Sánchez Cerén: de guerrillero a presidente de El Salvador

Salvador Sánchez Cerén será este domingo 1 de junio el primer exguerrillero que accede a la presidencia de El Salvador, dos décadas después de haber destruido su fusil como parte de un proceso de paz que puso fin a la guerra civil.

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Salvador Sánchez Cerén

Bajo la bandera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda en el poder), Sánchez Cerén, de 69 años, venció en marzo al candidato de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), el alcalde capitalino Norman Quijano, informa Andes.

Sánchez Cerén ha prometido instaurar la «cultura de la austeridad» y «gobernar creando un gran diálogo nacional». En la vicepresidencia lo acompañará otro exrebelde, Óscar Ortiz, de 53 años, popular alcalde de Santa Tecla, una ciudad vecina a San Salvador.

De 1,65 m de estatura, moreno y de pelo cano, Sánchez Cerén, conocido por su nombre de guerra Leonel González, fue uno de los cinco comandantes que encabezaron la guerrilla que en la década de 1980 combatió al ejército gubernamental, del cual ahora como presidente será comandante general.

Locuaz y encendido en sus discursos de plaza pública pero parco ante las cámaras, Sánchez Cerén ha sido vicepresidente del primer gobierno de izquierda de El Salvador, encabezado desde 2009 por el periodista Mauricio Funes.

Como ministro de Educación ad honórem (2009-2012) se destacó con el programa «Paquete escolar», que distribuye útiles, uniformes y zapatos a niños pobres de escuelas públicas.

«Nos hemos ganado el derecho de gobernar cinco años más», proclamó en la campaña, al destacar la lucha contra la pobreza, la principal bandera del gobierno de Funes.

De la escuela a la montaña

Sánchez Cerén nació en Quezaltepeque, 25 km al norte de San Salvador, el 18 de junio de 1944 en el seno de una familia católica y es el noveno de doce hijos de una pareja formada por un carpintero y una vendedora de mercado.

A los 19 años se graduó de docente. Trabajó en escuelas del departamento de La Libertad, donde constató la pobreza rural y comenzó su militancia sindical.

En una escuela de Quezaltepeque conoció a su esposa, Margarita Villalta, una instructora de porristas (animadoras) con quien vive hace 45 años y tiene cuatro hijos.

A finales de la década de 1960 integró el directorio de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES), que logró importantes mejoras sociales para el gremio.

A inicios de los años 1970, se incorporó a la base social de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), que aglutinaba al 60% de los combatientes de las cinco agrupaciones que en 1980 fundaron el FMLN para buscar el poder por la vía armada.

En 1978 pasó a la clandestinidad guerrillera y su ascenso como máximo dirigente de las FPL ocurrió en 1983, tras la muerte del líder fundador Salvador Cayetano Carpio.

Empuñando el fusil en las frías montañas de Chalatenango, el entonces comandante González mantuvo su carácter afable a pesar del asedio del ejército.

Juan García, un miliciano que lo acompañó en el frente de guerra, lo describió como una persona «ordenada, seria, solidaria, cautelosa, de pocas bromas y sin líos de mujeres», según dijo a la AFP.

«Salvador fue luchador social con gran convicción. En las luchas magisteriales y luego en la guerra civil arriesgó su vida por ver cambios en el país», destacó el veterano dirigente magisterial Julio César Portillo.

Político conciliador

Sánchez Cerén fue uno de los comandantes del FMLN que negoció la paz. El 16 de enero de 1992 participó en México en la firma, con el entonces gobierno derechista de Arena, de los acuerdos que pusieron fin a una sangrienta guerra civil que dejó unos 75.000 muertos en 12 años.

Tras los acuerdo de paz, supervisó la destrucción de fusiles, un paso previo para legalizar al FMLN como partido político en diciembre de 1992.

En los comicios de 2000 ganó una diputación y fue reelegido por dos períodos hasta que en 2009 asumió la vicepresidencia.

Para no echar al olvido la lucha revolucionaria, en 2008 publicó su libro autobiográfico «Con Sueños se escribe la vida».

Además escribió «La guerra que no quisimos», «El País que quiero» y «El Bien Vivir en El Salvador».

Sánchez Cerén es el cuarto exguerrillero en llegar al poder en América Latina, después del nicaragüense Daniel Ortega, el uruguayo José Mujica y la brasileña Dilma Rousseff.

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