Sinatra forever

Se cumplen veinticinco años de la muerte de Frank Sinatra

Hubo un tiempo en que las emisoras de radio y los escenarios de los grandes teatros se poblaron de vocalistas de voz melodiosa y seductora que interpretaban baladas cuyas letras contaban dulces historias de amor. Se les llamaba crooners. Los respaldaban orquestas de mucho viento y mucha cuerda, y cuando actuaban en cabarets y salas de baile se acompañaban de big bands de jazz conducidas por grandes mitos del género: Count Basie, Duke Ellington, Quincy Jones

Nat King Cole, Bing Crosby, Dean Martin, Perry Como… formaban parte de aquella generación de vocalistas con cuyas canciones se enamoraron millones de parejas en todo el mundo.

El último superviviente de aquella dinastía, Tony Bennett, siguió hasta ayer mismo en la brecha, con más de noventa años, actuando en conciertos y haciendo duetos con Barbra Streisand, Norah Jones, Lady Gaga o Amy Winehouse.

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Sinatra joven

A una de aquellas big bands, la de Tommy Dorsey, se incorporó a finales de los años treinta Frank Sinatra, un jovencísimo vocalista bien parecido que llamaba la atención por el estilo con el que interpretaba las canciones y por una voz muy personal, con un fraseo exquisito, distinto al de todos los que en aquellos años triunfaban como crooners. Era la voz ideal para transmitir las emociones y los sentimientos de aquellas baladas y sus conciertos provocaban en las fans una histeria colectiva que no se volvería a repetir hasta los años sesenta con los Beatles.

Con la banda de Dorsey, Frank Sinatra consiguió en 1940 su primer número uno en la lista de la revista Billboard, «I’ll Never Smile Again», y rodó su primera película, «Las Vegas Nights», con la RKO. Otros éxitos con esta banda fueron «Imagination» y «Night and Day».

Cuando Sinatra quiso independizarse de Tommy Dorsey para grabar con la discográfica Columbia, éste le obligó a cumplir una cláusula leonina de su contrato por la que durante muchos años se embolsó un tercio de las ganancias del cantante. Algunas fuentes dicen que fueron las relaciones de Sinatra con la mafia las que «convencieron» a Dorsey para que renunciara a aquella cláusula vitalicia que ya le había hecho millonario.

Con Columbia Sinatra alcanzó grandes éxitos con temas como «You’ll Never Know» y «People Will Say We’re in Love». El resto forma parte de la historia de un mito: cientos de discos, más de mil canciones, decenas de películas y el reconocimiento internacional de su voz y de su figura.

Murió octogenario en Los Ángeles el 14 de mayo de 1998, hace ya veinticinco años, pero sus canciones siguen acompañando no sólo a los nostálgicos de aquellos años sino también a las nuevas generaciones.

La música, el cine, la política, las mujeres

Hijo de inmigrantes italianos, Frank Sinatra comenzó a cantar acompañado de la pianola que su padre, un boxeador retirado, tenía en la taberna que regentaba en Hoboken (Nueva Jersey). Heredó de su madre el interés por la política y sus simpatías por el Partido Demócrata en el que ella militaba y al que Sinatra aportó generosas donaciones. Elogió públicamente a Franklin D. Roosevelt pero con los años fue derivando hacia el republicanismo hasta terminar apoyando a Ronald Reagan en la campaña electoral de 1980.

A Frank Sinatra siempre se le recordará por sus canciones y muy poco por sus películas, más de cincuenta, a pesar de haber ganado un Oscar por su papel en «De aquí a la eternidad» (Fred Zinnemann, 1954). Sin embargo son considerables sus trabajos en «El mensajero del miedo», «Ellos y ellas» (con Marlon Brando), «Levando anclas», «Un día en Nueva York», «El hombre del brazo de oro», «La sombra de un gigante» (con Kirk Douglas, Yul Brinner y John Wayne), «Alta sociedad»… a las órdenes de directores como George Sidney, Stanley Donen, Otto Preminger, John Huston, Mankiewicz o Frank Kapra.

Se casó muy joven con la italoamericana Nancy Barbato, aficionada como él a la música de jazz y admiradora de Bing Crosby, pero sus romances con actrices como Lana Turner y Marilyn Maxwell complicaron su vida sentimental y perjudicaron también su carrera profesional en una América cuya moral conservadora exigía a los personajes públicos un comportamiento sin tacha.

Los escándalos aumentaron con su romance con Ava Gardner, que provocó la separación del matrimonio y el comienzo de las relaciones tormentosas de la nueva pareja, que celebró su boda en 1951 y su divorcio dos años después.

Sus escarceos amorosos continuaron con Judy Garland, Kim Novak, Lauren Bacall, Marilyn Monroe, Juliet Prowse… sin que con ninguna de ellas alcanzase la estabilidad que decía estar buscando. Con Mia Farrow se casó en 1966 y se divorció al año siguiente. En 1972 pareció al fin encontrar la calma con la modelo Barbara Marx, ex del menor de los famosos Hermanos Marx, quien permaneció con Frank Sinatra hasta su muerte.

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El Rat Pack que hizo tres películas a principios de la década de 1960 y actuó en el Sands Hotel de Las Vegas incluía (desde la izquierda) a Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford y Joey Bishop

Otros escándalos vinieron a sumarse con The Rat Pack, un grupo de amigos con los que alternaba grabaciones y conciertos (Jerry Lewis, Dean Martin, Peter Lawford y Sammy Davis Jr.) y con quienes celebraba fiestas que muchas veces terminaban en orgías sexuales regadas con abundancia de alcohol y drogas.

Los de su inestabilidad sentimental fueron los años más negros de su carrera, cuando tampoco triunfaban sus películas ni sus canciones, hasta el punto de que en 1952 Columbia y la MGM no le renovaron contrato. El rescate vino de la mano de una nueva discográfica, Capitol Records, y de Nelson Riddle, un músico que entendió mejor que nadie cómo debían ser los arreglos de las canciones para aquella voz que todavía era prodigiosa.

Sus nuevos discos, más ambiciosos, se nutren ahora más de jazz y de swing. El éxito fue fulminante con temas como «Young of Heart» o «I’ve Got You Under My Skin», que devolvieron a Sinatra a lo más alto del panorama internacional. Su canción «Come Dance With Me» permaneció 140 semanas en las listas.

En 1960 fundó su propia discográfica, Reprise, con la que ganó fama y dinero como productor de estrellas del rock (Neil Young, Joni Mitchel o el mismísimo Hendrix), con discos propios como «Strangers in the night», «It Was a Very Good Year», «Fly Me to the Moon» o «My Way» y con las grabaciones de fichajes como Count Basie, Quincy Jones y Tom Jobim. La competencia de Capitol, que inundaba el mercado con reediciones de las viejas grabaciones y los inéditos que Sinatra había dejado en la compañía, le obligó a aceptar una oferta de Warner para adquirir Reprise.

A pesar de estos tropiezos sus últimos años fueron de los mejores de su carrera, con conciertos en todo el mundo, grabaciones de éxito, programas de radio y shows de televisión con grandes audiencias, y sus inolvidables canciones de siempre que seguirán recordándolo durante muchos años más.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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