I had a Hammer, Where Have All the Flowers Gone ?…

¿Cómo podría dejar de cantar?

Es el título de uno de sus temas (How Can I Keep From Singing?). Nunca dejó de hacerlo, como nunca abandonó el compromiso político: «Con una canción se pueden expresar sentimientos e impulsar la acción conjunta. Pero creo que no sólo hay que escribir canciones, también hay que actuar».

Y, para actuar, no dudaba en coger un avión y cruzar el Atlántico. En la primavera de 2012, Pete Seeger estuvo en Madrid en el homenaje a las Brigadas Internacionales. Un año después, en mayo de 2013 y ya con 94 años, en una de sus últimas apariciones cantó en el Proctor’s Theatre, de Schenectady, en el estado de Nueva York, junto a su hermanastra Peggy Seeger, de 78 años. El 21 de septiembre, en Farm Aid –concierto benéfico que se organiza anualmente para recaudar fondos para granjeros que pueden perder sus instalaciones a causa de deudas hipotecarias- , antes de entonar This is your Land acompañado en el escenario por John Mellencamp, Willie Nelson, Dave Matthews y Neil Young, se dirigió al público: “Amigos, a los 94 ya no me queda mucha voz de izquierda. Pero esta es una canción que ustedes conocen, y si cantamos todos conseguiremos un buen sonido”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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